La vida de Roberto Amendola Gutierrez fue una larga cadena de triunfos. La primera vez que lo vi, llovía y casi ni veía su ancha figura debajo del paraguas, sus piernas cortas y musculosas y sus pies anchos, insensibles corrían para no mojarse.
_Mucho gusto me dijo_ mas con enfado en sus ojos que cordialidad en su mano, porque yo ya había puesto el pie en su santuario. Esta era una vieja habitación, gastada las paredes, ajado el colchón con pulgas, húmedo, sucio y alquilado a fuerza de ilícitos negocios previos.
Los pensamientos de Roberto Amendola Gutierrez se pueden resumir de forma sencilla.
"Tanto tienes, tanto vales".
"No te dejes pisar nunca ni siquiera en el subte". "No halagues a nadie, porque nadie se lo merece, más que aquel que escala posiciones en la vida y tiene poderío y status y mujeres y audis, yates veleros y una quinta en Pacheco".
Les presento, entonces a mi suegro.