El dicho anterior es muy común y lo emplean los creyentes para burlarse de los descreídos. Sin embargo:

Creer o no en una divinidad es algo personal.
En el fondo muchas personas quieren creer porque dudan. De ahí viene el miedo a la muerte. La defensa a ultranza de sus creencias y el enojo contra los verdaderos ateos, más cuando estos se encuentran muy tranquilos, resignados a su verdad y procurando gozar de su existencia, que para ellos es la único real.

¿Cuál es la verdad?