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Inicio / Cuenteros Locales / freddy50 / Ego dí mar a Don A.

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Ignacio: Oh, dios de la esfera de cuero fino, provisión de talento innato de hacer rodar naranjas por adonde tu cuerpo quiera; y todas esas esferas, de ocación privilegiada, a su turno bailando briosas, esplendorosas; huevos de avestruz como negritas en pentagrama, o de codornises cual canicas de la vuelta de la esquina, devertidas cosas redondas y cuadradas cual balón en la piel del diez de todos; mundo allí con el malabarista de Don Diego, al cariño en brisa de pelotas saltarinas, susurrado de complacencia verdadera de hacernos perplejo el sellado en la historia sorprendente; y de la competencia grande de tantos estadios repletísimos de fanáticos, la vívida paciente espera de la tierra inclinarse sobre el arco donde esas pelotas samarreaban la red de soga. Aunque pero de refrenar la modulación del afecto debo, para hacer recalcar aquello tan fuera de discución de en el juego siempre salir primero, y aun herido durar y ganar, bajando la redonda con el pecho exorcizado de sangre cuajada. Diegito adorado, y nosotros con la Hortensia mía, tan solo cebras con la fauna relajada, preelegida situación del alma errante en sorpresa de primera; pudiendo decir tantas infinidad de salmos sobre el tejido de la gloria de tus conquistas, en cuanto ciencia de lo imposible sin ducharse de los aplausos; con también gran agradecimiento por partida doble, de ser de orgullo reconocido así de flaco y de demacrado, aceptado en grato momento sublime justo en la degustación de la panchada radiante. Pues en esta contracara del entrevistado, de famoso gordo ahora hablando cual cotorra de la reserva chusmeando luego de un diluvio universal, me reconforta tanto como nacer de nuevo, con que usted eminencia deportiva me aplauda en este momento tan agraciado, tirando para mi historia un cacho de buenaventura que jamás dejaré de lustrar como a los zapatos. Y gracias doy de encomiable admiración, al unánime campeón de los campeones, en éste intercambio seguro de palabras por donde en cantidad de a poco iré ganando por goleada de oraciones de un politeísmo sustentado; pero eso si, con el porvenir en amplio estandarte, sin la instauración de una dictadura de la palabra en funsión de elogios a medias tintas. Reedición de los infinitos en el baiben de la copa somos, en esta soledad de ahora, del ascenso redentor de tres infinitos en dimensiones precisas, cada uno de nosotros girando en la aureola de la órbita de tus golazos; y agregando otro panchito a la conversación, pues gustoso invito yo, otro infinito exiguo a los pies de un banquete popular, de sabores remando en la velada de una noche profunda y mágica, de seres como en emisión cantureada hacia la libertad del aire entredicho de poesía. Si bien a un infinito se le puede restar otro infinito similar, como un hipotético desinfinitar e ir quitando de los arenales del desierto sus granos, restar no es hacer desaparecer; y lo mismo de quitar los tantos soles del mundo en discuciones de repechajes sustanciales, que si haces desaparecer a una persona pues te complica ese infinito de humanidad, dicho ser se trocará en mágica lucha y muchos otros tantos recuerdos en murales y en pancartas; pero la redención del acaparar vendrá de loarte esos tantos infinitos goles de sueños colgados del universo magnánimo; y de adorarte con económicas palabras como lo mínimo posible de hacerse en esta ocasión donde la providencia se poza como golondrina; y entonces en nuestra velada agradable seremos una dimensión de espacio efectivo de atmósfera de un bar de amigos, haciendo guardar en tu corazón dorado, con ancha banda horizontal, la esbelta estrella de los consagrados felices, con el recuerdo de nuestras caras de guardianes encantados, milagrosamente cebras encorsetadas, embelesados frente al ídolo de incognito mostrando un rayo de su figura. Tu vida es un reality de una maratón deportiva y en esto nos parecemos mucho; y con la niña ahora seremos, como en los potreros grabados de tu natal Fiorito, esos compañeritos caras sucias al saber de tu inteligencia, de zapatear el balón cual discurso de un proletariado. Aunque egoísta escruchante de tu talento palpitante, o por jactancia de cegar mi horizonte amarrete, no quisiera dejar pasar la enorme posibilidad de recaltar los sentimientos adosados a la obnubilada querencia, pues sin el debido reconocimiento hasta el propio cielo sería tan solo vapor del espíritu santo; no debiendo pensarse como algo forzado la luz de la buena onda; por ello el padre supremo también pone sobre el tapete lágrimas de amor para adonde los hijos poder caminar desprevenidos. El paso previo a ser un loco es ser un caradura, y yo te juro, Diego querido, mis palabras son espuma blanca de Palmolive. A ver, espera un segundo; Nena, vos, tenés mal la hora, en mentira o engaño, en la cesta del olvido, las agujas como ojivas de camello luego de cruzar el desierto con Porcel en el lomo; apenas son las cuatro, y recién amanece a eso de las siete, cuando el sol invade la atmósfera de carbón; Hortensia es como una extensión de mi alma, la Sancho Panza de mi destino relativesco. Pero bajo la tutela de tu perspicacia, apartado de lo trillado, vos nos fuistes a refundar con tus goles geológicamente el asombro, tanto por qué en casa, en replay de los domingos, no nos cansamos de alabar aquellas magistrales resoluciones, sobre todo con la celeste y blanca, tratando de entender el como diablos se hace