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Ars narrativa

Desde que tengo memoria de mí misma me reconozco en la afición por las historias. Hurgando en la raíz de esa inclinación , sospecho que procede de la niñez, de aquellos lejanos días en que se reunía la familia , en torno a la lumbre de la chimenea,en casa de la abuela paterna, a la que tanto queríamos. Allí, al calor del hechizante fuego, jugábamos a cartas y al dominó, asábamos castañas y manzanas... y escuchábamos historias de los mayores. Recuerdo a mi padre y a mi tío pegando la oreja a la radio de la abuela, uno a cada lado del aparato, para no perder detalle de lo radiado. Para no perder ripio en aquellos años iniciales de la radiofonía, antes de la televisión.
Empecé a saborear el gusto de oír contar en el seno de la familia, en la tradición oral.
La lectura vino después, de la mano de las primeras maestras: "Robinson Crusoe", "El Quijote" en edición infantil,la serie de los Cinco...
Mención aparte merece la novela"Mujercitas". Este último fue mi primer libro, un regalo de una tía, que yo puse a buen recaudo, tras leerlo ,en lo alto del armario de la habitación de mi abuela . Según supe recientemente, allí encontró el clásico juvenil años después mi prima, su hija.Casualidades del destino.
La historia de las hermanas , repuesta en tv todas las Navidades, hizo las delicias de nuestra infancia.
Harto influjo tuvieron en mi formación libresca los libros que me pasaba un primo mío, gran lector, diez años mayor que yo : teatro de Lorca, poesía de Juan Ramón...
Él me afianzó en las letras en un verano de clases particulares decretadas por mi madre , que no concebía los veranos ociosos, aunque aprobara todo. Él , muy valiente, me leyó " La casada infiel",de Lorca, y " La pavura de los Condes de Carrión," de Quevedo. Pese a mi corta edad, quedé hechizada por la literatura. Erotismo y humor brotaron de las palabras de los sabios poetas.
En las casas de los campesinos no había libros; pero mi padre, hombre curioso e inteligente, siempre me traía de la vecina ciudad algún libro o tebeo. Yo nunca le pedía otra cosa cuando me preguntaba qué me compraba.
En el internado , de niña, a falta de otra cosa, devoraba vidas de santos. La gimnasia y los libros me hacían fantasear con un futuro dedicado a esos dos mundos, que ocupaban gran parte de mi tiempo en el colegio, un mundo de paralelas y líneas.
Estaba claro que ya se había forjado en mí la letraherida.
A la muerte de mi padre me inicié en la escritura de unos dolorosos versos sobre el suceso, de nula calidad, pues no son los versos mi habilidad, aunque no se me dan mal las coplillas, hecha como tengo la oreja a las rondeñas del pueblo.
En la adolescencia fueron más influyentes las recomendaciones de amistades: Martín Vigil, Hermann Hesse, Camus, Blasco Ibáñez...
Y fueron todos esos antecedentes los que me decidieron por la Filología , un tiempo en pugna con el Periodismo.
En las letras me refugio. En las letras me distraigo. En las letras me curo.
Y en la palabra oral. Me gusta leer y escribir;pero no menos me gusta la conversación .
Y es que tengo yo mucha cultura de corrillo de pueblo.
Primero , paladeé años el corrillo en torno a la madre de mi padre, a la puerta de su casa, en las tardes de verano verano. También me asalta el recuerdo de las tertulias en el Cotanillo , al lado de la casa de la abuela materna.
Más recientemente, cobran importancia en el arte de pegar la hebra las habituales de la puerta de mi casa, en torno a la figura de mi madre. Acompañadas de familiares y amigos, siempre tengo atento el oído a sabrosas historias , leyendas y chascarrillos ,desgranados sabiamente por la elocuencia de gente sencilla de pueblo, pletórica de chispa y vivencias.
En estos momentos delicados distraigo a mi madre con sabrosas historias del pueblo para endulzar sus momentos.
No puedo disimularlo: me chiflan las anécdotas, los sucedidos, los cuentos.

Nota: Dedicado a mis abuelas, a mi madre, familiares y amigos, mis contertulios habituales, maestros en el arte de contar.

Texto agregado el 20-01-2020, y leído por 140 visitantes. (14 votos)


Lectores Opinan
30-01-2020 e comprendo, te comprendo: lo bello que es la lectura, pero lo quieres gozar más? Lee con música al fondo, ambas se gozan aún más. El desastre es que con la tecnología ya las bibliotes están pasando de moda. za-lac-fay33
29-01-2020 Un texto muy interesante, cotidiano, lleno de amor a la escritura y el arte de contar. Los abuelos, siempre han sido arcones vivientes de historias maravillosas. Saludos. maparo55
20-01-2020 Qué bueno recuperar el cuento, la paciencia de escuchar una buena historia, la atención y la tensión... Lumumba
20-01-2020 Es un texto maravillosamente escrito. Por cierto, ahora que no se escuchan los sabios consejos y anécdotas de los más viejos, sólo se habla de modernidad, progresismo, comprar y tener...viene al pelo :) ***** grilo
20-01-2020 Muy atractivo relato. Marcelo_Arrizabalaga
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