No sé de dónde viene mi costumbre
de empeorar a las siete de la noche.
Quizá solo por haber leído a " Les Poètes maudits"
pero se me pasa porque ya es tarde y tengo que ir a buscarte.
El mundo ya no es mágico
pero soy feliz por discutir contigo
en este claro de luna, en estos lentos jardines.
Como sí a este verano y ya casi otoño no le importara nada
con tal de ver dos corazones alimentándose de la penumbra.
Conozco bien la extensión de tu sonrisa cuando me perdonas
algo habré hecho ayer, pero no quiero recordar
prefiero hacerte reír y que se te escape un sensible "tonto"
para decirte que esta noche es imposible que acabe
porque había leído en internet algo sobre la "noche eterna"
una teoría conspirativa, delirante y ridícula
que suena más a broma que a verdad.
Pero suficiente para que se te escape otro tierno tonto
de tus labios a milímetros de los míos
para después alimentarme de ti, como una teoría de la salvación.