eso tan difícil; y pues al no existir generaciones presentes al margen de los hechos del Diego, no quiero pensar cuando llegue el turno de la señorita, al opinar de lo milagroso aterrizado en su propia azotea; que a la par de nuestros estupor entre uno y otro de nosotros, de seguro quedarás encendido con el fuego del afecto cardio explosivo apartado de la fatalidad. Con Hortensia somo seres asimétricos pero por la fricción igualados como una correspondencia en serie, volando en círculo sobre las puntas de una monarquía, al tifón de un tiempo que nunca dá tregua; donde quizá mañana nuestro alcazar estará allí esperando, cual si hubieramos cargado con sus ladrillos sobre la sentadera; en fin, sigamos adelante. Entiende nuestra estridencia de roedores, de arduo cariño con idolatría en flor, de caprichoso señor de convicciones de planear el aire al revoleo, pues no puedo caretear ni debo en nueva dimensión de palpitaciones encumbradas, pues para mi bobo nunca existirá un cifrado que logre contabilizar las tantas pulsaciones. Ante los rumores lindos de brincar de alegría, de agitación mi sorpresa se expresa en beneplácito, e incluyéndo al futuro con la presencia tuya, se hace doble anaquel de alegría, al ir imaginándote en la carpita de ule del banco de los suplentes, con el asiento tuyo colmado de miradas, donde hasta la carroña de los rivales, nadie verá el partido, solamente tus alas, con los ojos en tu mirada puestos dentro del cielo futbolero ¿Así qué te estarían por contrata los del Lobo de la Plata? Siempre en los núcleos entreverado vos; la gimnasia y el esgrima son actividades prehistóricas, puesto que desde la época de los garrotes finos, y de correr percices para la cacerola, nunca para nada faltaron estas disciplina hasta en los rincones más pro del Himalaya, ni sitio ninguno adonde hubieran de carecer estos entreveros; con de seguro gracias a vos, esta franquicia afortunda, inciarán un ascenso, desde el desmejorado porvenir hacia la cocción sin toxina de un triunfo alarmante para bien, de manufactura celestial como todo lo emprendido desde cuando fuistes jugador, remesa de un jugoso llenar los estadios del crisol de la humanidad, con el adobo profundo de sanear las finanzas de dinero, en el desaguadero de la banca de los alcones; con de postre salir de la zona comprometida del descenso obsoleto, y un nuevo bloque de urbanidad con alegre renovada expectativa; contigo, desde el vamos, los dirigentes hubieron de esmerilar al fracaso, tanto que saldrán campeones de la vida en general. Una vez, iba caminando por una plaza, y había unos niños jugando al futbol, y uno de ellos patea la pelota y ésta de tan redonda se va muy lejos del potrero, hasta cruzar la calle y vereda; el arquero que debía ir a buscar la redonda, resongaba, como la paloma de un alero, y todos no hacían más que resongar como asnos que rebusnan, y fue que pensando en tu origen inagotable les dije: El futbol es como la cocina, nunca se cansen de pelar cebollas. Y pues así de rodillas desarmas, eres como un San Martín quien se olvido el caballo en la cordillera, la imagen de un huérfano necesitado del sube y baja de la placita, aquí tendrás tu calor y cariño bien correspondido; porque en aquella soledad de los sueños pensaba encontrarte algún día y recuperar el tiempo ido en bipolaridades, de comer para luego pinchar neumáticos como un Reuteman cualquiera. Mira, mientras vos recién el contar de tu presente me alabaste tanto, que no obstante yo mientras tanto pensaba para mis adentros, en no bien pare voy a decirle ésto, éstas dos cositas sacadas de la experiencia de trotamundo: La palabra "vamos" hace doler las rodillas, peor que mil patadas de Ruggieri; nunca la digas, reemplázala, mejor pronuncia, Marchamos; es como si primero se detiene la panza, más luego, quizás a la decantación de una trips de calcio, una especie de huesillo alfiler polizonte, comienza a frabricar, a su modo, un tormento en dicha parte del dominio de los meñisco. Y la otra es un ejercicio físico para dormir de corrido, y soñar como un loco con el asunto de un bolso lleno de dinero caído del FMI: El ejercico consiste en poner primero una mano suavemente sobre una baranda y caminar ciento cincuenta metros para un lado, más luego hacer lo propio con la otra mano, volviendo, en especie de regreso por la misma baranda. No es fácil encontrar barandas de esta dimención, pero tampoco es imposible, y aunque más cortas las pasarelas, daría igual con ir y volver varias veces acariciando el lomo; más luego dormirás y soñarás, dormirás y soñarás, un largo sueño, tranquilo, sin pasta, casi tanto como una muerte en portaligas. Y esto otro para dormir profundo y soñarse todo, es un secreto oculto extraído de largas millas con mis piernas caminando en linea recta, y con los brazos nadando hasta lo incomprensible de transformarse en una ballena. No se trata de adivinar con sortilegios luego de cobrar por una tarifa, pero doy por descontado que el Lobo se salvará del descenso; y en tal caso del maldito lechucero repugnante cambio de categoría, igual seguirás en la primera Nacional, hasta por fin regresar a la Superliga, aunque tarden un siglo rayando nuez moscada; y luego continuarás derecho hasta romper la barrera de lo incomprensible saliendo campeón de la Libertadores y del Mundo de clubes; y no es una incongruencia lo que afirmo, pues ya ante los rumores, solamente, nadie habla de las elecciones presidenciales; donde todas las lengua de uno u otro bando, están al filo de la verborragia de promulgar el cariño en leyes totalitarias, narrando