Pienso en ti a cualquier hora del día o de la noche. No importa cual sea la hora.
Te pienso en cada cosa que hago, en cada lugar en el que me encuentre.

Te veo en el cielo azul y en los días nublados.
En el mar bravo o en calma,
en el frío de mi invierno y en la lluvia gris.

Te veo en la espuma del café,
en los anuncios del colectivo
y en los semáforos verdes.
En las hojas de los arboles,
en mi cama de sábanas revueltas,
en mis enojos y en mis risas.

Estás en cada una de las tonterías que hago,
en cada poema que escribo,
en cada error que cometo.

Eres dueña de mis pecados más íntimos,
de mis más dulces perversiones,
de los secretos que nunca a nadie conté.

Soledad,
tu bellisimo nombre me acompaña desde que te conocí.

Te llevo conmigo a veces entre luces, a veces entre sombras,
pero te llevo como si fueras parte de mi anatomía.
Un riñón, el hígado, las piernas,
...el corazón.

Crazymouse