Cuando escucho la canción NO EXPECTATIONS de los Rolling Stones me pongo nostálgico. Cada vez que la escucho comienzo a rememorar aquellos días cuando era joven y estudiante. Ahora soy lo que no quería ser aunque vivo convencido de que es lo mejor que pude haber hecho. En medio de este dilema, mientras escucho la canción, pienso en Elodie. Antes nunca pensé en ella después de haber terminado nuestra corta relación de apenas dos meses, pero ahora la siento marcada en mi memoria como si hubiese compartido con ella la mayor parte de mi vida. Hace veinticinco años que la vi por última vez, hace veinticinco años le rompí el corazón después de haber ignorado sus deseos de estar conmigo. Recuerdo las flores que le regalé y lo romántico que fui con ella, los besos, el sexo, las confidencias, su mirada, mi otro yo mostrando lo mejor del catálogo personal. Fui hasta su país y visité a su familia, conocí a sus amigos, nos recostamos en la oscuridad de la noche a la orilla de la playa de Montpellier tomados de la mano. Ella me acariciaba la cabeza con suavidad. La brisa estaba cargada de esperanzas y promesas.

Ahora estoy aquí, escuchando No Expectations en spotify. Tuve la idea de buscarla en facebook y sí, allí estaba ella, con su mirada dulce y su apellido italiano. Es curioso, pero a esta edad, con familia y una vida que es mía por coincidencia, pienso en la mujer a la que dejé ir sin remordimientos y que me hace falta hoy, en medio de esta maldita cuarentena de Covid y este invierno que es más noche que día.