con remos la ansiedad de los anhelos, cual la construcción de una higuera de pipal para custodiarse en el olimpo de los Favaloros. Y vos, así chiquito entre los grandotes defensores, con además vivir espantando piojos de ochenta toneladas, que aun hoy día, cuando vas al baño, siguen los paparazzi allí queriendo saber cuando rollo gastas en quedar higienizado; no se puede comparar con lo mío, aunque en el hecho puntual del ahora agraciado, de ser reconocido por vos, una eminencia total, llevando mi vida a pagarse sola; y ya estoy pleno de satisfacción, con debajo del poncho agradecimiento. Y para el caduco suspenso feliz sorpresa de encontrarte en la madrugada, acaso como el premio mayor de mi existencia; de con orgullo de altares ser reconocido a solo vistazo; que gratitud plena siento cual si la eminencia fuera yo mismo. Apartado de angurria, y empinado en petición de tu paciencia, quisiera que no sé agote el momento y agregar el orgullo que me causa, de tus ojos amoldarse al encima darte cuenta, justo ahora así de delgado y sin estrías, estando quizás embarrado, apartado de la orfebrería, y también sudado donde todos dan vuelta la napia,-en general con una fisonomía de momia raída, tan diferente a cuando mi hubiste conocido antes, gordo salido de mi, zapallón en trituración de lo que encontraba, señor mastodonte por gracia entrevistado en epopeya televisiva. Pero manco de querer esparcirte saliba de un despacho funesto de mi alma, meditante, prudente, y oleaginoso de orgullo perfumante, antes de salir la claridad del invierno en primavera avasallante, quisiera yo meter la cuchara sobre lo notable mío. De resaltar primero aclarando lo evidente, exento de oscurecer nada, sobre el enorme contraste indiscutible, entre tu arsenal de oro sobre mi calzado de yute, búfalo de agua en moneda corriente, ante mi frailesillo del ártico dormido en alfombra descartable; y agilizar la demanda de tu curiosidad apremiante, en hacerte saber sobre la cosa ésta de jamás haberme cruzado por la cabeza ser regristrado en el libro Ginnes de los récord, de plano mensionado de por vida allí de tripudo y así de escarbadiente, recortado cual un PBI de un país en bancarrota; más no quisiera dejar de tutelar la hermoza paciencia tuya, de atinado recato, y saberme entero de ser como aquel contra Calabró, del famoso Calabromas; genialmente compañado del mítico Antonio Carrizo ¿Recuerdas? De seguro habrás estado varias veces. Dúo aquel de íntegros plomazos televisivos de los canales públicos, de ensalsar champiñones rociados de acheto balsámico, deslumbrados ellos de elogiar por simple entrometimiento, donde en definitiva todo terminaba siendo un incómodo blasfemar; parodia de chantas de dorminarte en helecho de elogios repetidos, de esa cordial egolatría inconsistente salida de la emoción de los ignorantes. Pero te repito, el solo hecho de vos haberme reconocido así de pálido y esmiriado, es sin duda una honra enorme hacia mi destino entero, premio colgado de mi eficiente locura, totem de muchas deidades pozando para la posteridad de la caoba; aunque pero tergiverso la realidad si te aseguro no trabajar para las afuera de mi nimbo. Más en el trasvase de postración en jerga de nuevo cachenge, ha instantes no más de despierto, presiento una fuerte pasión en incremento, pero a tientas transitando como un no viedente, al ignorar el como irán a reacionar aquellos encargados de auspiciar el festejo, sobre todo el intendente, artífice principal de haber jurado y prometido, acaso el mayor interesado hacia la inaguración de la cisterna descomunal entubada como telaraña; que luego de la virgen de todos, y tras el tuyo paso triunfal por los estadios, seré un tercer homenajeado póstumo, de un reconocimiento tan eternamente recordado, al punto extremo de rumorearse una posible llegada, en viaje relámpago, del papa Francisco ¿Que tal? En esto me estoy pareciendo a vos; y todo al ritmo de un solo baño de luna, hipotético asunto con secado de sol si es que al cesped por fin asoma ¿Como puede haber una niña tan joven andando por la vida con reloj tan vetusto; es que acaso no tienes un celular? Ah, claro, no debías activar los led por temor de ser descubiertos. Ella ha sido herida levemente en flagrante intento de homicidio; y aunque un milagro se ha pozado en esta coronilla, igual han de pagar por el desacato al bien de las leyes del cielo. Pero el mañana es ahora, imposibilitado de yacer exento de entretelones, hasta donde quizás de sopetón, un viento huracanado haga apresurar la marea de colmar el pozo, y cartón lleno, victoria del mundo y banquete todo en la misma semana, en éste día de hoy de gozar a la orden del calendario, tan especial el ahora a instantes de recién comenzado, con el porvenir de oberol y los queribines al pie de la letra del sublime alba. Y mi acuciante decisión de enfrentar a los médicos, en breves minutos, y revelar la verdad del resucitado, ahora, será por siempre una actitud de consecuencias eternas. Hortensia es un cisne amiga, y me ayudó a terminar el pozo, y como decía ya mismo comienza la cuenta regresiva para la tan mentada inaguración; ídolo de multitudes, quedas de honor invitado. Pero es en extremo raro que no haya nadie aquí más que nosotros, en esta panchería las veinticuatro horas tan popular, a cualquier hora repleta; mejor así de furtivo el asunto, más para nosotros del balonazo de oro; lo que se han perdido los clientes del amigo restaurante, siempre puntuales como gérmenes del yogur ¡Pero que disfraz, de un bombón relleno del paraíso! Que ni aun por aquello de andar