Para los que están, para los que se fueron.
Para los tímidos, para los que destacan.
Para ella, para él, para todos...
.- Para fernalia, para fernalio.- dijo Juan imitando el tono argentino de la voz del anuncio y provocando la sonrisa fácil y medio forzada de Esla.

Este fue el momento en el que ella, la que parecía su alma gemela, decidió que aquel payaso de mirada pícara no pasaría de ser un divertido juego de evasión, con el que pasaría alguna que otra más noche más de risas, jadeos y caricias, con sus mañanas de desayunos, abrazos y cosquillas, y su eterno “ya nos veremos”.

Esa fue la sentencia que emitió sin permiso la conciencia de la que quiere “algo más”.