Hoy vuelvo a urgencias, teóricamente, supuestamente, hasta las 14:30 no me lo creeré, hasta que no me vea en la hoja verde en la que aparece mi número junto a mi nombre. En otro momento me hubiera invadido una sensación de alegría y no digo que no me ilusione, cualquier persona que me conozca dentro del hospital sabe de sobras que es el lugar donde mis pasos son más seguros, más activos.
Hoy como aquel Ícaro con alas de cera volaré más cerca del sol, volaré y veré en que punto estamos en este justo momento y esa sensación me preocupa, espero que no se derritan mis inestables alas.

Ayer cuando llegué a casa pude disfrutar casi una hora de intimidad con mi mujer, cenamos, no comprendo aún de donde saca esa fuerza para inventar y sorprenderme pero lo hace, hasta que el pequeño se despertó, pero fue una hora maravillosa.

En esa hora contemplé la luciérnaga que ilumina al mundo, al mundo que me aferro para no caer, para no olvidar, para que mis fuerzas sigan siendo la del peón que no quiere acabar la partida siendo apartado antes de tiempo.

Fin del pensamiento de una persona con miedo oculto.