| Safo nació en Milene, la ciudad más importante de la isla de Lesbos en el mar Egeo, por el año 640 antes de cristo, su familia pertenecía a la aristocracia de Mitilene, su padre se llamó Escamandronino y su madre Kleis, tuvo tres hermanos de los cuales ella menciona preferentemente a Charaxos, cuyo amor por una cortesana de Egipto llamada Dórica, inspiraron a Safo ardiente ira y coléricas coplas, en uno de esos fragmentos Safo se dirige a su hermano echándole en cara su ingratitud y su orgullo, a Dórica se dirige en un fragmento de una sola estrofa que dice:
 Oh Kipris
 Ojalá Dórica te encuentre llena de amargura
 Y no pueda vanagloriarse
 Diciendo por segunda vez
 Que ha partido hacia un amor delicioso.
 
 Pero Safo no es mujer que se deja arrastrar por el rencor, ella misma dice:
 Yo no soy rencorosa
 Tengo el alma candorosa.
 
 Por eso pronto escribe un poema, llena de solicitud y cariño por su hermano:
 
 Oh Kipris y Nereidas
 Haced que mi hermano regrese aquí
 Sano y salvo, que se realice todo lo que su corazón desea
 Que borre las faltas que cometió
 Para que resulten alegría para sus amigos
 Y para sus enemigos pena
 Que quiera honrar a su hermana
 Libre ya de las mortificaciones
 Con que antes, sufriendo el mismo
 Atormentaba mi alma.
 
 Safo se casó con un hombre muy rico y tuvo una hija a la que llamo Kleis como su madre, y dice en uno de sus versos:
 
 Tengo una bonita hija
 Semejante a una florecilla de oro
 Mi querida Kleis
 No la cambiaria por toda la Lidia.
 
 Las luchas políticas en Mitilene no dejaron de afectar a Safo, que según cuenta la tradición fue desterrada, los historiadores no se ponen de acuerdo si fue a Siracusa o Sicilia, según fuentes antiguas que de ella nos hablan, Safo no fue nada bella, pero si era muy simpática, era además de pequeña estatura y morena, dicen que tenía el color de la noche y el temperamento apasionado, sus rasgos espirituales nos son más conocidos gracias a sus versos; hay una gran tradición popular antigua que cuenta que Alceo, el otro gran poeta de Lesbos, compatriota contemporáneo de Safo, estuvo enamorado de la poetisa, esta tradición era conocida por Aristóteles quien la menciona en su obra “retorica” tiene su fundamento en unos versos atribuidos a Alceo, que inspiro a un decorador de vasos antiguos, conservado en Múnich en el que aparece Alceo y Safo, ambos con la lira en la mano, en el que el poeta con la mirada baja le dice a ella:
 
 Quiero decirte algo
 Pero me lo impide la vergüenza
 
 Y ella Safo sonriente y segura de sí contesta:
 
 Si tuvieras solo el deseo de cosas buenas y bellas
 Y si tu lengua no se preparase para decir algo malo
 La vergüenza no velaría tus ojos y hablarías francamente.
 
 Fueron estos versos una declaración de amor real o fue todo únicamente, una creación del pueblo de Lesbos que quiso así unir a sus dos mas grandes poetas, hay mucho campo para las conjeturas, pero lo que si es el dominio de la fantasía es la conocida leyenda, que cuenta que Safo se enamoró apasionadamente de un hombre llamado Faon, y que se suicido desdeñada por el arrojándose de la roca leucate; Faon según los textos antiguos que nos hablan de él, solo era un simple personaje mitológico, el héroe de un cuento popular que contaba que siendo un simple pescador Afrodita le pidió que la hiciera cruzar el mar, cumplido su pedido lo recompenso, convirtiéndolo de ser un viejo a ser nuevamente joven, regalándole también un filtro de amor que lo hacia ser deseado por todas las mujeres, la fantasía popular puso en relación a este personaje con la poetisa e hizo de ella una victima del filtro de Afrodita.
 
 La actividad cultural y educativa de Safo no podía dejar de trascender a su poesía, tan ligada a su persona pertenecen a esta clase:
 
 Yo he enseñado a Heros de Giaros
 La rápida corredora.
 
