TREN DE LAS 12 A BLAQUIER
El sol caía a baldazos sobre los hombres que jugaban a las bochas, en la cortada que moría en la estación. El rito de la siesta no contaba cuando llegaba el tren de Buenos Aires, “ íbamos al tren”, era más sagrado que ir a misa, en ese pueblo donde nunca pasó nada. El juego era solo un pasatiempo para acortar la espera.
En la oficina del jefe, el telegrafista, daba el último parte.
.- Recién sale de Germania, Jefe, hay para dos horas largas, si es que llega. Viene con problemas en la caldera…
El jefe, miró el reloj, se sacó la gorra, se secó el sudor de la frente.
.- Ya vuelvo – Dijo y enfiló para el boliche. Cuando pasó junto a los bocheros, les dio la noticia.
.- Con los ingleses, llegaban siempre a horario. Lo chancearon, aludiendo a sus ideas peronistas.
.- Viva Perón carajo!...Les gritó sin mirarlos.
En el bar, una veintena de hombres, mataban el tiempo entre envidos, trucos y retrucos. Se acercó al mostrador, colgó la gorra en el respaldo de una silla, y pidió una naranjina.
.- Con ferné hasta el cogollo. Acotó.
.- Se va a mamar, Jefe?...Chacoteó el cantinero.
Sonrió callado, tomó la botella, la gorra y salió a la vereda, a la sombra del único paraíso que quedaba libre. Paneó la calle larga, por la derecha, levantando polvareda, la cachila del Sordo se sumó a la escena. El Moncho lo hizo por la izquierda montado en bicicleta.
.- A qué hora llega el tren, Mariano?...Le preguntaron casi al unísono. Hay para dos horas, si llega… le había dicho el ayudante, miró el reloj y dijo.
.- A eso de las tres y sin apuro.
.- A las tres?...Entonces me vuelvo pa´ las casas.- Dijo el Sordo, y dirigiéndose al Moncho.
.- Vamos Moncho?...Tomamos unos mate y volvemos…Dale, subí la bicicleta a la chata que te llevo.
Y se fueron. El Jefe también volvió a la estación, cuando entró a la oficina encontró al telegrafista como una momia amortajado de tiras de papel que decían: .- ..-.. - -.. .-. .- -.. -. … -- .-.- -..- …- - -....……………………………………….- .- - -……………- - - - -………..
Él era el único que sabía morse.