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EL NARCO
Nunca imagine que una persona tan elegante y distinguida podía ser un narco, el llego al Club, donde yo trabajaba bailando en el caño, como tantos hombres solos que se entretienen mirando o buscando algo más que eso, me llamo la atención se ropa de marca, y su perfume, su fragancia sobresalía de todos los demás, podía ubicarlo con los ojos cerrados por eso, sus propinas eran siempre las mas generosas, y luego de dos o tres noches de verlo entre el público, me dirigió la palabra, diciendo esta noche te espero a la salida, y nada más, son tantos los que dicen lo mismo que pronto lo olvide.
Esa noche al salir, alguien me tomo del brazo y haciéndome señas de silencio me dijo, el jefe quiere verte, y casi a la rastra me llevo hasta una hermosa VAN 4x4 negra con vidrios polarizados. Allí estaba el sentado al lado del chofer, abrió la puerta trasera me hizo subir y se sentó junto a mi. El vehículo se puso en marca y vi que dos autos casi idénticos nos escoltaban, te llevo hasta tu casa dijo, son varias cuadras de aquí, comencé a decirle y me interrumpió, se donde vives, conozco tu departamento, es un lugar seguro, asombrada y temerosa le pregunte ¿Quién eres?, sorprendido me dijo ¿Acaso no lo sabes? , soy Pedro Olivares el jefe del cartel local, me fije bien y vi que a su lado , al alcance de su mano tenía una pistola ametralladora UZI, lo mismo que su chofer, comencé a temblar, su fama de cruel y despiadado había llegado a mis oídos, eran muchas las historias que circulaban sobre él, una más terrible que otra.
Llegamos y y les hizo una seña a los otros autos , de que siguieran y el nuestro quedo estacionado frente a mi casa, me tomo del brazo y subimos por la escalera hasta el primer piso, el chofer venia con nosotros, saco una llave y entro tenía el arma en la mano, prendió la luz, inspecciono todos los ambientes y hizo seña para que entráramos y bajo nuevamente, dejándonos solos. ¿Qué quieres de mi pregunte? Aunque ya sabía la respuesta, todo dijo, y comenzó a sacarme la ropa mientas me llevaba hacia el dormitorio, veía a través del espejo lo que ocurría y me parecía estar viendo una película, me despojo de todas mis prendas y las acomodo en un taburete, y comenzó a hacer lo mismo con las suyas, con parsimonia, y mucha prolijidad, en lo primero que me fije fue en su sexo, enorme aun flácido, vi una cicatrices a la altura de sus tetillas y otra, mas reciente cerca de la ingle, tenía un cuerpo de deportista, aunque una incipiente pancita comenzaba a insinuarse, su color natural de piel semejaba un bronceado total, su pelo negro y rizado , sus ojos color de miel sus pobladas cejas y su mandíbula casi cuadrada, infundían temor, vea también mi cuerpo esbelto, mis pechos firmes, mis amplias caderas y mi sexo depilado que mis manos intentaban cubrir, mi rostro asustados, mis ojos azules y mi pelo rubio, el me tomo de la mano y me sentó a su lado en la enorme cama, mientras me decía, me gustaste desde la primera vez que te vi, y lo que me gusta lo tomo, por las buenas o las malas de ti depende, y comenzó a acariciar mis pechos con sus cálidas manos, mientras su boca recorría mi cuello, los lóbulos de mis orejas, introduciendo su lengua en ellas, busco mi boca y sus besos, primeros suaves, se fueron volviendo cada vez más violentos, su lengua buscaba la mía, y sin proponérmelo comencé a responderle apasionadamente, caímos abrazados en la cama y su boca y su lengua dejaban un camino de saliva mientras bajaban, primero hasta mi ombligo, que recibió muchas atenciones y luego hasta mi sexo, que inexplicablemente estaba húmedo y cálido, su lengua abrió mis labios vaginales y se enloqueció al introducirse en mi, subía, bajaba, entraba y salia, buscaba mi clítoris endurecido, lo lamia, primero lentamente, luego cada vez más rápido, metió su dedo dentro y buscaba mi sensible punto G. yo a esa altura, gemía y suspiraba fuertemente, mi cuerpo se arqueaba y subía hasta su boca, mis manos se aferraban a su cabellos, empujando su cabeza hacia mi concha, cuando metió otro de sus dedos en mi ano, no puede contenerme más y entre fuertes temblores tuve un violento orgasmo que inundo su boca con mis jugos, que chorreaban hacia, mi ano, el abrió mis nalgas y su lengua las recorrió por completo , cuando llego a mi esfínter lo lamio y su lengua endurecida, buscaba introducirse por ahí,
