A

Bosques, niebla, llovizna y algún trueno
Casi repentino;
Al instante tú recuerdo como de rayo.
Entre las veredas del bosque hallo.

Tus huellas, al dejar aprisionado
En tierra humedecida.
Así dejas tu amado,
Con la coraza empantanada.

Luego te apareces de la nada,
Como la niebla que brota entre arbustos.
Tu figura se ensalza, impregnada
De roció y musgos.

Tierra al fin somos
Me besas, me abrasas con aroma a mujer
Sahumerio de helechos;
De Jazmín y de flores salvajes, exóticas
Como tu belleza.

Concluyo que todo fue ofuscación,
Cuando te vi marchar en la vereda.
Todo es ahora desilusión.
Que no daría por verte en la senda.

Querida mía.