atontado, quizás prescindiendo de la apelación de un relámpago, hubiera pensado en encontrarte en tan ameno momento; hubiera especulado tal vez, con un tipo del foso azul investigando la noche conspirativa, o angurriento murgero brasilero loco de los panchos éstos, o simplemente un esquisito diplomático escapado de tertulia de entre naciones, pero jamás hubiera pensado en ti; y habrás notado mis mejillas sonrojadas de carmensí, distingible pues ahora no deseo esconder lo que difiere de los enseres de la envidia. Y por viaje relámpago, no más, para últimar detalles de la incorporación novedosa, sin La Rocío de engalanar la reunión póstuma con el Ignacio pariente, pues en el México respetado quedose la novia a la espera del regreso del titán; ni la Dalma ni la Yannina, hijas inclaudicables que tanto adoramos los argentinos. Venir a encontrate en tan acusiante situación, a instancia donde debería pensar y repensar en mis apremiantes horas del comienzo, es cual ese minuto del basquet donde se imparten intrucciones, pero con la presencia del Manu Ginóbili como anfitrión del intervalo, con yo luego de un despertar agonizante con el marcador puesto en el cero kilómetro, salido del útero de la luz milagrosa. Pero enjabonado de insertidumbre voraz, cual puente con alas el lúpulo y la birra se mecen en la garganta, con la inanición del cabernet del alma en ramera sangría; entonces, vamos a brindar por ti, y por tu triunfo con los del Lobo de la Plata. Ocioso sería no reconocer, el afluente de las bondades de tu vestimenta de eficacia sublime, en propiciarle a la envidia milojas de azotes ideales ¡Que disfraz! Tan lindante con el umbral de la exelencia; ración jugosa de buen gusto, de colmar las expectativas del más cuarteado por la desidia. Traje con carismáticas plumas artificiales, brillando sofisticadas, de engrosar la nuvesillas de la conejera del cenit nocturno, como pintadas con aguas claras de luces de la catedral, al poner en parcimonia los cabreros vientos desapacibles, solventados de bucles turbulentos para acunar al desvelo; quien puede llegar a suponer, sin pulverizar la imaginación en el intento, algún reconocido bostero metido en una gallina clueca de oro; y aparte de el gigante pájaro, admiro la parcial escafandra del pico por adonde puedes comer la pancheada sin quitar la cabeza de gallina river plate; gracias por darte a conocer de manera tan concluyente, evitanto preservar tu momento privado. Debes comprender la admiración de nuestras emociones estar regidas en exclusivo por tu conexión con lo divino terrenal, como metralleta de milagros salidos del dínamo del cielo, en caracteres que se expresan extra leves y lentos, dueño de una dimensión versátil aparte del resto de los jugadores, con los pieses como los poros de la Sole Pastoruti, transpirando talento; y damos gracias a dios por haberte eligo para tan difícil tarea de dominar el esférico balón, retribución eficazmente resuelta con singular maestría; y aquí expoliados de emoción estamos, exiliados en la adoración haciendo rebalsar la vasija del encanto de tenerte en exclusivo. Y entonces bien valen gracias frondosas de gloria apiladas en huerto estridente de risa, Don Diego Armando, ídolo mundial rioplatense, argentino de América del sur, e interplanetario de todos los suelos del espacio sideral, señor impiadoso de los guardavallas; que hasta hiciste arrastrar, al otro genio del Loco Gatti, en la imagen de un implorando no se escapen las monedas de la cartuchera; eres hombre real, amado y benerado, del público de gradas, tribuneros de hasta los rincones más reconditos del planeta. Y aquí en canción de elogios hacia el dios de las esferas, desmembrada la razón en salitre de alegría, sin par me permito agregarle a tu acervo, una palabritas más de cariño inconmensurable, de interrumpir el discurso mundano de la madrugada, al proseguir de un atinado bocadillo plus ultra, sustentado por el píar de la noche que expira. Diego, maestro, esto que diré sale de mi mejor lugar, casi como un credo, de seres contagiados de admiración, subsidiarios de una suerte azarosa que hoy nos une en gloria; entre millones de otros elogios merecidos que usted recibe hasta en los velorios, pero por la emoción embargando mi corazón exuberante, no queriendo detener la berborragia de lo que mi conciencia dictamina como oportuno, evitando tener en la conciencia limpia, la fea sentencia del caramba me olvidaba; y también, a ciegas, hablo en nombre de mi compañera Hortensia, anexada a mi familia sin gastar en tonterías. Ahora y siempre el efuerzo de una noche mágica, se verá en el tiempo deparado, en puñados de milenios en el recuerdo, allí con mis consejos de compota de ciruela haciendo sonreír, con sin la lupa para ese dolor desgraciado de estos insurrectos meñiscos, vapuleados. Anótese, si mañana Gimnasia se gana todo, de extrañar las cejas será permeable, con los coros argentinos aullando de hacer roncar las orejas; redundancias a parte, debes ser el hombre más elogiado del planeta, pero hoy a mi la lengua no me la frenan ni cuarenta y cinco panchos de reno. Ni aun sagás como gacela, sin éste estado elongado de pormenores, corneta plástica de cancha balanceado con la vitamina de la resurrección, hubiera, retozando sobre el pedestal de la incredulidad, creído saber metido dentro de este traje de gallina clueca, con medias de miles de anillos despertando envidia, tamaño regalo para los latidos del alma; oh rodillas deshechas por la eroción de la competencia extrema, salid a la lucha apartados de esas calzas divinas, y morid bajo la pena