 Jamás yo pienso
 Existirá una muchacha que vea
 La luz del sol
 Que te iguale en el saber.
 
 Oh Atthis
 Te desagrada ocuparte de mi
 Y te vas donde Andrómeda.
 
 De mayor interés que los versos anteriores son aquellos, que, relacionados con la actividad educativa de la poetisa, nos revela su aprecio por la cultura, entendida como el cultivo de la música y de la poesía, y como ella fundaba el sentimiento de su propio valer y orgullo personal, en un verso nos dice que las musas la han honrado, enseñándole su arte, honor tan alto que le impone el deber de ser feliz y alegre.
 
 No es licito en una casa
 Dedicada al culto de las musas
 Que se oigan las notas de un lamento.
 
 En otro pasaje la poetisa expresa la idea, de que las musas son las que dispensan a los seres, la inmortalidad y lo liberan del olvido.
 
 Al morir yacerás
 Y nadie jamás se acordará de ti
 Pues no tienes parte en las rosas de pieria
 Invisible, en el hades tu alma volara
 Errante entre los oscuros muertos.
 
 Lo primero que llama la atención en los poemas de Safo es su apasionamiento amoroso, cuentan que era una mujer de pasiones amorosas ardientes, este carácter de apasionamiento erótico, lo anotaron ya los antiguos como rasgo esencial en la personalidad y la obra de la poetisa, Horacio entre los latinos nos dice:
 
 Todavía respira el amor
 Todavía vive la llama
 Que la doncella de Eolia
 Confió a las cuerdas de su lira. (odas 4,9)
 
 Entre los Griegos Plutarco:
 
 Safo merece ser considerada entre las musas
 Pronuncia palabras mezcladas con fuego
 Y deja exhalar en sus canciones
 El calor que devora su corazón.  (amatorio 18)
 
 Ella misma con su acostumbrada sinceridad, con ese sabor de confesión que sus versos tienen, nos dice:
 
 Eros ha sacudido mi alma
 Como el viento que en los montes
 Se precipita sobre las encinas.
 
 Ante todo, es el sufrimiento del amor lo que canta en sus poemas, porque el Eros de Safo no es un niño travieso y juguetón, como Anacreonte y los Alejandrinos lo representaron, para Safo “es un provocador de sufrimientos” en un fragmento conservado dice:
 
 Eros que hace languidecer mi cuerpo
 De nuevo me agita
 Creatura irresistible
 Dulce y amarga al mismo tiempo.
 
 Y en la bella oda dirigida a Afrodita, es el sufrimiento el tema amoroso, ella dice:
 
 Tú, oh inmortal Afrodita de brillante trono
 Hija de Zeus, urdidora de astucias
 Yo te imploro
 No quebrantes más mi corazón
 Con sufrimientos y con penas
 Oh soberana, ven aquí
 Si ya otras veces, al oír de lejos mi voz
 Me escuchabas
 Y dejando el palacio de tu padre venias
 Unciendo tu carro de oro
 Hermosos cisnes te conducían rápidos
 Hacia la negra tierra, agitando con frenesí sus alas
 Desde el cielo, a través del éter
 Pronto llegaban
 Entonces tú, oh divina
 Sonriendo con tu rostro inmortal
 Me preguntabas
 Cual era mi nuevo sufrimiento
 Porque de nuevo había clamado hacia ti
 Que era lo que tanto deseaba
 Mi insensato corazón, y me decías
 ¿A quién quieres que yo persuada?
 Qué te acoja en su amor
 ¿Quién te ha hecho daño, Safo?
 Si ahora huye, pronto te seguirá
 Si no recibe tus regalos
 Regalos pronto te ofrecerá
 Si no te quiere, pronto te ha de querer
 Aun contra su voluntad
 Ven ahora también
 Libérame de mis preocupaciones
 Cuanto mi corazón desea que se realice
 Concédemelo, se dé nuevo mi ayuda.
 
