Otro día más de éstos
y pongo en venta mi alma por un beso tuyo
que me devuelva la esencia
que fue siguiendo tus pasos entre el tumulto.

Busco huellas milenarias en el aire
para seguir el amor que quedó en espera
bailando bajo el sol,
jugando entre prados de amapolas y azucenas
como un pequeño gorrión,
cazador de luces y colores
que reflejaba en sus simplezas
la belleza del dolor.

Me hacen falta más noches con vos,
de abrazos, caricias y lenguas
que se contraigan en el hallazgo del sabor,
besos que quedaron parios
entre la distancia y la indiferencia de un Dios.

Se filtra tu recuerdo en mi mente
y el tiempo se detiene para vernos amarnos
sin que la realidad pese entre las manos,
vernos sanando heridas
a pesar de que el remedio causará más daño.

Te soñé toda mi vida
y cuando te tuve conmigo,
reconociéndome en la profundidad de tus ojos de niño
sentí que no había lugar más certero en el mundo
que la seguridad que hallé entre tus brazos,
mi refugio,
mi todo,
mi peregrino.