En el castillo que últimamente, acababa de adquirir Lesbia, esta actriz caprichosa y endiablada, Esta diva del cabaret era aplaudida por unos y demasiado polémica para otros: Sin embargo teniendo fama, talento y belleza, no había podido ser feliz.

Un día después de actuar, ya en su camarín, se estaba sacando el maquillaje, cuando entró, sin su permiso, uno de sus admiradores:

- “Aquí traigo rosas rojas para la mas bella”.

La actriz miró por el espejo. El intruso era un joven empresario francés, proveniente de una gran familia, y con una inmensa fortuna. Lesbia lo había visto alguna vez en las páginas de la vida sociál:

- "¡Antoine para usted¡"- Le dijo el hombre haciéndole una inclinación.

La mujer con marcada indiferencia, le respondió:

- “¡Gracias por las rosas¡”.
- “¡Te invito a cenár¡"- Le dijo el joven con actitud suplicante.

La actriz aprobó la propuesta asintiendo con la cabeza.

Aquella noche la pasaron en el yate, del joven, anclado en la Riviera. Nació una pasión inesperada. Los dos eran gente de mundo y de aventuras, pero cayeron, quizás sin quererlo, en las trampas del amór.

El capricho de esta actríz comenzó cuando le manifestó su intención casarse con él. Estaba dispuesta a dejar su carrera. Además de querer su amór, anhelaba su fortuna. Todo lo que tenía ella le parecía poco. La ambición la cegó. Ella no sabía que su amante ya se había divorciado dos veces. Sabía si que él era bastante menor. No tenía conocimiento que el hombre era tan díscolo como ella, y que sus decisiones y su fortuna estaban custodiadas por su familia.

Pasó el tiempo y el romance era una noticia de primera plana en las revistas. Cunado llegó a los oídos de la veleidosa artista que Antoine le era infiél, se sintió menoscabada y se enfureció. Aquella noche fue al yate sin ser vista y descubrió la traición. Con el juicio perdido, sacó de la cartera, una pequeña pistola, y les disparó. Cuando recuperó la razón se despreció a si misma.

Frente a las dos figuras abrazadas, en la cama que había sido el nido de ella, Lesbia puso en su pecho, el ultimo tiro que le quedaba.