Amarte era simple,
bebía de tu cuerpo la infusión del amor,
jugaba a descubrirte
y frente a tu inquisición
me terminè descubriendo yo
¡y te lo digo en primera persona , corazón!

Amarte era un oficio noble y honrado,
mis pasiones consumadas por el tiempo
se recostaron a tu lado
para abrigar a tu Ser en la infinitud de un abrazo.


Percibe mi sentir,
no te pediré que no me desampares
porque me entregarè a los impulsos
de un corazón enamorado.

Cambiaste mi pasado
por un ovillo de pájaros,
que tronaron de agitación
entre la cárcel de mis manos.

Cambiaste mi tristeza
por la humilde humanidad
que fortalece nuestra esencia
y por ella,
espantè como una guerrera espartana
la fatalidad de una vida ingrata.

Amarte fue un regalo de Dios,
de cualquier Dios que te represente,
de cualquier demonio
que intentò hacer de este amor
una confusión permanente.

Amarte fue lo mejor de mi vida,
¡mirà que jamás digo mentiras!,
me reconstruí desde las heridas,
me vestí de claveles y orquídeas
y humedecí la piel
con el rocío de una noche fría
e hice de vos una genuina caricia.