Con el rostro desencajado por la ira, salió de la habitación dando un portazo, porque aquella mañana, el capataz del fundo le avisó a su patrón, una mala noticia:
"¡Patrón, patrón¡"- le dijo el capataz.
"¿Qué pasa, Venancio?”- le respondió el patrón,
"Otra vez, el tuerto Canales y sus cuatreros, anduvieron rondando por aquí"- le contestó el capataz, y entonces salió corriendo don Saturnino, el patrón del fundo, junto a sus peones armados, para sorprender "infraganti" a los bandidos.

Pero ¿qué pasó con el tuerto Canales? El cuatrero quería vengarse de don Saturnino, a quién anteriormente sirviera como peón del fundo, hasta un día en que el patrón sorprendió al entonces peón Sofanór del Carmen Canales Gatica (que era el nombre completo del tuerto cuatrero), abrazado de su hija mayor. La rabia detonó en la mente de don Saturnino contra él, que sin darle tiempo a nada, lo expulsó del fundo, dándole un balazo en el ojo izquierdo.

Así surgió la serie de hazañas del tuerto Canales y sus cuatreros, que al igual que Robin Hood, robaba a los patrones para darle a los peones. Pero mientras don Saturnino y sus peones, lo andaban buscando, el bandido y sus cómplices rurales llegaban al fundo por otro camino y a la casona y entra al dormitorio de Guillermina Alvarez, la hija mayor de don Saturnino:
"Sofanór ¿qué haces aquí en mi pieza?".
"Vengo por usté, mijita linda" - respondió picaronamente el bandido, que tomándola en brazos, saltó por la ventana, montó su caballo y salió rapidamente con sus secuaces.

Pero el tuerto Canales fue sorprendido otra vez por don Saturnino, que le gritó rabiosamente:
"¿Adónde vas con mi hija, perro mal nacido?
"Pa' que sepa usté, iñór, vine a buscare lo que's mio y a mandalo a usté aonde on Sata" - respondió el cuatrero, pero su respuesta dio origen a la balacera en la que los compañeros del tuerto, cayeron heridos de muerte, con caballos y todo. Así se vio solo frente a don Saturnino, ambos sacaron sus pistolas, y sonaron cinco disparos, y tanto el tuerto Canales como don Saturnino, cayeron muertos. La pobre Guillermina lloró lágrimas de sangre al ver tendidos en el suelo, los cuerpos sin vida de su amante y de su padre.