Me entraba en mi propio Sahara,
Muerta de la sed, del calor y del hambre emocional
Todos alrededor de mi no se daban cuenta.
Y eso era lo peor.
Sufrir rodeada de gente que dice amarte.
Yo me fui secando por falta de amor
Ante sus propios ojos,
Escondida en mi propio desierto
Mientas ellos reían, aunque sabían
Que estaba en agonía.
Volví a mi desierto que al menos veía
Con ojos sin velos
Sin engaños ni celos,
Que me atormentaba de noche y de día,
Pero que en ningún momento
De mi se reía ni me daba a comer
Falsas sobras de su caridad
De amor o piedad.
Texto agregado el 18-10-2020, y leído por 34
visitantes. (0 votos)