Los árboles en mi presente
Liberan aterciopeladas multifragancias
Que ungen de un nuevo color la memoria de mi sombra
El aroma opaco intenta desvanecerse
Se activa la musculatura de mis palabras
Su elongación alcanza tristezas en pausa
Donde habitan anacaradas carencias de vocablos primigenios.

Hoy casi lloré al acercarse
Una mujer mayor a vender humildes mercancías de baratas golosinas
Al rosar su mano de huesos ateridos
Mis monedas fueron entregadas como queriendo decirle por favor que llegue a ti la felicidad y la abundancia
Sabiendo que es un deseo perdido.

Luego vuelvo a mi río vacío
En el que nunca han dejado de correr las palabras no dichas
Las precisas y deseadas
Las que debieron cobijar y fortalecer
Las que fueron a sabiendas negadas
Amparadas en rigores formativos
Las que emprenderán el viaje de regreso nuevas y sin uso.

jdp