de mi sentencia, y en virtud de sabernos infinitos admiradores del talento innato, dejad en paz a nuestro supremo y apiádense por gracia del señor verdadero; amigo, ojala pudiera ser un cura sanador y sanarte, y también arroparte de santidad esa resaca de patadas impiadosas con posteriores infiltraciones, ámbas allí latentes y lactantes todo terreno, como las tanta montañas rusas con el Diego quedando como papelito presando allí debajo, de la tonelada invicta de centro hases, medias puntas y arqueros, de festejar los goles y más goles y los tantos campeonatos. Hombre de expoliado virtuosismo, eterna celebridad; sin concertación de paritarias educado a los golpes de patadas; frente curtida de parabrisa encumbrado de los tanto goles para nosotros de adorarte hasta los parietales de la cabeza; y encima ahora entregado a los pobres para ampliarles una vida digna con las necesidades básicas bajo el amparo de tu sagrada competencia; hombre de generosa saliva, que bien podrías haber elegido ser un estrella de multitudes pasando por las cámaras de panorámica embuelto en tapado de armiño; entonces permiteme decirte solo este himno final, con un manto de sonrisa en la carótida; pues en el nombre de mi compañera y mío, bajo ningún tipo de reducción o restringida inhibición de estropársenos el aire santo de la sinceridad, iríamos a ponderarte de vanidosos egos exaltados corriéndonos sobre el erizo un panegírico de repostería; por no beber un boldo luego de comer un zoológico, y no obstante tener hasta la conciencia mugrienta del barro de un crater, girándome el mareo como buitres rodando sobre el eje torcido de una espina dorsal de desausiado, voy a gritarle a la vida un zapucay de esta alegría incomensurable depositada en nosotros ¡Ihayujaijay! Aunque apasionadamente haciendo proliferación de airesillos, con portarme acorde con el cariño adelante, ya de hígado renovado igual me hube empacado al observar al pueblo tirar como en una cincha cuando lo necesario es empujar hacia adelante. Cual colocar aquel papel en la urna, la cuestión de la democracia es directa y simple, sobre todo en deponer las armas sobre un suelo de paz fluorecente, con la misión de hacer sencillo respetar la fraternidad, la paz con igualdad, y el amor al trabajo. Y ya somos muchos los sumisos que preferimos ser buenos republicanos, bravos signatarios de la plena democracia, que así mejor nos sirve obvedecer los embotellados anhelos emergiendo con las ansias en la brecha del sufragio, con además repudiar las dictaduras insurrectas de ladrones en resurgimientos de lamentar dicha tangente funesta. Nutridos de esperanza estaremos aquel día de votar la grande aspiración del emergente único, sin vigor de malditos de un destino programado para bandearnos en troperías; acompañados de su congreso honesto, siempre aprestado a gobernar con los hombres de nueva ética, ciudadanos ejemplares al frente del timón con una responsabilidad común y bien custodiada. Se vienen las PASO; de la periferia del sartén de la nuvelle cuisine de la política, resto de un fondo de cocción a medio deshidratar; y por raquíticas y despobladas agrupaciones, costoso censo irreverente de exterminar al virtual innecesario postulante; evento de preferir tacharse la doble generala, al servicio de una arbitrariedad de la interna de los partidos; una tangente de despilfarrar de los bienes de subsanar hospitales; cuando mejor debería ser primicia caérceles ideas encendidas del rebaño de neuronas, algo positivo como para recaudar con buenas armas de cara a la posteridad. Y de mi parte gran suspenso traigo de la agonía próspera para el predilecto trastornamiento de hoy, de tener que elegir solamente redundantes candidatos del mañana; eventual férreo señorío de la palestra en apéndice del comicio principal; aunque si de mi dependiera las coronarias del núcleo de la ideología, entiendo, con ahínco rebotándome la existencia, como preferible de poder contar en el escrutinio final con la participación de ignotos candidatos, de lugares inóspitos de la política, seres allí relativizando el nada adventicio bitartidismo, absolutismo cantado por antonomasia, predecible y absoluto ¿Puede dios haber creado todo y luego estar ajeno a los abatares de la polítca? Bien sabía Jesús de tener que cumplir con el rol de hijo, y muchas de sus visiones debían estar condicionadas por esta realidad determinante; Jesus decía: Nadie puede servir a dos señores; porque abarrecerá a uno y amará al otro. No podéis servir a dios y a las riquezas; profesaba sabiendo perfectamente que su padre ama por igual al mundo complejo y las criaturas imperfectas que inventó, pero él, el Jesús nuestro de cada día, no podía, y no debía; el no poder por el deber ser; entonces pues sus palabras estuvieron condicionadas de metafísica, pero para cumplir con la misión de hijo de; y aunque en si mismo, dios expresado al filo de un continente, su rol era ser el primogenito, acaso el único posible, condicionado a la espalda del padre, debiendo dar el ejemplo máximo para las futuras generaciones, para aquel modelo de mundo bajo el poder de la sagrada familia. Y como nosotros los mortales somos solo criaturas, muchas veces, porque las olas del mar nos acarician naturales, o el viento sopla al compás de nuestros berrinches y berretines, nos sentimos dios, y hasta más que eso. Por eso pienso lo mejor y más complicado es mantener una posición entre las puntas de las diferentes contradicciones; por ejemplo, liberales idealistas, de los logros producto de las artes del comercio, y comunistas, materialistas, pragmáticos, con