Observa, juega, camina,
sueña un poco,
ríe mucho
y recibe como puedas
la tristeza, la alegría
nostalgia y melancolía.
Todas llegan de visita
y al partir dejan espacio
para guardar lo aprendido.
Tactos, aromas, sabores
hay en este recorrido
que comienza y se termina
como la noche y el día.
No te aferres al dolor
ni a la dicha pasajera;
piensa solo en el camino
y sigue aunque no comprendas
que se llega recién cuando
todo al final se ha perdido.