La última parte de la hipocresía

El finado se escondió, nosotros quedamos a escondernos aquí unos de otros. Pero el “fiambre” se esconde porque ya no puede irrumpir. Nosotros quedamos a hacerles el verso a los demás, y a abrigar ocultamente nuestras intenciones. El monólogo con la sombra es la que hace el muerto; nosotros sus deudos somos dialogantes con aquello que nos conviene, y silenciosos espectadores de aquello que ocurre o se dice. Ver lo que dicen los demás, y ver lo que hacen después. ¡Qué poderosa manera de llegar a la verdad!
La verdad del cadáver es que no dirá nada. Nuestra verdad tiene varias salidas y entradas, las que están afuera, y las que tenemos en nuestro universo de actitudes. Los velorios son los lugares más verdaderos; son como unos no lugares donde el ser humano se esconde mejor, llevando sus trapos viejos y sus ideas gastadas de como la vida debe ser, y como ella ve llegar a su última parte: la muerte.