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Antes de pasar a la categoría de fama- al igual que en esta página- había que superar estadios intermedios. Normalmente era la edad la que lo determinaba; pero también ayudaba la posesión de otros signos indiciarios distintos.
Contaba mucho tener balón de reglamento. Balón había en todas las casas- pero de reglamento; esto es, conforme a las normas de la Real Federación Española de Fútbol, o lo que es lo mismo: estar hecho de cuero y tener unas medidas determinadas-, sólo en la de unos cuantos privilegiados.
También ayudaba bastante tener una hermana guapa y cosas por el estilo.
Recuerda uno su ceremonia de iniciación( a estos últimos respectos de pasar la etapa "cronopil" para arribar a la de "fama", y a falta de hermana, guapa o fea, y de balón de enjundia reglamentaria) con el cariño que siempre da la distancia.
Era uno un infante- enfundado en el uniforme universal de la infancia, llamado "babero" por estos andurriales- cuando tuvo que demostrar su hombría, para ser admitido a aquella pandilla de amigos, inhalando el humo de un cigarrillo.
Bizarrías de este tipo ayudaban bastante a la conformación paulatina de un estatus. Había que superar pruebas de fuego de enjundia parecida.
Hay que decir que los juegos, por lo menos por mi barrio, eran auténticos deportes de riesgo, como el "apedreamiento" de unos a otros al que llamábamos "ópera".
La ópera, que aquí tenía poco de musical, a no ser que entendamos por música la llantina del primer descalabrado, consistía básicamente en el lanzamiento de piedras- cantos rodados del guijo de una obra( quizá de ahí viniera el nombre)- de un grupo de amigos contra otro, ya más distantes en cuanto a cuestiones afectivas y generalmente de otro sector del barrio o del resto de la población en misiones diplomáticas. Servía también- además de para descalabrarnos alguno- como terapia adrenalínica( sirva el adjetivo para explicitarlo). Después de una ópera salía un tío descalabrado y los restantes con una relajación de cuerpo de encomio. Y digo esto porque la ópera terminaba, no con la apoteosis de la prima dona, sino con un tío corriendo y llorando hacia su casa. Eran cosas del juego, cosas de la vida.

Texto agregado el 27-10-2019, y leído por 78 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
27-10-2019 Una tristeza. MujerDiosa
27-10-2019 En estos días para ser aceptado en ciertas pandillas (gangs) tienen que matar a alguien, y esto no es una mala broma. za-lac-fay33
 
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