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Después de saberse segura en su recámara volvió al sueño. Había corredores amplios y de lado a lado maceteros de azaleas y helechos. En el patio, sobre la plancha de cemento los hombres y algunos niños movían la semilla de café.
Diez años se fueron. Deseaba ser maestra y el padre de pianista. Al final, se hizo maestra de música.
Se miró platicando con los niños mientras tocaba… los cafetales estaban en flor. Abrió la puerta de aquella choza que rechinaba al abrirse. —como si supiera que rechinaría. Una niña de diez años, morena y con trenzas, la observó y se dijo “parece un ángel” estaba sudorosa y la invitó a sentarse. Le trajo agua de limón. "Descanse en el catre" y le quitó sus zapatos azules… le convidó una taza de café negro con canela y unas tortillas fritas con frijoles y queso.
“Eso comen los indios”, le decía su mamá A ella, de niña se le antojaban, pero en casa nunca las hacían. Gustaba platicar con todos. “metete” le ordenaba su padre. Era una mujercita cuando se sintió atraída por una espalda ancha y con olor a una mezcla de sudor y tierra mojada. Días después la mandaron a la ciudad y luego al conservatorio. No le respetaron su vocación, ni mucho menos que regresará a poner una escuela en ese caserío alejado de dios…
Sentía las sábanas de percal perfumadas de sol, las almohadas rellenas de semillas voladoras. Tuvo deseos de volver a dormir. Por la noche escuchó pasos. No se alteró. El sonido de las botas de su padre resonaba aún en sus oídos, ella se hacía la dormida y su padre sentado en el borde de su cama empezaba a acariciarla, primero por la longitud de su pelo, después su mentón, para correr su mano sobre sus globitos y llegar a su vagina. Escuchaba la voz de su madre llamándolo y se retiraba. Estos pasos eran diferentes, opacos, ligeros, y no le causaron temor. Abrió los ojos y era un varón que se acostó al lado de ella y que olía a tierra y sudor. Después de ser amada durmió entre sus brazos.
Sonó el despertador. Era hora de levantarse para llegar con tiempo suficiente a la escuela. Recordó el sueño e instintivamente se llevó su mano a la vagina y la sintió húmeda y satisfecha.

Texto agregado el 14-08-2020, y leído por 119 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
15-08-2020 No me quedó claro mi Rub, cómo es la historia, por lo que no puedo por ahora dejar mi comentario.Te pido por favor me la comentes mejor en mi LDV. Mil gracias. MujerDiosa
15-08-2020 Mi querido Sendero vos que nos tenes acostumbradas a tus perfumadas rosas, ¿sabes cuanto se te ha extrañado?Un abrazo enorme desde Argentina.Tu historia muy bien escrita, un padre es el hombre en el que podemos confiar, se que son muchos los que no respetan, dado que no se puede ignorar, soy conciente del sufrimiento de muchas niñas soportando el terror en soledad.***** sensaciones
14-08-2020 Con unas pocas palabras describís toda una vida. Siempre es bueno leerte. Abrazo. MCavalieri
14-08-2020 —Con pocas palabras nos muestras que en el reducido espacio de tiempo que puede haber entre el sueño la vigilia, la mente liberada recorre al mismo tiempo los caminos placenteros y los abruptos e intricados de la realidad vivida. —Un abrazo. vicenterreramarquez
 
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