una propuesta científica de estar todos equiparados; pues estos extremo diametralmente diferentes, opuestos sin solución posible, prácticamente absolutos, son de donde yo no puedo esplayarme correctamente en los acuerdos de partes disidentes, cuando las diferencias de ideas también son inevitables, con ser esenciales de convivir, cohexistir de entre la misma realidad; y acaso el punto medio esté en elegir una social democracia potente. Por eso siempre fuí un centrista convencido, y de intentar descifrar como los escultores, como cuando un hijo se tiene que hechar a andar y tomar decisiones de la fragua a consolidar; pero ahora desdoblado ave de corral en repechaje de un resurgimiento, considero ser esta postura el vinculo con mejor sensatez posicionada hacia un afluente de algaravía general; parásito es aquel que vive de prestado. Habría que dictar leyes cual abedules donde los partidos en la acción de gobernar, no puedan bandearse hasta caer la bola del paño, como sea mantenerse en el centro con solo algunas diferencias sustanciales; los liberales sueñan pesadillas con la amenaza comunista de las confiscaciones, y como corresponde ya te empiezan a pegar desde antes de crecer el patito. Aparte, los países en vía de desarrollo, de querer aplicar el sistema liberal, aun testarudos en definirse para un buen desarrollo sostenido, aunque más no sea, en tímida versión discreta y moderna, deben prestar atención y poner énfasis en recalcar sobre los temas educativos, pues el liberalismo tiene estrecha relación con una metodología basada en la confianza mutua; como en lo deportivo donde no existen alambrados entre las hinchadas; diferente aquí donde nos peleamos a trompadas sin guantes, antes, durante, y después del partido; o así mismo defensores y delanteros, en un tiro de esquina tomándose con los brazos como en una catástrofe; distinto al estar debidamente sentados sin tabiques divisores o murallas, fosas correctivas con dividir el propio campo de juego; el sistema liberal es un sistema donde es necesaria la buena educación ¡Casi nada! Porque los tan mentados capitales, empresarios y demás participantes, huyen cuando deslizas apenas una puteada; cuando ellos mismo muchas veces son los que incitan a la violencia aumentando todo solo por estar inquietos con hormigas en el traste; pero igual, tranquilo, con el sol salido de sus grados habituales, estamos tan cerca del fin del mundo, que el embrión de la violencia del hoy será tan solo anegdota para los angelitos del mañana; pero no obstante admiro tu entrega de querer cambiar al mundo hacia otro mejor, por medio de una revolución de ideas marxistas, donde finalmente todos estaremos equiparados en bienes y posibilidades de prosperar, progresar, dejar de adolecer al pan sobre la mesa; ser todos legítimos dueños de los medios de producción, con un nivel de vida exelente donde aquellos a quienes el Estado revolucionario les hubo confiscado sus bienes, por el bien general, no han de extrañar lo anterior, pues estarán más felices que nunca; esa es la idea. Puede parecer injusto pero igual en el capitalismo hay mucha gente que sufre a diario y en las guerras, y las grandes recesiones. Perdoname que te insista, pero el suelo sembrado de la democracia mundial, debe profundizar en las raíces primeras del no exterminio, e impedir que los gobiernos se bandeén por la banqueta alta hacia la idea práctica de la aniquilación; supimos ser guanacos sobre las tumbas y la evolución nos puso con los pies sobre los acuerdos, importantes asuntos establecidos como bases, en el sentido de pilares, del amor hacia la igualdad, el consenso pluralista de decisiones comunes, y el amor hacia todo de ir caminando sobre el vientre de la madre tierra admirando sus flores y los hermosos paisajes. Y dios nos quiere hacer recalcar sobre la misma vid patera, en hacernos dejar de lado el empecinamiento por destruír el ecosistema de la madre tierra. Y aunque el centro de lo previsible siempre será la sombra en virtud de su reparo, tenemos gratis dicha violencia ejercida con absolutismo emergido de la brutalidad del alma negra, seducida por llegar a ninguna parte; siendo ésta baraja la tangente de los cuarenta grados de fiebre de aclararnos cual clara de huevo de dicha gota de mercurio al reaccionar de la fenomenología. Entonces nadie se condice con la alegría, se vive de la porquería, de temas colaterales en cápsulas de leche de cola de carpintero, híbrido consecuente de terror con edulcorante de zing y estaño, instruídos para preservar el terraplén de la locura; y así vivimos afectados de ir queriendo cordura, en una fe insatisfecha en donde mejor acabar con los momentos. Decía un gran colocador de cercos de alambres de púas: Habiendo sido siempre tan honesto venir ahora a pincharme todo. Pues necio sería negar las tangentes o hacer deducción negativa hacia una pobre linea en ángulo subyacente de la ateria principal; sobre todo al saber de Cristo de su alta preocupación por jugar magistralmente bien el destino, pues dios premia a los grandes jugadores. Conclusión, de los atentados como consecuencia de los bombardeos, al feminismo versus el machismo recalcitrante, con las resultantes del femicidido infeccioso y los ladrones como parte de un sistema represivo ultra orquestado, se va conformando una patética tangente, parábola oblicua apartada de los principios básicos de la democracia, linea transversal por adonde entra toda esta porquería relativizando el tranquilo bipartidismo de por si complicado; y por culpa del déspota suburbio del mal, eximida la