Abrí los ojos lentamente mientras extasiado deleitaba cada instante. Yacía en aquel sofa negro, en el lugar más gélido, sombrío y tenebroso que había estado. De mi boca se asomó una leve pero reveladora sonrisa que escapó desde los mas abismal e imperturbable de mi corazón enamorado.
Giré mi cabeza rápidamente provocando un poco de mareo pero encontré aquella magnifica viste que me regalaba el ventanal. Sería exactamente ahí donde pasaría mis últimos días si tuviera que morir.
Sentí frio debido a la humedad que me invadía. Sin embargo, me apetecía gozar cada sentimiento, cada sensación. Sería la ultima vez que estaría junto a ella.
Al ver su cabellera mi cuerpo se estremeció. No podía dominar aquella emoción que ella motivó desde el primer instante que la vi.
Pensé en apartar aquel mechón rebelde que besaba su rostro pero no quise que su apariencia angelical fuera dañada con mis manos manchadas.

– Es perfecta–, pensé.

Si tan solo ella no hubiese… podría ver su sonrisa una vez más.