| Año 2000. Amores de la huerta valenciana y Mediterraneo              
 MARES INTERIORES
 
 
 
 En la intimidad del mundo,
 en medio de la tierra,
 los naranjos cubren el techo de estrellas,
 te miro a los ojos, las veo a ellas.
 
 
 Noche de naranjos y besos presurosos,
 a quien el tiempo atosiga como una daga,
 fugaces relámpagos rasgan el cielo,
 y entrometidos faros de coches lejanos aúllan sobresaltos,
 te muestran a mi deseoso y sereno,
 ¡como te amo!
 la oscuridad me hace sentirte en la yema de los dedos.
 
 
 ¡Ay marinero!
 como derrochas jazmines y brisas,
 juegas con  cartas marcadas
 cielo, tierra y mar se hacen cómplices
 de este amor que tú dominas,
 yo apenas si me sostengo,
 a tu lujuriosa curiosidad me entrego.
 
 
 Toda la huerta exuda placer
 prende en nosotros la mecha,
 pólvora amorosa que estalla y brilla en la noche
 flor de la naturaleza.
 
 Murmuran las hojas escandalizadas,
 escondidas como ojos de gato :
 "Ella lo adora,
 le toca, le roba...él se enamora.
 Ella es su alimento,
 le mantiene joven, por fuera, por dentro...
 él le arrebata el entendimiento"
 
 El aire de la noche me embriaga de ti,
 hombre de esta hermosa tierra
 que tanto amas y a mi me muestras,
 en esta borrachera loca, surge furiosa mi pasión descontrolada,
 a duras penas sofocamos tanto beso reprimido y ahora compensado.
 
 El tiempo corre, llega el alba,
 derriten las brumas matinales mi deseo
 hueles a macho que me haita,
 a empuje y sudor...
 paz  que habita.
 
 Cómo retumban en mis oídos tus susurros
 cómo me desmaya,
 encontraron mis olas la orilla que les colma,
 encontró  mi boca el pozo que le sacia.
 
 
 ¡Ay marinero de crepúsculos rojos!
 azotas mis playas ahondando aún más en mis acantilados.
 
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