Miércoles.
Desperté...para siempre. El velo se ha roto y por fin he podido ver un mundo distinto al acostumbrado. La mirada recién estrenada, limpia, doliente y a la vez esperanzada. Anhelando que un día estos mismos ojos puedan contemplar una rosa sin espinas.
Deseo que la vida sea una partida en la que nadie gana ni pierda sino que se juegue por el simple hecho de pasarlo bien, del puro desfruté. Nuestros mundos se complementan y las fichas se mueven por el tablero a un ritmo frenético, al igual que nuestra vida en la que casi no nos damos un respiro.
Salgo a la calle, necesito tomar aire, que mi piel absorba la luz sin límites. Veo a unos niños jugando a las chapas y me devuelve la imagen olvidada, el tiempo de la niñez perdida que de pronto se convierte en presente y golpea nuestra memoria.
Jueves.
Quiero unos ojos limpios, libres de conceptos e ideas preconcebidas, deseo una mirada optimista e inocente, como la de aquel hombre que se sintió a salvo flotando en un pétalo de rosa. Pobre infeliz y sin embargo le envidió.
Un día de repente perdí la inocencia, se fue entre los golpes de la vida, alguien quemó la mecha donde prendió cualquier resto de candor. Los niños me devuelven a ese mundo perdido que un día también fue mío. Me ha salvado su risa que aún resuena en mi alma y de pronto salta de alegría. En el mismo lugar dónde nacen las sonrisas rotas y los sueños olvidados.
Camino por una senda nueva, fuera de la sombra, apartada de la locura. Demencia final de un mundo agonizante que poco a poco devora a sus hijos. El alma acorralada soportando la brutal injusticia que el la ley del más fuerte: el tigre que la hiere y el tigre disfrazado de paloma.
Viernes.
Y tras la partida de ajedrez; el cine, película de buenos y malos, o tal vez de ricos y pobres. De romanos o de indios y vaqueros, quizás de héroes o villanos o puede que otra de miedo y terror. ¿Hasta cuándo? ¿Alguna vez haremos algo nuevo? Un film dónde no halla vencedores y vencidos. Blanco o negro, repetición incansable de una humanidad que continuamente se repite.
Puede que un día triunfe la justicia. ¡ Apoteosis de bondad! ¡ Sollozos de ternura! Ese es mi sueño. El anhelo profundo de ese niño perdido que vaga entre las fauces de un mundo que se derrumba y que lucha por salir de este abismo en que nos hemos encerrado.
No es cierto, el mundo es libre, los encerrados somos nosotros. La cárcel es ficticia y el carcelero es la avaricia.
Estamos enseñando a rugir a los violines, a blasfemar a los ángeles...
Sábado.
Aún así siempre habrá playas donde tumbarse y mirar al cielo. El sol sigue ahí contemplándonos y seguro que se divierte con nuestra torpeza. Con ese ir y venir por una rueda que no para de girar y que no va a ninguna parte.
Hemos llegado muy lejos, nada menos que a la luna, pero no somos capaces de impedir que los niños mueran de hambre. Y aún así es hermoso vivir. Disfrutar de otros ojos que te miran y comprenden a pesar de todo; la grandeza de estar vivos.
Y después cena familiar, sopa, huevos, peras de agua y sobremesa con vistas al futuro.
Quizá algún día en cualquier momento el hombre pueda vivir feliz...dormir tranquilo. Alcanzar esa paz tan deseada y que siempre se nos escapa entre los dedos.
¿A quién le extraña que alguien que un día sueñe todo esto como si tal cosa?
Domingo.
Nadie multiplica los panes y los peces, el hambre convidada en la mesa de los pobres, eternamente, sin pausa. Puede que alguien se escapé de este destino, quizá un golpe de suerte le de la posibilidad de estar al otro lado, pero la injusticia es mucha, tiene todo el poder y rige la ley del más fuerte.
Necesito salir de este mundo absurdo y violento, tan ajeno a nuestra voluntad y naturaleza. Si ya se que el hombre es un lobo para el hombre, esa absurda criatura que puede que un día resucite y muerda la conciencia porque no hay más remedio, porque no hay resquicio por donde entre una estrella.
La mesa está puesta y hay un plato de lentejas. damos gracias, un día más los peones tenemos algo que llevarnos a la boca.
Lunes.
Termina la partida. Jaque mate. No busques al rey, se encerró en la torre enemiga a descansar de tanta soberbia. La dama blanca le cuida mientras la reina huye a lomos de un caballo negro harta de tantos engaños y mentiras.
Los peones a punto de saltar, juntos los blancos y los negros, quieren que acabé ya está puta partida que durante siglos nos mantiene en un combate de sangre.
Vamos a celebrar la victoria, a saborear el vino. Victoria de los hombres, del imperio,de la amistar y el apacible goce de la vida...
Bebamos. Aunque venga la sangre mezclada con el vino, bebamos por el rey abatido. ¡Brindemos por el hombre. Algún día lo resucitaremos!
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