La multitud que llevaban al muerto lo dejaron caer y corrieron ante las ráfagas de armas que detonaron unas mujeres cuando pasaba el entierro.
Corrían despavoridos y las mujeres gritaban. donde está la que se atreva a tocarlo! Con armas que no dejaban de accionar reían y burlaban decían que aparezca la que se crea dueña de él.
Se trataba de don Anastasio Gaviria un hombre de buena posición económica y con una característica notable pues él tenía un peso de 180 kilos con un cráneo pronunciado donde nunca hubo sombrero para él, cuando se desplomo el ataúd este se destruyó quedando todo el cuerpo a la intemperie así pasaron las horas y nadie venia por él, ya las aves de carroña rondaban el cuerpo y las ancianas se persignaban al pasar Una gran tormenta se desplomo que parecían que los cielos se rompieran fue tanto el agua que cayo que las corrientes arrastraron el pesado cuerpo a la salida del pueblo donde quedo astado por un paliza que estaba en el cementerio como cosa curiosa era una tumba que en el epitafio decía Don Anastasio Gaviria que descanse en paz.