Mi mano aferraba su verga que erecta era descomunal, mientras le gritaba, cojéeme hijo de puta, métemela ya, la quiero adentrooo ahora, sin hacerme caso siguió chupando mi culo y mi concha, , cuando al fin se decido a métemela, su verga me parecía increíble, se abría paso de a poco , la lubricación hacia que semejante cabeza no me causaran dolores, lentamente la metió hasta que sus bolas chocaron con mis nalgas y se quedo quieto allí, mientras yo le pedía más fuerte, dame duro hijo de puta, asiiiii asssiii.
El fue aumentando la velocidad tratando de adaptarse al rito infernal con que yo me movía luego me acometió con todo su ímpetu , mientras decía , lo quieres fuerte y duro perra, , toma, toma putita, y entraba y salía haciéndome gemir, luego mis gemidos se transformaron en gritos ve vengoooo, voy a acabar, no podía creer tanto placer, reía sollozaba y cuando con tres o cuatro violentos sacudones me corri, mi eyaculación parecía que me hubiera orinado, mis jugos chorreaban y mojaban las sabanas y corrían por sus piernas y las mias. Quedamos extenuados, nos abrazamos y nos besábamos ardientemente mientras recobrábamos fuerzas- Esta vez yo tome la iniciativa aferre su miembro, fláccido y comencé a acariciarlo, lentamente fue irguiéndose hasta quedar nuevamente erecto, sus nervios se destacaban nítidamente, me lo lleve a la boca su glande era enorme apenas cabía en ella, -Una vez que estuvo en su máxima erección, lo ensalive bien y lo apunte en dirección a mi culo, lentamente comenzó a entrar, el la saco y volvió a lubricarla, volvió a meterla despacio y llego hasta la mitad, yo me desesperaba, la quería toda adentro, se lo pedía a gritos, métemela desgraciado, la quiero toda adentro ahora, yaaaa , cuando la metió otra vez y se quedo quieto no aguante mas y de un empujón me la introduje hasta el tope, el no se movía, disfrutaba de mi estrecho culito, yo quería más fuerte, más duro, se lo pedía a gritos, el espero a que mi culo estuviera bien dilatado, y comenzó a moverse cada vez más rápido y fuerte, aferrándose a mis tetas , ,pellizcando mis pezones, cuando mis gemidos se transformaron en gritos, el metió dos dedos en mi vagina, moviéndolos violentamente, luego otro, hasta meter su puño dentro y revolver con el mi interior, el placer era tan intenso, que me retorcía, , temblaba, reía, lloraba, no podía controlar mi cuerpo, y el mantenía su ritmo esperando mi orgasmo, que no se hizo esperar y explote ,chorreando su puño y sus brazos con mis abundantes jugos, y entonces el gruñendo y gimiendo acabo dentro de mi llenándome con esperma caliente, dejo su verga dentro de mi hasta que perdió su erección, mientras nos besábamos apasionadamente, luego nos dimos una ducha, el consulto su reloj, y comenzó a vestirse, me dio unas nalgadas como despedida y salió, afuera lo esperaba el chofer, bajaron las escalera y de pronto siento el ruido de disparos y gritos de dolor, desde un auto de color oscuro, tres encapuchados con ametralladores los acribillaron, apenas alcanzaron a desenfundar sus armas, un inmenso charco de sangre se formo donde cayeron.-

Brenda.

Texto agregado el 24-04-2018, y leído por 61 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
25-04-2018 es demasiado largo, de un erotismo muy barato e involuntariamente (?) cómico, redacción y ortografía demasiado descuidados deimos
 
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