19 de Agosto
Cómo una alarma que se activa cada vez que el corazón comienza a detenerse.
Un recuerdo moribundo dando espasmos, aferrándose a la vida, intentando a toda costa el vivir lo suficiente para poder dejar su semilla.
Nueve días ya pasaron, y yo creo que fui el primero en acordarme a las cero cero, cómo antes, cuando esperaba el minuto para llamar.
La inocencia y credulidad del pasado, en los cuales se ofrendó con todo el corazón. Entregado en tus manos, para que lo devoraras. Para que me encantaras, amaras y odiaras.
Tarde lo recuperé, pero lo hice. El instinto de supervivencia fue más fuerte. No fuiste la culpable, fuimos un reflejo del otro, fuimos lo mejor que nos pudo pasar en ese momento.
Inexpertos niños jugando a ser adultos, vivimos como muchos, pero ni siquiera nos conocíamos nosotros mismos, ni siquiera supimos comunicarnos con amor nuestros miedos y defectos.
Un niño reprimido en mi interior, clavado al pasado, no olvidando y perdonando las mordidas de la vida que contagian esa ira. Amargado y callado, aguantando la presión hasta explotar, recoger los pedazos, armar y comenzar nuevamente con el mismo cantar. Eso era, tan solo era cosa de escuchar y practicar.
Gracias por todo lo que me enseñaste, gracias por todo lo que me diste.
|