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Costaba trabajo respirar.Entre las últimas instantáneas del día quedaban aún bultos oscuros que caminaban sobre nubes.La niebla se había apoderado del escenario y todo estaba cuidadosamente montado ,para que ,con fuerza la lluvia cayera imponente a refrescar las viejas sombras.Los pasillos frontales ,de las casa que lo tenían, estaban marcados con barro por las pisadas de sus moradores que como almas en pena entraban y parecían traspasar las puertas sin abrirlas.Ya había pasado un anticipo ,pero ahora se acercaba la segunda parte de la tormenta.

Sobre los techos,como en un teatro chino,aparecían fantasmales y movedizos los para-rayos y chimeneas teñidas de negro por la noche.Las luces se iban apagando una a una como si tuvieran un orden pre establecido,pues todos los días era igual. Flotaba en el aire,levitantes aún,los aromas de la merienda y pasteles de la tarde.Una a una se apagaron las luces pueblerinas…menos una.Ahí en la casa linda del pueblo,con el frente muy bien pintado y sin manchas de barro en la entrada,habían luces aún que dibujaban rectángulos amarillos en las paredes exteriores. Primero una sombra,luego en bulto deforme y mas tarde una sombra con forma de hombre,se recortó definida por unos segundos.Adentro agachado sobre un baúl antiguo,con la cabeza casi inmersa y tosiendo por el polvo,un hombre tiraba hacia atrás sombreros que aleteaban en el aire,ropas que se desinflaban como globos,zapatos y todo tipo de recuerdos.El hombre,agachado y escarbando,como un perro que busca su hueso murmuraba,casi gemía;

-¡Decididamente no puede ser!.Tiene que haber una pista,algo…algo que sustente mi teoría-el hombre sudaba-¡No ,no puede ser,tiene que haber “algo”.

El baúl se cerró y dejó al descubierto la cara de un joven llena de polvo y de pelusas,como un caramelo de coco que cayó bajo la cama.Se le abrieron los ojos repentinamente como si una idea le hubiese golpeado.El joven con cara de caramelo comenzó a poner todo en su lugar diez veces mas rápido de lo que le llevó sacarlas.Bajó corriendo hacia el comedor.Los escalones de madera resonaban como bombos apagados y repicaban junto a los latidos de su corazón.Ahora corría por el pasillo.Su mirada estaba fija como si estuviera prendida de las retinas por un hilo que lo arrastraba a la sala.Abrió la puerta ,empapado en transpiración.Un dragón resoplaba e introducía su aliento agónico por la ventana de la casa linda del pueblo.Un aliento no ardiente sino tibio,casi caliente,cargado de milenios de vidas y muertes.Una agonía que estaba por llegar a su fin porque allá arriba,muy arriba,inmensas nubes se chocaban desprendiendo explosiones graves y duraderas.El dragón miró hacia arriba y vio como se rompía el cielo,como un vidrio de azúcar para caer sobre el,primero como una fina y dulce llovizna ,y miró la ventana e hiso un último intento logrando sacudir la seda blanca como la bandera de una causa perdida.

Marcos vio la boca negra que se abría paso en la pared ,como un papel que se enciende por el medio,con su lengua blanca y sedosa que de a poco iba dejando paso a un lugar oscuro,una puerta hacia una caverna vacía,tenebrosa,atractiva.Sintió pánico cuando ésta lo “absorbió” ,pero comenzó a tranquilizarse cuando la oscuridad se fue transformando en un paisaje diurno.El cielo era límpido y celeste,con el sol que lastimaba los ojos y los pájaros que endulzaban los oídos,mientras del otro lado del arrollo los perros corrían ovejas.Le picaron los pies y salió corriendo sintiendo bajo sus pies descalzos la frescura del pasto recién humedecido por el amanecer.Corrió.Luego corrió mas rápido.¡Que alegría lo invadía!.¡Que reconfortante libertad esa de estar vivo con diez frescos años!.Hizo un alto para mirar el monte,allá lejos,hundido en un basto verde amarronado. Se sentó bajo un árbol y se llenó los pulmones de arrollo y mariposas.Sacudió una rama para cortarla y un gusano,verde y grande,cayó sobre su brazo,arrancándole un grito de ardor y vida.Se incorporó y fue hacia el Pozo de los Encantos,aún frotándose el brazo.Aquel pozo que le devolvía sus propias palabras exactas,pero antes las llevaba a un lejano mundo para devolverlas repetidas y graves…

-¡Marcos!¡La comida está lista,vamos muchachito..!-Su corazón se convertía en un artista del trapecio dando vueltas en el aire y describiendo figuras,como “aviones a chorros”,como los que veía desde su ventana en aquellas interminables siestas.No tenía de donde sustentarse,miraba hacia abajo siempre ,e inexorablemente en esas situaciones la red no estaba.Se le formaba una bola en el estómago y se sentía jalado hacia abajo.La abuela había roto el hechizo.

Entonces revisó la biblioteca.