transversal de ceder el paso, haciéndose ignota e invisible entrando de lleno por la arteria principal de la siempre problemática guerra fría de los opuestos tan evidentes; san benito cómodamente soslayado del balance, viajando cual si fuera un arrastre forzado de casualidad, pero que está presente, siendo un ácaro del tamaño de un desatino inquietante. Y de esta tangente, hoy un colorante con anexo de sangre, mañana mismo será mucho más que una leucemia crónica de espacios y momentos salidos del corazón de la vida, y del Cristo apelmazado rugiremos silvestres con allí las otras hormigas coordinando todo justo al persistir de la espora; con sistemáticos instantes por donde el agua caerá seducida por el aceite ese, amalgamados todos en una emulsión de colágeno de goma multiabrasiva; y todo aquello tan diverso y previsible, se tornará como el sol salido de sus grados habituales, comenzando a decir el día perturbación hasta cuando nos tapen los mares; donde cual proyecto de máxima, desde la presidencia, tan solo se verán medidas tomando, más que nada para enriquecer el discurso de campaña, pero nadie hará reparo en la tangente nazi en bifurcación avanzar dañina cual una escoria, en quererte sin perssing en la lengua, al verte de tu saliva subiendo por fin al cerebro tierno, sean sus propios hijos, asolados margaritas, escencial patrimonio de esta alquimia de humanidad desprevenida sin poder distinguir la coma de la quimera. Con todo, mira como estaré de proverbial y comprometido con la contienda del plesbiscito, que observando aquella pizarra, creí leer un votar a Lavaña, y dice tan solo lasaña rellena. Entonces, haciendo escala descendente, a las democracias debería estárseles prohibido, pues no entienden, contraer grandes deudas externas de comprometernos hasta las yemas de la digitales huellas, o por el otro lado, como alternativa de segunda apiolada, andarse atareados desplegando reformas de la constitución como vía de trepar al poder, para finalmente cerrar con el atajo del amotinamiento; es que justamente los patriotas revolucionarios temen peder el gobierno y ver a la oposición entrante hipotecar al país con cifras infinitas. No puede ser que los economistas no puedan calcular lo necesario que se necesita para tener una patria con el perfil que desean implementar, el saber cuanto cuesta tener un país con tales características; más luego informar a la nación de como actúar en consecuencia ¿Para que quieren un dios si después no lo van a respetar? Entonces lo válido del comicio concistirá en sostener al potro apartado de los exterminadores, y así evitar bandearnos hacia un abismo sin ley de gravedad, ni de transigir a los albores de un arrepentimiento nervado (La tangente carrilceda del aborto, y de la bisexualidad como factor fundamental para crear una sociedad sin machismo, por ejemplo). Los demócratas debemos dejar constancia y hacer valer en consonancia, lo singular de la independencia pura, incesantemente, e ignoran lo aquello tan valiente de cortarte las piernas, o los aleros del castillo personal, sin una particionada piedad con todo enchastrado de opresión revuelta con espinas en salsa de crocante de maní con clustones de lascividad; hacer tronchar los males con ejemplos reales a favor del calendario transitado, de tantos huevos incubados en favor del bien, y abandonar la epilepcia fruto de la ira apartada de la introspección del rezo; y así escuchar la hojarasca cual una sirena de alarma para salir disparados de la tangente de arrebatar la vitalidad del desprevenido iluso; no debemos deprimirnos ante la idea de la muerte inducida, y dejarnos crecer un domador de la libertad interior, y fuera la pavura del holocausto parco con hornos de cerámica fulminante. Y si algún gobierno, fiordos de cuatro temporadas, desea crear una reforma agraria romántica, mejor hacerlo en terrenos fiscales donde nadie quede engrampado y retraído, y así crear tantísimo alimento para ollas populares, y también ocupación de trabajo. Aunque hombre autóctono, y aborigen de apariencia por el sol, o torpe bebedor de agarol por no entreverar los lácteos con galletitas de agua, lejos de ser un tratadista transformador del mundo, estoy al servicio de mostrarme como los faquires. Otro tema son las dietas, amigo conspicuo, y aquí va mi arenga señor de los infinitos goles, para mi entender la dieta ideal consiste en comer normalmente, pues el cuerpo luego se acomoda solo; y espero de vos, lima nueva de los de mi raza, sepas reconocer, aunque nos duela aceptarlo, (y de paso agrego, debés cuidarte de tanto abrazo y apretujones con palmadas de gracias en el lomo; y otra cosa de la que te tenés que cuidar, es de los tantos choca los cincos de millones de gente, y de esos saludos tan agarrados; haceme caso, ponle un punto final a ese saludar tan aguerrido y más bien hazlo con solo la palabra o con un ademán de mano) por qué vos sos un revolucionario a tiempo completo, y por este camino quedarás machucado antes del gon tocando al límite de los noventa minutos; ten mucho cuidado, pues el cuerpo tiene su límite de aguante (lo sé, suena ridículo que lo diga yo). Pero pará; volviendo a lo anterior, la panacea de mantener la forma, como para una dieta normal, por ejemplo, en equivalente de panchos comunes, como estos precisamente, pero con menos papitas y no tanto adereso, como tope máximo para mantener el peso, habría que comer, como mucho, un total de cuatro perros calientes por día; así que adelante con el panchito que nos restan de yapa. Eres un revolucionario con todas las de Cristo, pimiento y