La verdad, no hay ni siquiera las palabras, mas nada tan incandescente que la luz que nos da el Sol que día a día nos muestra claramente.
Hoy por hoy, me he vuelto a pensar que lo que ideamos tanto en nuestras vidas, es solo un albur que nuestra imaginación pretende, la que se enreda diariamente y no digita concienzudamente cuanto estos ideales equivocadamente no estarán ni cerca, de lo que con tanto amor dedicamos tanto y tanto tiempo, para que el resultado al final sea diferente.
No venga el más pintado y más soberbio que de pronto hasta se lo cree, que es hijo de no se de que ángel, con los dotes y poderes más privilegiados de este mundo venidos del espacio, o sea de pronto un extraterrestre.
Con mucho dolor os cuento, que lo he visto ya tantas veces, como durante una vida entera, no solo hijos y familias todas juntas, declaraban amor por aquel que les prodigaba protección como el gran árbol con el tronco más grueso y que a su sombra se arriman muy seguros sin pasar sufrimientos.
Pero con los años, el inexorable pasar de los días le fue pasando la factura y su tronco se fue secando y sus hojas fueron cayendo para ser pisoteadas sin ningún remordimiento.
Y que quede claro que es una gran verdad; ya verán que no es una simple y mundana realidad de mis pensamiento, cuando todos al final, hasta el más testarudo y soberbio se encontrara abandonado en un asilo porque ya es viejo y estará solo estorbando la vida de los jóvenes del actual milenio.
No digan que no se los advertí; cuando a diario lo vemos, que lo único importante es si dejaste algún patrimonio, no importa de cualquier precio, y aquellos que protegiste durante años se sacarán el pellejo, por repartirse algo más o algo menos de lo que quedó en este mundo que con tanto sudor edificaste para ellos.
Está muy claro que el amor que entregaste, eso perdió valor en el mercado, porque ello ya no tiene precio.
Por eso lo tengo muy pensado, no dejaré nada material que destruya mi amor por ellos.
Tendrán solo como regalo mi esfuerzo y experiencia, el haberlos empujado a salir adelante y con su propio esfuerzo y que tanto hijos como familia no se desintegren por pasiones que al final solo serán circunstanciales, porque lo material, se las lleva el viento.
Hemos llegado desnudos a este mundo y nuestra partida debe ser igual para todos, sin avaricias, sin egoísmos; solo con amor para quienes son nuestros queridos y amados herederos.

PD Pide disculpas a todos, por mis ácidos pensamientos, pero nadie podrá negar que es una realidad de la que todos pretendemos ser ciegos y se vive diariamente en todo momento.
No recuerdo quien lo dijo; pero les comento, no recuerdo quien me halagó en algún instante, que mis palabras son como una daga que corta hasta el viento. Por eso mis disculpas en todo a todos en este momento.