Sonrió al contemplar el inmenso y majestuoso árbol que tenía delante. Se sorprendió al ver que no lo habían derribado todavía.

-Cuánto tiempo –dijo mientras tocaba el improvisado columpio de madera que colgaba de una de las ramas, que fue hecho por él y su padre. No estaba en ese lugar desde los 13 años, cuando el trabajo de su padre los obligó a mudarse.

Se sentó en el columpio y se meció lentamente mientras su mente era invadida por recuerdos de su infancia relacionados con el árbol. No pudo evitar sentir algo de melancolía.

Se levantó del columpio y siguió examinando el árbol. En eso unas siglas talladas en el tronco en medio de un corazón llamó su atención: A. R + M. Z. juntos por siempre. Lanzó una risita porque conocía su significado. Eran las siglas suyas y las de su esposa. El las talló el día antes de mudarse, mismo día que recibió su primer beso.

-Cielos, este árbol me trae tantos gratos recuerdos que me hace añorar ser niño otra vez. Ojalá pudiera serlo.

Volvió a tomar asiento en el columpio y cerró los ojos para dejarse llevar por sus recuerdos. Cuando los abrió se sintió ligeramente diferente. Al examinarse notó que su cuerpo se había encogido y parecía alguien de 13 años. Sonrió. Eso era lo que más le gustaba del árbol. Cuando estaba ahí podía ser lo que él quisiera.

* * *

Gracias a todos los que votaron y comentaron en mi relato pasado. A decir verdad no tenía pensado continuarlo, pero sus comentarios me han incentivado a hacerlo. Ya más o menos lo tengo hecho en mi cabeza pero me falta pulir un par de ideas para empezar a redactarlo. Espero tenerlo listo para diciembre. De nuevo, muchas gracias a todos por leerme.