| Deje a mis antiguas amantes,no fue precipitado,
 sus rostros se difuminaron con el tiempo,
 … las palabras oxidaron la pasión.
 
 Deje de hablar lo de siempre en los mismos rincones,
 deje de comentar la suerte de los amantes de mis amantes,
 de sus hijos y sus caprichos,
 de sus parejas y esposos torcidos por la rutina,
 salí de esa fiesta privada antes de una intervención fatal.
 
 Las deje porque las ame,
 y ellas en algún momento a mí.
 
 Me guardo los secretos compartidos,
 la intimidad arriesgada,
 las opiniones radicales al son del vino y el sexo,
 porque nos acostumbramos al hermetismo de los rituales,
 a ver al resto desde una atalaya imposible,
 a reírnos de lo normal que jamás convenció,
 … llorar ridículas promesas.
 
 Las dejo… en fin,
 quizás para un recambio de sentimientos,
 un reemplazo de superficies nuevas…
 otros  encuentros de miradas desafiantes,
 o simplemente por el tedio absurdo de esto que nos rodea.
 
 … Ir por más,
 el viaje continua.
 
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