Los jazmines cubrieron el arbusto
primero fueron como un encaje
y luego se abrieron como una bandada de pájaros
con muchas alas deformes y blancas
Sus alas blancas quemaban el jardín
ninguna flor se atrevía a mirarlas de frente
su penetrante perfume a vino dulce
inundaba la casa desde los floreros
y nos volvía locos ebrios salvajes
que andábamos todo el día y toda la noche
cometiendo el más feliz de los pecados
sin cesar