Las escrituras tan antiguas como su tiempo esperaban entre tapas de cuero,oscuras casi todas,negras,marrones.Muchos de ellos quebradizos como una flor seca dentro de un libro,de ese mismo libro.Pasó al salón central que el tiempo lo protegía y lo acunaba entre murmullos de antiguas reuniones de sociedad,cuando Marcos entraba al gran salón barullento,iluminado por miles de cristales colgados en racimos del techo,con fuentes de licores que sus manos artificiales esperaban para llenar las copas.Cuando él entraba el murmullo se hacía silencio.Los miriñaques dejaban de dar vueltas de calesita.Los hombres se acomodaban el moño y la garganta.Las damas de cera se abanicaban para no dejar los años entrar en sus rostros y el niño con cara de caramelo,antes de caer bajo la cama,oía como la abuela lo presentaba en sociedad;

-¡Este es mi nieto Marcos,saluda hijito…-el pellizco era como una vacuna anti tetánica,entonces,disimuladamente se escabullía del museo de cera viviente y se iba a un lugar,escondido, a llorar su dolor.LLamaba a sus padres pero éstos no respondían.Ellos había quedado abrazados para siempre dentro del coche que estaba de espaldas,a orilla de la ruta “Interbalnearia”.

-¡Despierten!¡Despierta papa!¡Despierta mamá!-pero nada.Solo el rincón le devolvía su llanto.

EL dragón recuperó sus fuerzas y aumentó la intensidad de su aliento y por primera vez Marcos pensó que solo había estado adormecido y que ahora,justo ahora, parecía revivir.Un fantasma blanco entró y se infló,enganchándose en la parte superior de la abertura de la caverna.Fue hacia la ventana y la cerró.Casi todo volvió a la normalidad.La abuela hacia que yacía en el piso de la sala y se preguntó si tendría frío. Las cuatro de la madrugada,como había pasado el tiempo!.Revisó minuciosamente el resto de la casa buscando cosas que aunque tuvieran el tamaño de una hormiga la encontraría.Buscó en el botiquín del baño donde estaban todas las pastillas de todos los colores y tamaños con corazones de químicos locos y despeinados.Tampoco encontró algo.

-¿Abuela estas bien?.¿Quieres que te tape o te encienda la estufa?.Si eso,la encenderé así conversamos…

Marcos encendió la estufa y un cigarrillo dándole una larga y exquisita pitada,magistral.Ya no sudaba.

-¿Sabés abuela en que pensaba,no?.Te lo diré.Pienso en una masa pegajosa,gelatinosa,que se mueve,sosobra,pero nunca se parte.Nos amaga…derecha ,izquierda.Nos susurra al oído como si quisiera conquistarnos con frases de amor.Nos susurra que todo esta bien así.En ese cómodo adormecimiento entregamos parte o casi toda el alma.Nos dice que desconozcamos a ese amigo que nos tiende la mano y nos la sostiene para no caer en sus fauces. Nos dice que desconozcamos a esa mujer amada,que con su dulce vos nos quiere despertar del sueño.,del encanto.Nos dice que nos cuidemos.Que lo que tengamos que hacer lo hagamos a escondidas,entre paredes que cosen los ojos de la chusma.,que a propósito es su amiga.Nos cortará el pelo y nos encerrará si orinamos en la calle.Si somos homosexuales o de pelo largo.Pero también encerrará a quien nos encerró y también al carcelero de nuestro raptor.Nunca esa cadena se cortará., y asustados le haremos caso.Es un monstruo baboso,pegajoso como una goma recién mascada.En sus brazos hay mil ojos que miran y nadie los puede coser.Es la hipocresía.¡Y sabes que abuela,yo lo maté!.¿Abuela?

La abuela no escuchaba,ni miraba.Estaba muerta.

La lluvia golpeó ferozmente los techos y el dragón se dio de bruces contra el piso.A Marcos le pareció que su corazón ya no volvería del salto.La boca se abrió y el fantasma blanco entró nuevamente.Segundos después sonaron golpes en la puerta.El hombre con cara de caramelo,después de haber caído bajo la cama no abrió ni respondió.

Seis hombres de azul entraron como un escuadrón de caballería,como un ejercito de salvación,multiplicado por los espejos.Dentro,entreverado con los reflejos,un hombre joven lloraba sobre el cuerpo de una anciana casi desconocida por el tiempo que llevaba muerta.Se adelantaron dos policías y lo ayudaron a levantarse,mientras se tapaban la nariz y boca con sus pañuelos.Lo pasaron como una posta a otros dos que lo llevaron hasta la puerta.Iban a salir cuando uno de los policías le preguntó que había pasado.Marcos se volteó y señalando arriba de la estufa donde estaba una foto colgada y sonriendo dijo; “fue él”y señalo nuevamente la foto de su niñez.

Texto agregado el 24-06-2019, y leído por 64 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
24-06-2019 Me gustó tu relato surrealista. Tiene mucha inventiva. Felicitaciones sheisan
 
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