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Inicio / Cuenteros Locales / cjvr / Un típico día en la vida de un universitario

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Estaba agotado, cansado y agobiado. Lo primero que hice al entrar en mi casa fue tirar mi mochila lo más lejos que pude, no la quería ni ver. Fui directo a mi cuarto y me tumbé en la cama.
-Dios –dije lanzando un hondo suspiro-, ya no puedo con esto.
Y era cierto. Este ciclo de la Universidad había sido uno de los peores que había vivido… si en una semana no teníamos un parcial teníamos una investigación, y si no teníamos una investigación teníamos un parcial.
¡Era sofocante! Mi cuerpo no se había logrado adaptar a tal sistema. Estaba al borde de la locura. Cada día que pasaba sentía que mi mente se iba desgastando más y más. Y no lo niego, en varias ocasiones me han entrado ganas de suicidarme.
¡Cómo quisiera tomar mi maldito estudio y mandarlo al demonio! ¡Quitar esa maldita carga de mi vida y darle a mi cuerpo el descanso que se merece por seguir funcionando…! Pero no puedo darme ese tentador lujo. No cuando estás becado y no quieres decepcionar a tus padres, que se han esforzado tanto para tenerte donde estás. No sería justo. Lancé un enorme bostezo. Poco a poco el sueño se fue apoderando de mis ojos. Al principio trataba de resistirlo e intentaba mantenerme despierto. Sin embargo, al pasar los minutos, mi resistencia iba cediendo ante tal poderoso adversario y finalmente sucumbí ante el quedando profundamente dormido. Antes de cerrar definitivamente los ojos vi la hora en el despertador: 8:00 PM…
-¡Ring! ¡Ring!
Abrí mis ojos de repente. El sonido de mi celular me había despertado.
-Maldita sea –pensé- ¿quién podría llamarme a esta hora?
Con el sueño pegado aún en mis ojos busqué el celular en mi pantalón. Froté mis ojos para ver quien llamaba. Era Dominic, uno de mis compañeros de grupo del trabajo de investigación de esta semana. Gruñí del enojo.
-Hola –dije tratando de hacerle sentir mi mal humor.
-Hola Fred. Soy yo, Dominic.
-Si, ya me di cuenta.
-Escucha, necesito que termines el trabajo de investigación.
-¿Qué, yo solo? ¡Pero si es para mañana! ¿Estás loco?
-Vamos, relájate. El trabajo está casi completo. Sollo necesito que lo revises y le agregues un par de cosas más. No es la gran cosa. ¿Cuento contigo?
Suspiré.
-Está bien.
-¡Genial, ese es mi amigo! Ya te mandé el archivo a tu Facebook.
-Si, si, como digas.
-Vale, entonces hasta mañana.
-Hasta mañana.
Dominic colgó y yo me senté en mi cama.
-Genial… ahora resulta que debo terminar el trabajo… ¡lo que me faltaba! Por lo menos ya está casi completo y solo hay que agregarle un par de cosas solamente… no creo que me lleve toda la noche.
Vi la hora. Eran las 9:30 PM. Apenas había podido descansar una hora y media. Me dirigí al escritorio de mi cuarto y encendí la computadora. Bostecé varias veces mientras se cargaba. Lo único que quería era acabar esa idiotez para volver a la cama y descansar.
Ingresé a mi cuenta de Facebook y descargué el archivo. Lo abrí para revisarlo. Una ira indescriptible se apoderó de mí. Era tal que hacía estremecer y temblar todo mi cuerpo.
-¡Maldita sea! –Grité totalmente fuera de mí- ¡estos pinches idiotas no han hecho más que la estúpida carátula!
Los maldije y remaldije con todas las palabras habidas y por haber. Estaba realmente frustrado y furioso. Cuando terminé con mi no pequeña rabieta caí de nuevo en la realidad. Tenía que terminar en una noche todo el trabajo de un mes entero (que por cierto valía el 30% de la nota final). Golpeé el escritorio como señal de fastidio.
Las horas pasaban y para las 12:00 AM apenas había hecho 8 páginas (de 40). Eso se debía a que constantemente tenía que estar mirando y revisando la ortografía, adecuando los márgenes, la sangría, el interlineado, el tipo de letra, los pie de páginas, los encabezados… ¡un puñado de ridiculeces! Todo porque el licenciado de la materia quería el trabajo “perfecto”, sin ningún tipo de error por mínimo que fuera.
-“Si se les olvida algo, aunque sea un punto –nos decía-, ¡cero!
(Tonto perfeccionista, como si el nunca se equivocara).
Continué con mi trabajo, tratando que el sueño no se apoderara de mí. Mis ojos estaban rojos por estar clavado tanto tiempo frente al monitor. Eran cerca de las 3:00 AM. Ya llevaba medio trabajo completado. Aunque una parte de mi estaba feliz de eso, otra parte estaba airada contra mis compañeros de grupo.
