VEJEZ
La vejez inevitablemente llega y llega así como la noche
el cuerpo que fue un huracán, torna suave como brisa
esos brazos que impulsaban la lancha con los dos remos
solamente hoy son buenos para arrullar los tierno nietos.
Las piernas que en otros días volaban en maratones
necesitan el soporte hoy de bastón o muletas,
aquellos puños que en defensa, narices y labios rompían
hoy por maldita artritis se encuentran desfigurados
y las sólidas rodillas que alegres niños balanceaban
hoy no consiguen doblarse para hincarse en la iglesia,
fuertes pies que en balompié hábiles anotaban goles,
hoy por caminos o senderos se arrastran penosamente
poderosas las espalda levantaban cargas o….damas
sufren hoy fuertes dolores con tan solo enderezarse.
Si ha llegado el momento que ni al sexo se responde
en aquel viril barón que se sentía muy “macho”.
Pero a aquel masculino ser no está totalmente perdido
mientras la mente siga activa produzca pensamientos
se tiene sobrada experiencia y llegan ideas nuevas.
Los ojos pueden gozar de esplendor que los rodea
y lo oídos disfrutan de valses, tangos, óperas y zarzuelas,
si el aroma de jazmines, rosas (o viandas) nos exalta
o si el ritmo de una bella al caminar nos ‘anima’
en la forma en que lo hacía en los días ya pasados.
Si de un ‘asti spumante’ disfrutamos, o quizás una cerveza.
Si con cariño deslizamos los dedos por la cabellera
de ancianas esposas o nuestras aún jóvenes hijas
o rizos de lindas nietecitas que responden con un:
¡Hola tata, que alegre que hayas venido! Y nos besan en la frente.

El cuerpo se ha tornado endeble, mas seguimos hacia el frente
disfrutando de la vida y nuestra querida familia.