 Siempre dentro de la misma idea, nos pinta su turbación, ante la visión del ser amado, ha hecho presa de la poetisa:
 
 Igual a los dioses me parece ser el hombre
 Que sentado frente a ti
 Escucha de cerca tu dulce voz y tu deliciosa risa
 Que ha hecho estremecer mi corazón en mi pecho
 Pues apenas te miro, la voz me falta
 No me obedece la lengua
 Un fuego sutil corre bajo mi piel
 No veo nada con los ojos
 Los oídos me zumban
 El sudor corre por mi cuerpo
 Un estremecimiento me corre toda
 Y me pongo mas verde que la hierba
 Poco me falta para morir.
 
 O bien la lánguida indecisión que ha brotado en su corazón enamorado:
 
 Dulce madre, ya no puedo tejer
 Vencida como estoy por el amor
 Por culpa de la delicada Afrodita.
 
 Safo es de una vida sin complicaciones psicológicas, nada en sus versos nos revela una personalidad exótica o extraña, los sentimientos que ella siente son, sentimientos primarios vividos con vehemencia y variedad, la simplicidad y sencillez de la expresión, el lenguaje de Safo tiene como única finalidad lo natural, expresar un contenido sentimental o una idea o concepto, sus frases son sencillas, sin complicaciones de construcción, por lo general cortas y unidas entre sí, como en este fragmento en que la poetisa ansiosa por expresar su sentimiento no se detiene en buscar palabras:
 
 Has venido, has hecho bien
 Te deseaba,
 Has encendido en mi corazón
 Un deseo que lo devora.
 
 Y otro ante el fondo del cielo estrellado, en una isla del mar Egeo, el tiempo y la vida se deslizan silenciosos, y la poetisa gime sobre su soledad, que nada podrá llenar, pues desea la presencia del ser amado, y con pocas palabras nos pinta la emoción que la embarga:
 
 La luna se ocultó y también las pléyades
 Es ya media noche, el tiempo pasa
 Y yo estoy sola en mi lecho.
 
 Sus versos son una confesión perenne sin hipocresías, ni disimulos, esa sinceridad palpita en todas sus poesías, como esta confidencia pocas veces hecha por una mujer:
 
 Eres mi amigo, y por eso busca una compañera
 Mas joven, pues yo no podría
 Siendo mayor que tú, convivir contigo.
 
 La sinceridad y espontaneidad de Safo, le fueron contraproducentes pues muchos de sus escritos dieron lugar, a cuestionar su sexualidad, creando la leyenda que dio origen al significado sexual de su gentilicio “lesbiana” a causa de la amistad apasionada por algunas de sus alumnas, pero es evidente que la mentalidad Griega juzgo muchas cosas en forma distinta a la nuestra, la lánguida indecisión que ha brotado en su corazón enamorado, la lucha consigo misma:
 
 No se que hacer hay en mi dos almas
 
 Como en otro de sus versos, donde encontramos la confidencia a la amiga querida:
 
 Hace tiempo que yo te amaba, oh Atthis
 Pero entonces tu aun me parecías ser
 Una creatura pequeña y sin gracia.
 
 O como el recuerdo nostálgico de una amiga lejana y la remembranza de los días deliciosos que pasaron:
 
 Cuando vivíamos juntas
 Arignota te estimaba igual que a una diosa
 Y con tu canto era con lo que más gozaba
 Pero ahora resplandeces entre las mujeres de lidia
 Así como la luna de dedos de rosa
 Cuando se esconde el sol
 Eclipsa a las demás estrellas
 Vierte entonces su claridad sobre el mar salado
 Y también sobre los florecidos campos
 El bello rocío se esparce
 Florecen las rosas y las madreselvas delicadas
 Y el loto de miel con todas sus flores
 Pero ella va y viene
 Recordando a la gentil Atthis
 Y por el deseo que la oprime
 Sufre en su tierno corazón
 Con voz aguda nos grita
 Que vayamos donde ella
 Y su voz, que nos es tan conocida
 La noche de mil ecos la repite
 A través del mar y de la tierra.
 
