TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / Jazbel / ¡Salud Carajo! CAPITULO III

[C:595954]

Por Jazbel Kamsky

CAPITULO TERCERO

Un santo mulato dibujado en la puerta de madera de la capilla del hospital, a pocos metros de la entrada principal, vestido con un hábito crema, empuñando una escoba de paja y alimentando a la vez, con un tazón lleno de leche, a un perro, a un gato y a un ratón, representaba --el dibujo en general—una alegoría de los diversos matices sociales del singular nosocomio.

--Código blanco, código blanco. –Declaraba una obstetra repetidas veces al ingresar una gestante portadora de VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) al área de hospitalización del servicio de ginecología.

En minutos, todos los que trabajaban en dicha área estaban enterados de la condición de la paciente. El derecho del paciente a tener en secreto su condición médica valía tanto como la tinta con la que había sido impreso esta misma norma en papel periódico.

Los códigos blancos perdían su identidad desde que ingresaban al nosocomio, ya no importaba si alguna vez los llamaron por su nombre, ahora eran llamados según su condición y el número de cama donde se encontraban hospitalizados, por ejemplo: el código blanco de la cama 12.

La conducta de la mayoría del personal asistencial del hospital San Martín de Porres se resumía en la frase: “seguridad antes que privacidad”. En este grupo se encontraban también gran parte de los médicos del hospital, quienes evaluaban al paciente como si este fuera portador de una enfermedad extremadamente contagiosa, usando equipos de protección personal como gorra, barbijo, lentes, entre otros.

En contraste al común denominador de los pacientes con dicha condición, algunos pocos presentaban una conducta agresiva.

--¡Personal de seguridad urgente aproximarse al área de hospitalización de cirugía!

Los vigilantes, al escuchar el perifoneo, se trasladaban en parejas al área en mención.

--¡Dame veinte soles o te clavo! –Un hombre desnudo, tan delgado como una calavera andante, amenazaba con una jeringa llena de sangre a una enfermera.

La causa principal de esta conducta antagónica no era difícil de imaginar. Aquel hombre después de una operación delicada secundaria a una apendicitis aguda, no gozaba de los mismos cuidados en comparación a los demás pacientes intervenidos. Al comportarse de esta manera, buscaba entonces llamar la atención del personal de salud sobre un grave problema de salud mental imperante en el propio personal del hospital, la discriminación. Un problema por solucionar tan relevante como el de la corrupción de los altos directivos.

Corrupción a la que la doctora Sandra Portales estaba decidida hacerle frente.
--Pase usted doctora. –Dijo la secretaria de dirección, una jovencita de largos cabellos rizados, expresando a la vez una señal de “aproxímese ya” con la mano derecha a la peculiar galena.
--Gracias Rocío. –Al levantarse de las incomodas sillas de la sala de espera, Sandra, la fisiatra, sintió unos leves hincones en su prominente vientre, y sin darle mucha importancia continuó con su breve camino hacia la dirección.

Al ingresar a la oficina, el doctor Roberto Pinares se hallaba de pie apoyado a un costado de su escritorio. –Buenos días “doctorita”, tome asiento por favor.
--Buenos días doctor Pinares. –La joven fisiatra, acomodándose los lentes de medida, procedió a sentarse en aquellos cómodos sofás de terciopelo negro.
--Dígame usted: –continuó el director mientras se sentaba con desparpajo en el sillón del escritorio— ¿en que la puedo servir “doctorita”?
--Doctor, con el debido respeto que le tengo, le comunico que vengo desarrollando las funciones de jefatura como coordinadora del servicio de medicina física y rehabilitación desde antes que usted asuma incluso la dirección de este hospital –continúo la doctora Portales, cerrando los puños de ambas manos y elevando el timbre de su voz en clara señal de indignación-- me sorprende entonces enterarme que el médico intensivista, Franco Ramos Esquivel, se encuentra desde hace tres meses como jefe del servicio donde laboro.
--“Doctorita” –Roberto deslizaba sus dedos sobre su falso cabello, practicando un desencajado rostro de preocupación al tiempo que tomaba su celular y se disponía a llamar al jefe del departamento— todo debe tener una explicación. –Repetía esta última frase varias veces.

El cardiólogo Nicanor Contreras, enseguida se apersonó a la dirección.
--Querido Robertito –el enjuto cardiólogo ingresó moviendo sus afilados bigotes como espadas de un samuray, sin percatarse de la presencia de la fisiatra-- para que soy bueno en esta oportunidad.
--Nicanor, aquí la “doctorita” Sandra me comenta que estuvo realizando funciones de jefatura cuando se encuentra designado como jefe del servicio de medicina física y rehabilitación, el doctor Ramos.
--¡Eso es grave doctor! –El cardiólogo cambio de pronto la amplia sonrisa que llevaba puesta por una antagónica postura de lobo en defensa de su jerarquía territorial— ¡La colega está usurpando las funciones del nuevo jefe de medicina física!
--¡Cómo que usurpando funciones! –Exclamó Sandra mientras se levantaba con brusquedad del sofá—nadie en el servicio tiene conocimien… ¡Ay! –Sin poder evitarlo, gimió de dolor, un intenso dolor en el vientre que amenazaba ahora la vida de su primogénito.

La desafortunada doctora Portales terminó en el quirófano, cesareada por un desprendimiento prematuro de placenta (órgano encargado de oxigenar al bebé dentro del vientre). Su esposo, un empático joven ingeniero civil de risueña sonrisa, lucía ahora embebido de tristeza, posando frente a una incubadora, observando a su prematuro bebé de tan sólo 32 semanas de gestación luchar por su vida.

Aquellas ironías de la vida, como la de tener un pequeño hospital con nombre de Santo manejado por grandes corruptos con alma de Diablo.

Texto agregado el 21-06-2019, y leído por 100 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
21-06-2019 Es un buen relato dónde se notan tus conocimientos médicos. Magda gmmagdalena
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]