Dedicado a Eva, Julia, Sofía y Leyre, que dicen que les gustan mis paranoias

***

Al montar en el metro, Marie y yo no sentamos cerca de la puerta de salida.
-Tenemos que apearnos dentro de dos paradas, ¿para qué vamos a estar más lejos? -me dice Marie.
-Tienes razón, petite, tienes mucha razón -la contesto.

"Parece que esa no era la contestación adecuada... ¡Mira como te observa ahora!"

Ciertamente, Marie me mira un poco con mirada incrédula, como si nunca hubiera escuchado aquellas palabras.
-Michel -me dice-, nuca te comportaste así antes. ¿Por qué estás tan educado conmigo?
-Porque he cambiado -la contesté. "¡Pedazo de frase comodín!"

Mientras hablamos de la fiesta a la que vamos, por el altavoz resuena el nombra de una estación. Es tan difícil de oír que ni siquiera lo entiendo.
-Es aquí, Michel -me dice Marie con una sonrisa.
-Pues bajemos ¿no?

Marie me vuelve a dar la manos y comenzamos a andar. Estoy un poco perdido la verdad, pero es como si ya hubiera estado aquí antes. Nos paramos ante un portal, bastante amplio y entramos. Subimos en el ascensor hasta la octava planta, nos apeamos y llamamos a la puerta. Nos abre otra persona que no es Alice... Ni siquiera es una chica.

-Michel, mon ami -me dice mientras me da un fuerte golpe en la espalda-, pensé que no te volvería a ver. ¿Te vienes a 'meter fichas'? -añadió.
-Lo siento, er.... -"Si no me acuerdo de su nombre, ¿para qué le digo nada?"-. Tío, esta noche me gustaría estar con Marie. Ya meteremos fichas otro día.

Tanto el chico como Marie se sorprendieron ("Parece ser que este pibe nunca se quedaba con su chica en las fiestas, y se iba a tontear por ahí..."), y Marie me coge de la mano y me lleva a la improvisada pista de baile, que antes (intuyo) pudo haber sido un salón-comedor. Bailamos sin cesar, hasta que ponen una canción lenta; Marie mira alrededor de nosotros y su mirada se encuentra con la de una chica rubia.
-Le dije a Alice que si bailábamos los dos, que pusiera esta canción -me explica Marie.
-Me parece bien que hayas hecho eso -la contesto-. Si así eres feliz...

Comenzamos a bailar, y ella se aferraba a mí cada vez más. Hasta que, al final de la canción, sus labios se aproximaron a los mío y...

***

Me incorporo rápidamente de mi cama; miro el reloj: Las 8:25 am. Hago una visualización rápida de la habitación: Es mi habitación, la de siempre, en León. "Tengo que ir al instituto."
Tras acicalarme, coger dinero para el almuerzo y la mochila, me doy cuenta de que me he dormido con la música puesta. Apago la minicadena y me marcho.

"¡Espera! ¿Qué música estaba puesta?"