INOPORTUNA EXCRECIÓN




Estaba la pareja en aquel ritual humano cuya práctica es antiquísima. Ella recién había acomodado su aro reluciente en su dedo. Pese a la extrema emoción él introdujo su largo dedo en aquel círculo y sintió un cosquilleo en todo su cuerpo y se estremeció al pensar en esa hermosa mujer quien le entregaba aquella minúscula redondez sería para siempre su compañera.

Una humedad bendita los alcanzó a los dos, en el clímax de la situación el hombre sintió una sensación de excretar algo que le nacía desde muy dentro. Trató de contenerla, no era el momento de arrojar aquello, menos ahora cuando se imponía darle un beso a su pareja, quien al darse cuenta de la situación y ante el peligro contenido en aquel líquido intentó apartarse de prisa.

El hombre inhaló una gran cantidad de aire. Los músculos abdominales hicieron su parte, el diafragma aumentó la presión en los pulmones. Mientras los músculos de la faringe se le abrían y cerraban y no pudo más… “aquello” salió disparado para terminar en la cara de la mujer.

¡Fue un gran e inoportuno estornudo! Que le dio el toque humorístico a aquella boda.