Me gusta el agua entre mis manos
Me gusta el olor a tierra mojada
Me gustan las tormentas
Me gustan los besos
y el atardecer rojo
Me gusta la música
Me gusta el pan casero
Me gustan los abrazos dados y recibidos
Me gusta mirar a mis hijos cuando despiertan
Me gusta la alegría de los niños
Me gusta hablar con las personas y escuchar sus historias
Me gusta dormir
Me gusta remolonear
Me gusta no hacer ni pensar
Me gusta la inspiración
Me gusta la inquietud de crear algo que aún no sé
Me gusta soñar
Me gusta ir a lugares que no conozco
Me gustan los senderos
Me gustan los árboles
Me gustan las huertas
Me gusta la fruta y la verdura
Me gusta perdonar
Me gusta aprender
Me gustan los helados


La lista puede seguir, como me gusta la vida, me gusta la verdad, o desahogarme con el llanto. Pero básicamente hacer éste tipo de listados no nos define en lo absoluto. Uno puede cambiar, conforme cambie su existencia y la materia que lo alimenta. Olvidé la mayonesa y los sándwiches de miga! ah, y estar de gusto en la hamaca paraguaya lo más que pueda.