chile, gran ejemplo de libertad de expresión, ayudando para la escasez del hambre caerse de la infraestructura de la injustica. Siempre habrá diferencias de ideas, sobre todo de relegar a los pobres del sindicar del confort hacia la trama de la sequía; que muchas veces allí se anda la pluralidad de la democracia, para ese lado nefasto de metabolizar al rezagado ciclón mal parido, haciendo imposible gobernar en coexistencia pacífica. Ah, Argentinos, cuando por malestar nos vengan frases frustrantes en tiempo inoportuno, de ser la razón descarriada un compendio de conjeturas vanas, pensemos en aquellos goles a los elegantes ingleses, y las maravilla del tácito remanzo harán volver en nosotros la afinación pretendida como adecuada, y la confusión se irá a pergeñar con la sonrisa de media luna; aquel tan bonito desde atrás de mitad de chancha, gambeteando como una zaeta a más de medio equipo completo; aunque para mi regozijo principalmente el propio con la mano de dios, tan cuestionado pero absurdamente legítimo, donde para mi entender fue válido, como una estrella; gracias campeón de los aplausos, goleador de haber tapado partido a partido los hoyos completo de la red de ambos arcos, con proyecciones infinitas sobre el largo rectángulo; con decir, siempre te defiendo diciendo a viva voz, que aquel gol con la mano estuvo absolutamente bien cobrado, pues aquella acción casual fue mano pegada al cuerpo, si señores, mano pegada al cuerpo del propio Diego, por qué claro, sin planteo de perdones, el brazo, ligado al instinto bajo protección del sistema nervioso, siempre estuvo pegado al tronco, como falo erecto integrado al genio salido del talento divino; precisamente gracias a ese instinto natural de los grandes goleadores, donde queda demostrado la extensión del virtusismo hacia la totalidad de las partes apartes del ser indivisible; hasta sospecho a éstas nuevas reglas de querer negar lo anterior, estarían ligadas con ese gol fantástico tan memorable; porque estos ingleses hacen basamento de las sentencias judiciales regidos por la jurisprudencia, en cambio el resto del mundo, conociendo la imperfección de la moral de los jueces, mejor prefieren, cual antibiótico, sentar leyes independizadas del historial. Y en tren de elucidar hasta el fondo de la sutileza, no exagero si te comparo con el Che Gevara, aquel ángel del prototipo ideal de hombre, monumento de ser con la directriz específica del cielo de mejorar las condiciones del humilde silencioso y desterrar las injusticias en convoy sobre el filo del balanceo; y entonces de ángel a ángel se ha resuelto la mitad del comedido, emparejados en la calidad y el refinamiento de la actividad entrecruzada, en la lucha por la verdad encomendada por el poderoso instinto de ayudar al desvalido. Aunque tu no utilizas las armas de pólvora para la batalla revolucionaria, el aporte que tu dedicas, desde ese lugar bien ganado de semidios aterrizado, es tan importante como un regimiento de mil hombres con misiles; tu propaganda tiene pues un valor incalculable en dinero y en eficacia. Y siempre te la juegas por la papa caliente más complicada.
Y ya entrados en el magisterio de la confianza, pesado yo de refutar una nube de tu cielo, permítaseme señor de los balones de oro y de la champaña del podio, una crítica mordaz de típico pariente colgado de tu seno; que no se trata de refutar el pasado sino más bien de descargar la ira, hacia el único reproche de éste anteojo de tus ojos, donde juro nunca más sacudir el hocico al rebusne de mis sentimientos; pues aunque ya habiendo demostrado la suficienta idolatría, quizás confundido estoy de la emoción virulenta, entonces perdóname entrarte así al área chica, luego de un adobo de cariño verdadero; y permiso pido de decir esto al expandido de confianza de mi lengua resentida, que bien traigo cruz de persignarse y hacerte menos urticante este reproche deportivo. Acaso sea el error de tu vida, por ausencia del farol de la penetrante personalidad, cuando fuistes técnico de la selección, no poner al centro delantero, Martín Palermo, de titular absoluto. De todos modos en esta nueva etapa que se avecina, yo que vos, con la chapa de técnico de un equipo mediocre, no me achicaría, pues los demás colegas en algún momento son puro fetiche que siembran dudas; y mucho de esto tiene que ver los ciclos de los clubes y las incorporaciones; y sobre todo si cobran el sueldo, pues si no cobran, olvidate de ganar; asegurate que les pagen en termino. Tené en cuenta que hoy día los muchachos desde niños se forman en escuelitas, pensando algún día trabajar de futbolistas, y entonces saben jugar en apariencia pero por lo demás son unos pata duras fenomenales; deberías hacerlos jugar picados suaves en los entrenamientos, en espacio reducido, y allí detectar a los mediocres, y más luego enseñarles a jugar cual si fueran tus hijos. A veces pienso que primero estuvieron Adán y Eva, y su cría; pero luego como vinieron desaparecieron, y dejaron la tierra sembrada de su humores, desde donde surgieron todos los demás animales; o sea que todos los animalitos descienden del humano; cada aspecto del temperamento se transfirió a la genética y fue dando como resultado las diferentes especies; seguramente representativas de nuestros aspectos psíquicos y de moralidades; aunque de los pecados también se enchastró dicho caldo de cultivo, y tal vez por ello hay tanto burro que con el arco libre la patean para afuera.

Texto agregado el 14-10-2019, y leído por 66 visitantes. (1 voto)


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