Seguimos aquí,
desmembrando el silencio de la calle
que es tumulto en mis venas.

Ofrezco vanos recuerdos
a mi calle malhumorada,
para adornarla de cariño
y entregarle un resbalón al aire.

Sobre el cielo descalzo,
las nubes andan cual vela,
impertérritas por falta de movimiento.

Todo afuera escondido.
Todo por dentro: laboratorio.
Espacios íntimos que se vuelven a labrar,
cual cocina amorosa del encuentro.

Besos y abrazos que se resignifican,
miradas que se renuevan por posibilidad inesperada,
gratamente bienvenida.

Hallazgo descarnado del sentimiento
que yacía debajo de la chaqueta,
y del lápiz cotidiano
y de la cuenta del banco
y de los logros
o la ausencia de ellos.

Encuentro de humanidad que no es
otra cosa
que la carne libre para compartirse
en amor.