Vuelve el verano,
enhebran los jazmines sus faroles
y en una ilusoria primavera
regreso de mi ausencia hasta mis formas
y me encuentro pagana y encendida.
También es cierto, se padece mucho,
a fuerza de vivir uno se muere,
y es tan triste escuchar esas palabras
que en otro tiempo tuvieron sentido,
saludar, por ejemplo
silla, cielo, mesa,
que más quieres de mí,
te he dado todo,
los recuerdos,
la infancia,
la amargura
del olor del tabaco de mis dedos
y los fantasmas torpes que anudaban
su lubrica intención en las paredes
¿quien no ha tenido miedo en el combate?
¿del odio, de la guerra?
Yo,navegante habitual de mis naufragios.