Manchita

Nuestro perro se llamaba Manchita. Lo trajo mi hija de un baldío de las cercanías, era pequeño menudo, con manchas marrones y blancas. Fue la mascota más querida que tuvieron mis hijos en su infancia.
En ese entonces estaba casada, pero según fueron pasando los años, exactamente veinte, la vida familiar se torno insostenible.
Yo ya le había advertido a mi marido, en ese entonces que no lo quería, no lo toleraba, y que no resistía más su presencia, sus olores y sus hediondeces al lado mío. Él lo escucho y siguió imperturbable con su cotidianidad.
Fue cuando conocí al mecánico.
Me llevo a hacer la Verificación técnica vehicular del auto Renault 9, dos años seguidos. Al preguntarle a mi marido si quería acompañarme me contesto
- Que te lleve el mecánico -
- -Okey-
- Y así fue como empezó mi relación después de 20 años de matrimonio monogámico.

Manchita envejeció y tuvimos que practicarle la eutanasia.
El problema fue cuando el animal se quedo quieto, sin colmillos para seguir comiendo, y sin entusiasmo para seguir viviendo.
El conflicto surgió a partir de la territorialidad, qué ambos, mi ex marido y mi amante el mecánico, tenían en sus mentes acerca de a quién le pertenecía Manchita , tan querido. Falta contarles, que todo sucedió en un pueblito muy pequeño con mucho pasto, muchos árboles y muchas flores, en primavera. Y que yo residía a la vuelta de mi ex marido.
Se pelearon por realizar dicha excavación.
Yo no podía resistir la tentación de pensar que los dos podrían caer a la fosa que los dos querían excavar, para sí lograr el dominio de ¿quién?
Sin saber que yo no pertenecía nadie más que a mí misma
¿Quien ostenta el poder? ¿Quién lo ejerce en su máxima potencia? ¿Quien domina con sus actitudes y sus pronombres posesivos, (mío mío) a todas los efectos materiales?
Al final la excavación la hizo un muchacho amigo de nosotros.
Hicimos el duelo correspondiente
Lo enterramos. Y mi ex envió realizar una placa recordatorio de su paso por nuestras vidas.

Aquí yace Manchita
12/10/2009

Ahora tenemos a Stumpy, el veloz, que corretea furiosamente por nuestro territorio.