Este texto fue escrito especialmente para el más reciente 50-120 del mes pasado. No participó. Finalmente elegí otro, el cual no consiguió ningún voto; pero me queda el placer de haber contribuido con mi grano de arena.


Había llegado el momento de decir la verdad, de restregarle en la cara al jefe, todo el odio que sentía por él, por los insultos, humillaciones y malos tratos que le daba. Existía un límite. Decidió que además de cantarle sus verdades, le daría algunos golpes.
-Es usted un abusivo, un engreído que cree que todo lo puede, ningunea a los que están bajo sus órdenes y los trata de la peor manera.
Sin decir más, con toda su rabia, soltó un golpe, luego otro y otro, hasta que el rostro imaginado del jefe se hundió sin oponer resistencia, bajo la fuerza de los golpes que David acababa de propinarle a la mullida almohada de su cama.