NOCHE DE BODAS

El mayor acontecimiento social del año, la boda de la hija única del riquísimo industrial, don Atanasio, sucede en la hermosa, risueña y cristera ciudad del centro de la República Mexicana.
La ceremonia religiosa de Dulceflor y Ruperto es en la Catedral y presidida por el Señor Obispo, amigo personal de don Atanasio. El guapo novio, ex seminarista y presidente de la asociación de jóvenes católicos de su iglesia, acaba de ser ascendido a gerente en una de las industrias de su suegro.
La recepción es en la sala de recepciones del elegante Hotel Marriot, el mejor de ciudad. Las mejores viandas y los selectos caldos hacen las delicias de los asistentes, lo más granado de la sociedad.

La noche es hermosa en Cancún y en la elegante suite matrimonial del más caro hotel de la ciudad, la feliz pareja se dispone a gozar del himeneo en su noche de bodas. Antes de iniciar las acciones el novio con voz engolada la pregunta a su amada:
—Dulceflor, ¿eres virgen?
La joven sorprendida le responde:
—¡Qué! ¿Me vas a rezar o me vas a follar?