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RECUERDOS DE POPI
TABATHA

Mes de agosto, mes de vientos, desde muy temprano, había comenzado a correr viento.
Unos días antes habíamos recibido la invitación a un cumpleaños, tendría, creo que 7 años, mis hermanos un poco más grandes. Ese día mamá se levantó temprano y comenzó con los preparativos, nos bañó uno por uno, siempre con la recomendación de portarnos bien y way con que nos ensuciáramos, paliza segura, solía decir.
Llego la hora de irnos, mama me vistió, de Popis con un vestido de organza celeste y zapatos blancos con zoquetes con puntillas, me peino con la cola de caballo, el pelo bien tirante, mis ojos parecían los de una chinita atada, ¡va! más que atada, cinchada diría, con un elástico de algodón y encima la cinta blanca con un moño.
Partimos al cumpleaños, como buena madre, nos acompañó. Era en el pasaje a la vuelta de casa, no sin antes darnos miles de recomendaciones, saludar, pedir permiso, decir gracias y sobre todo volver a casa impecables.
En esa época se acostumbraba a cavar una zanja que iba desde el desagote de la pileta de lavar hasta la calle, desembocaba en un pozo no muy grande.
Obvio que cuando ella desapareció rumbo a casa, lo primero que hicimos fue jugar, yo que era una india y una hilacha de flaca, desafié a mis hermanos a saltar de una lado al otro del pozo, mis hermanos me decían : ¡mira que si nos ensuciamos, paliza segura!, yo hice la punta, los pesados de mis hermanos, decían: ¡te vas a caer, te vas a caer!, no les hacía caso, corría viento más fuerte, en una de esas soplo tan fuerte, yo sentí que me levantaba como una pluma y me tiraba, esa es la expresión, sobre el pozo de agua podrida negra, chau vestido de organza, zapatos blancos, zoquetes con puntillas.
Mis hermanos, corrieron a avisarle a mamá, de lo que sucedió, supongo que lo de mis hermanos fue porque creyeron que se salvarían, cuando ella se enojaba repartía igual para todos. La vi llegar ¡Uy, Dios! La cara de mamá desfigurada, yo sabía lo que se me venía, me tomo de la cola de caballo y cual rienda, tomó la cinta blanca que lo sujetaba, me llevo a casa, no sin antes darme varios chirlos en la cola, mientras me decía: “¿Que no te dije que te portaras bien y que volvieras impecable?
Tabatha

Texto agregado el 22-01-2021, y leído por 115 visitantes. (0 votos)


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