Érase una vez en una lejana montaña, vivía la princesa Rosaura y su padre.
Ella se había enamorado de un joven humilde, llamado Carlos.
Todos los días cuando salía a pasear por las tardes, la esperaba su joven amado Carlos.
Pero un día su padre la vio y se enfadó mucho al ver a su hermosa princesa con ese joven.
Entonces fue de inmediato a visitar al brujo del pueblo y le pidió algo para que alejara a ese joven de su hermosa hija.
En ese instante el brujo le dio un polvo mágico, que al ser roseado con algo o alguien se convertiría inmediatamente en piedra.
Así que el rey pensó como iba a ser para rosearle el polvo mágico que le había dado el brujo del pueblo en el cuerpo del joven.
El rey espero que el paseo de la princesa Rosaura con su joven amado Carlos acabara, para así poder rosearle el polvo mágico.
Disfrazado de un campesino se le acercó para pedirle ayuda, cuando Carlos iba ayudarlo el rey aprovecho el momento y le roseó el polvo mágico,
En ese momento el joven enamorado quedo convertido en piedra, y el rey se puso muy feliz.
Al siguiente día cuando la princesa Rosaura salió a su paseo como todas las tardes, su joven enamorado nunca llego.
La princesa cansada de tanto esperar se sentó junto a una piedra y se quedó dormida, sin saber que esa piedra era su amado Carlos.
En su profundo sueño se le apareció su joven amado Carlos y le dijo, que su padre lo había convertido en piedra y le pedía que lo ayudará.
La princesa despertó muy asustada y llorando abrazo muy fuerte a la piedra.
Inmediatamente la princesa fue a reclamarle a su padre por lo que le había hecho y el muy sorprendido le pregunto:
- Quién te lo dijo.
- Padre yo no te lo voy a perdonar jamás. Le respondió la princesa.
Al pasar los días la princesa se entristeció mucho y su padre no soporto ver a su hija muy triste visitando todas las tardes a su piedra amada,
Así que fue rápidamente a ver al brujo del pueblo, para pedirle que desasiera el hechizo.
El brujo le dio una pócima para que le roseará encima de la piedra.
El rey así lo hizo, vacío la pócima encima de la piedra y el joven Carlos recupero su forma humana.
Cuando la princesa Rosaura llego no lo podía creer, corrió y lo abrazo con mucho amor.
El rey al ver muy feliz a su princesa, le dio la mano de su hija a Carlos en matrimonio.
Finalmente Rosaura y Carlos se casaron y vivieron felices para siempre.
FIN