En todas las investigaciones anteriores me habían hecho lo mismo; ¡pinches idiotas! Siempre me escogían a mi a la hora de hacer los grupos. Y aunque yo me negara en un primer momento, lo cierto es que al final siempre me terminaba yendo con ellos, ¿por qué? Porque cuando trataba de meterme en los otros grupos siempre me decían que ya estaban completos. Y yo, con la cabeza agachada, regresaba con ellos.
Se hicieron las 4:00 AM. Ya no aguantaba el sueño. Las enormes ojeras que tenía eran prueba de ello. Ya llevaba 30 páginas. Solo me faltaban 10 más. Mis ojos estaban agotados. De vez en cuando permanecían cerrados, pero inmediatamente reaccionaba y me abofeteaba la cara.
Mi desgaste mental era tal que tenía que frotarme los ojos y pispilear rápido porque veía que el teclado se alejaba de mi cuando quería tocarlo. Empezaba a ver doble el monitor y el Mouse y mis manos no reaccionaban a las órdenes de mi cerebro, quedando inmóviles, como si sufriera de parálisis.
Por fin, luego de batallar con todos estos problemas terminé el trabajo. Suspiré aliviado. Esbocé una pequeña sonrisa. Lo que parecía imposible… ¡fue cumplido! Di un enorme bostezo. No quería ver la hora. Lo único que quería era darle una revisión rápida a lo que había hecho, ajustar un par de cosillas y tratar de dormir (aunque fuera un ratito).
-Bueno… bien, bien… hasta ahora todo bien… Si, si… ¡genial!
Estaba satisfecho. Todo estaba hecho. Y lo más importante… ¡Por fin podría dormir!
Ya estaba a punto de cerrar y guardar el archivo, cuando me percaté que no había revisado la carátula.
-Bueno… es la carátula… no creo que haya mucho que revisar.
La revisé. Mi alegría desapareció por completo y la ira y el enojo se apoderaron de mí.
-¡Oh, pero que basura tío! –Gruñí-, ¡estos idiotas tuvieron el descaro de no incluir mi nombre!
Golpeé furioso el escritorio mientras profería muchas palabras en su contra (en otras palabras, los insulté hasta hartarme).
Me entraron ganas de borrarlos del trabajo y no incluirlos, pero luego recordé que el Licenciado había prohibido hacer eso.
-“Tienen que estar todos los nombres –dijo. Si tratan de cambiar los miembros que me entregaron o borrarlos… ¡Cero!”
Eso me enfureció más todavía. Tuve que contener la rabia que sentía por dentro mientras colocaba mi nombre.
-Listo, ahora solo enter… ¡OH no puede ser!
Vi como las 40 páginas se volvían 41.
-¡Debes estar bromeando!
Poner mi nombre en la carátula había desconfigurado todo el trabajo.
¡Esos idiotas! ¡Ni siquiera habían dejado un pinche espacio para mi nombre! ¡Desgraciados!
Mis ojos se pusieron llorosos y al poco tiempo me encontraba llorando sobre el escritorio; ¡esto ya era el colmo!
Como pude traté de contener las lágrimas para terminar esta ridiculez. Borré mi nombre y reduje la letra (aunque el Licenciado había dado los parámetros y no seguirlos significaría una reducción en la nota, pero para este punto ya me valía madres lo que pasara). Luego di guardar y lo mandé a la memoria.
-Por fin –me dije-, por fin terminé.
No vi la hora y me tiré directo a la cama.
-Ah, bueno, al menos podré descansar un momento…
Hubo un lapso de unos 2 segundos de silencio.
¡Pi, pi, pi!
Abrí los ojos de golpe. Era la alarma del despertador. Significaba que ya eran las 6:00 AM. Tenía una hora para llegar a la universidad. Me senté en la cama a la orilla.
-Maldita sea –me dije con las manos en el rostro. Mientras tanto, la alarma del despertador seguía sonando. Eso me encolerizó más y tomé la almohada. La tiré contra el reloj para callarlo.
-¡Maldición! –exclamé. Con la poca fuerza que me quedaba me levanté y fui a darme una ducha (aunque sabía que eso no cambiaría el aspecto de zombie que tenía en el rostro).
Me duché, me cambié, arreglé mi mochila, tomé la memoria con el trabajo y me fui a la universidad, donde mis compañeros de grupo me estarían esperando solo para poner su firma y llevarse el crédito por el trabajo que yo había hecho.

FIN

Texto agregado el 09-08-2016, y leído por 89 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
09-08-2016 Consigues el objetivo de transmitir al lector la angustia del personaje. Me gustó. mialmaserena
09-08-2016 Un relato demasiado lineal para mi gusto seroma2
 
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