Le regalo a quien desee, el secreto de la buena convivencia.
Lo descubrí por casualidad cuando vi una película en la que la protagonista opinaba sobre todo y sobre todos. Yo me reía de las reacciones de sus parientes y amigos y pensaba como ellos:“qué tipa pesada, cree que encontró la piedra filosofal y que su misión es entregarle un pedacito a cada uno de sus interlocutores.”
En el colegio me llamaban Sabihonda, me llamo Sabina y nunca pensé que hubiera malicia en el apodo.

Yo decía a todos lo que se me pasaba por la cabeza hasta que alguien, exactamento como sucedía en la película, me dijo: “You speek too much” o sea "ud habla demasiado”. Fue mi nuera quien lo dijo, lo hizo con buen tono pero me cayó como un chorro de agua helada. Mis otras dos nueras eran medio apocadas, cuando yo les hablaba no levantaban cabeza pero en realidad no tuve ocasión de conversar mucho con ellas porque una se llevó a la familia a Italia a donde vivían sus padres y la otra se mudó tan lejos que nos podemos ver a lo máximo tres veces por año. Claro que no me gustó mucho que se fueran de casa, sobretodo por mis nietos. Esta nuera que quedó en casa, que me dijo como en la película “usted habla demasiado” es una buena chica y creo que no tuvo intención de ofenderme, de modo que dejé pasar por alto su observación. Hace pocos días mi hijo me informó que se iban a mudar y me explicó, que el trabajo, que las escuelas, el tráfico y otros mil motivos que justificaban la decisión. La casa parece enorme ahora que se furon todos. Mis amigas están cada vez más ocupadas con sus nietos y sus cosas que ahora nuestros contactos son solo telefónicos.

Ayer volvieron a transmitir esa vieja película, me pasó lo mismo que sucede cuando se relee un libro después varios años, lees lo mismo, pero te llega y lo comprendes de otra forma.