Hoy te desenterré un momento,
Al lado del septo de la rosa,
Bajo la sombra del cadavérico abeto,
Para conversar de nuestro tiempo muertos.
El viento enmudece mi voz y calma la mar,
"¿Cómo llegamos a donde estamos ahora?
¿Es que acaso nuestro destino es la felicidad falaz?"
Esa cercanía, esa intimidad compartida,
Se perdió entre los picarones y las letanías,
Entre el tiempo y las perdidas,
Entre las cervezas, las poesías y la resaca maldita.
Esta noche, después de muchos meses,
Te desperté a las tres de la mañana,
Parecías resentida y las pesadillas te dolían,
Y aunque todo este tiempo estabas dormida,
Mi insomnio protegía tu recuerdo
De los monstruos y criaturas,
Que separaban nuestros dedos.
Esta noche y todas las tuyas,
Estás resentida,
Por entrar en tus sueños,
Y volverlas pesadillas.
Esta noche, entre el centeno,
Entre nuestros diálogos fallidos,
Y nuestro tiempo fundido,
Te quiero despertar.
Poco he resuelto,
Mucho he perdido,
Me bastaría con verte y ver cuánto has dormido,
Cuánto has cambiado, qué tanto has vivido.
Ahora me siento mejor,
Menos destruido,
Más como recuerdas en los viajes,
Y menos como en los parques.
¡Oye, despierta!
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