 O el momento de la separación, cuando surge el recuerdo de la felicidad a que ella pone termino:
 
 En verdad quiero morir
 Llorando mucho me dejo y me dijo
 Ah Safo te dejo contra mi voluntad
 Y yo le conteste
 Puedes irte contenta, pero acuérdate de mi
 Pues tu sabes cuan gran afecto te tengo
 Si no, quiero recordarte
 Lo que tal vez hayas olvidado
 Cuan agradable y bella fue la vida
 Que vivimos juntas.
 
 O este fragmento interesante en que tiembla el deseo de morir:
 
 Un deseo me posee de morir
 De ir a ver las riberas del Aqueronte
 Con sus lotos húmedos de rocío.
 
 O este otro pasaje donde la tela juega un papel, donde Safo la aprecia con los ojos de conocedora experta:
 
 Ven, oh Gongila con tu túnica color de leche
 Que el deseo flota alrededor de tu belleza
 La simple vista de tu vestimenta me hace estremecer.
 
 Estos pañuelitos de purpura
 Que Mnasis ha enviado
 Desde Focea, precioso regalo.
 
 También las flores constituyen el elemento central y nos pinta:
 
 Tú, oh Dica
 Entrelazando con tus dedos delicados ramitos de anís
 Colócalos como coronas en tu encantadora cabellera
 Pues los dioses bienaventurados ven con cariño
 A las que se les acercan
 Coronadas con flores
 Y voltean su mirada de quien carece de ellas.
 
 Cuantas coronas de violetas
 De rosas y de azafrán
 Junto conmigo
 Colocabas en tu cabeza
 Cuantas guirnaldas
 En tu cuello delicado
 Hechas con lindas flores.
 
 Sobre las frutas menciona en algunos versos:
 
 Como la manzana dulce se enrojece en lo alto
 De una rama, allá arriba, en la rama más alta
 Los jardineros la olvidaron
 Pero no, no la olvidaron
 Mas no pudieron alcanzarla.
 
 Querido novio, a que te puedo comparar
 A nada mejor, que un flexible junco.
 
 Murmura el agua fresca
 A través de los verdes juncos
 Y del follaje que palpita
 Va bajando deliciosa languidez.
 
 La sensación subjetiva desde luego, de delicadeza que nos dejan los poemas de Safo, se confirman con la observación de los adjetivos que emplea, ternura, suavidad, delicadeza, belleza, son los que predominan, igual confirmación nos dan los juicios de los escritores antiguos sobre el estilo de su poesía; Dionisio de Halicarnaso (Demostenes 40 y composición 23) considera a Safo como típica del estilo acabado (glaphyra) florido (anthera) y decorativo (theatrike) que prefiere la elegancia (to kompson) a la grandeza (tou semnou) y que busca los términos y vocablos mas suaves (leiotata) y delicados (malakotata) preocupándose sobremanera de la musicalidad que la consigue mediante la atinada combinación de las palabras; Demetrio (elocución 132) resalta la gracia que reside en los temas que escoge Safo y se trasmite a todo el poema, el renombre que Safo alcanzo en la antigüedad como poetisa fue enorme, como lo demuestra un epigrama atribuido a Platón quien dice de ella:
 
 Algunos afirman que hay nueve musas
 Es un error
 Recuerden a Safo es la décima. (antología palatina)
 
 Antipater en otro epigrama de la antología palatina, dice en tono elogioso, poniendo los siguientes versos en boca de ella:
 
 Mi nombre es Safo, mis cantos
 Sobrepasan los cantos de las demás mujeres
 Como los de Homero el de los hombres.
 
 Entre los latinos Ovidio le hizo decir:
 
 Soy pequeña, pero tengo un nombre
 Que llena toda la tierra (epístolas 15,31)
 
 Lo que se percibe en Safo en primer lugar es su propio yo, sus sentimientos, su vida interior, no es el mito ni la leyenda heroica, ni el cuento popular, lo que le interesa es su propio e intimo ser en su múltiple actividad psicológica, aquí radica el merito no solo de Safo sino de la lírica eólica en general, el haber descubierto y valorado al individuo como tal, efectivamente en Alceo y Safo, es el individuo y su intima actividad lo que pasa a primer plano, aporte de primera importancia no solo de la cultura griega sino de la cultura humana en general.
 
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