Cuando Juan entraba a la casa, Pablo salía. Nunca necesitaron espejo porque cada uno era el espejo del otro. No se hablaban tan sólo se miraban. Mientras Juan salía a recorrer los caminos que ya había recorrido Pablo, Pablo soñaba el mismo sueño que Juan había soñado en la misma cama.

Un día a Juan le clavaron un puñal en la mejilla izquierda, a Pablo también le apareció la herida, no se supo si se querían o se odiaban. Cuando Pablo murió por el sur, Juan también murió por el norte, Cuando se creía que habrían dos sepelios, los dos se hicieron uno solo y enterraron a Juan Pablo.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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