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I

Raya el sol un insipiente sol tornando el cielo de naranja, en la habitación las penumbras eran reemplazadas por los dorados rayos del astro rey. La alcoba circular iluminada se hallada de un color azul, a un lado el lecho y en el despertaba con suaves movimientos una chica atlética pelirroja su figura delgada pero fibrosa, ya levantada se arrojó al suelo su ritual al despertar; una serie de lagartijas y abdominales que por alguna razón hoy era ansiosa agresiva como si se estuviera castigando de cierta manera, o como si le faltase algo o se descargara algún tipo de preocupación, al terminar su estilizada figura camino a una pequeña puerta que da al lavabo en el contempla su figura en el espejo, se siente viva, pero cavilando, esta pensativa Annabel se contempla es bella; su anatomía reflejaba una complexión fuerte desnuda sonríe, aunque sus ojos aún están inseguros. ¿Quizá, pero por qué? Entrando en la ducha lava su cuerpo sudado después de la sesión deportiva. Aunque ejercitarse siempre le ayudo a relajarse después de una reflexión esta vez no.
Pensó el motivo de su ansiedad, fue los sueños esos sueños que hacía ya varios días le incomodaban, soñaba con una rubia tierna de ojos verdes de un verde como el agua de algunas paradisiacas playas, una sonría que le hacía son reír. La noche anterior soñó tan vívidamente
Yacía en un hermoso lecho, con dosel de color purpura, sabanas de seda, en unos aposentos dignos de alguna aristócrata de la era victoria y junto a ella la rubia de ojos verdes yacían abrazadas le transmitía seguridad y ternura al momento la joven rubia despertó y besándole la saludo con efusiva ternura:
- Hola amor- acariciando su rostro, con una mano mientras que con la otra se ayudaba a salir de la cama, su melena rubia cubría la mitad de su espalda desnuda, aquella joven no tendría ni 16 años su grácil cuerpo resplandecía a la luz de una moribunda lámpara y los suaves rayos del día que también se levanta irradiando un calor glorioso. Annabel no hizo más que tocarse sus labios aquel beso le dio una paz.
- Buen día corazón- también saliendo del lecho, se sorprendió a si misma estaba desnuda sus cabellos alborotados de un rojo vivo, la rubia volteando dijo mordiéndose su labio inferior dijo:
- Me encantas con ese pelo en las mañanas, desatando deseos en mi corazón- acercándose de nuevo la beso, esta vez con pasión, Annabel no supo porque, pero respondió ese beso. Allí Annabel despertó, claro lleva tiempo soñando con esa mujer, unas veces la soñaba viendo morir, oyéndose decir palabras amorosas, promesas de amor eterno no sabía por qué. Ese día buscaría algo en referencia a sueños vividos, Annabel ese día decidió dejar su atuendo particular de prendas holgada sacrificando la libre comodidad para ir a clase con ropas más ajustadas, que siempre dejaba para ocasiones especiales o aleatorias dos o tres veces por mes, incluso no uso sus habituales ropas interior sino un conjunto que le regalo su madre de braguitas pequeñas con encaje y sujetador también con encaje un conjunto de lencería que usaba muy pocas veces, su pantalón también era muy ceñido dudándolo por un momento, recordando que siempre era objeto de piropos algunos buenos y otros no tanto por parte de sus amigos y de los desconocidos, junto con su camisa también ceñida todo el vestuario realzaría su atractivo de sobre manera, sus padre se sorprendieron un poco, su padre se extrañó casi nunca veía a su hija tan provocadora, eso no es que significara algo inquietante pero igual era su pequeña, su madre no cabía de alegría, y le pregunto saludándola:
- Buenos días, Anna, eso, ¿un chico especial? Con un tono entre alegre y perspicaz Carmen este día tras día sacando de quiso a su hija por sus atuendos tan poco femeninos, una vez le dijo que ella con su cuerpo no lo escondería tras esas ropas tan holgadas, algunas veces discutían tanto que Annabel se encerraba en su cuarto para exprimirse físicamente tratando de sacar toda frustración y rabia en los ejercicios de tal modo que quedaba como si la hubieran molido a palos.
- Madre por favor no empieces, ningún chico me gusta aun- con su madre no discutiría, del asunto no aun, su padre conocía el motivo de vestirse más deportivo de su hija, hacía ya unos dos años, descubrió a su hija escribiéndole cartas románticas a una chica, una de sus amigas, hija de un compañero del trabajo, la relación no prospero, para Andrés los gustos románticos de su hija le cayeron en el hígado fue la única vez que discutió fuerte con ella, desde ese entonces le guarda el secreto, para él fue difícil hacerlo. Solo le dio esa mirada cuidado hija:
- Hija trotamos después del trabajo? Le pregunto, mientras examinaba a su hija allí supo que algo le perturbaba.
- Si pa, necesito tu ayuda iremos al parque cuando llegues después de mi tarea- guiñándole un ojo, (Carmen comenzaba a sospechar que le ocultaban algo, había observado que su hija hacia cosa de dos años paso por un mal momento una discusión con Andrés su marido le había grito; ¿Cómo? ......no eres mi hija...... Pero...... Bueno, está bien...... Deseo que cuentes conmigo....... Eventualmente lo sabrá...... Está bien hare lo que pueda......
A Carmen esa discusión la dejo frustrada que de por si esta frustrada su hija era más apegada a él, lo único en lo que le confió a ella fue el primer periodo, aunque por ella estaba segura que lo hubiese hablado con él, Carmen estaba un poco celosa, esa discusión y posterior conversación con ella después de hacer el amor dejo más preguntas a Carmen, pero se supieron ir por las rama padre e hija.)
- Adiós mama te quiero. - Annabel se despidió de su madre con un beso. - nos vemos en la tarde- le dijo a su padre dándole un beso y entregándole algo, Carmen no se dio por enterada. Saliendo Annabel de la casa sentía ansiedad, presentía que algo de sus sueños era verdad o eso creía ella, de camino a la escuela Annabel repaso mentalmente esta jornada castellano fácil, matemáticas complicada, no le entraban las matemática, filosofía, sociología y geografía económica eran las clases de hoy. El año ya había comenzado tres meses atrás, era su último año, el bachillerato lo tenía tan cerca. Estudiaría comunicación, siempre le llamo la atención los medio, quería estudiar literatura pero su padre no lo quiso así que lo más parecido fue comunicación social, hace casi cinco años llevaba un pequeño diario como poemario, de los borradores saco un poema con el cual gano un premio en la escuela, recordó como había escrito el poema, era para un profesor el de historia fue uno de los primero que escribo, se lo escribió en el examen final del octavo curso, casi tuvo problemas, ese día el profesor pego el grito, decidiendo dejarla después de clase, el Prof. Le agradeció el gesto, pero le prohibió hacer de nuevo, era una buena chica, pero no podía permitir esa conducta, le aconsejo que saliera con chicos y le recordó que era casado.
Llego a la escuela sin problemas, la estructura escolar ya familiar y a la vez tan opresiva, no sabía porque los arquitectos diseñaban las escuelas como si fueran prisiones; el edificio en forma de cuadro con el frente de grandes ventanales cuadrados y rejas, de un color que en su mejor momento fue blanco ahora algo gris con algunos puntos mohosos sobre todo en las esquinas superiores. Annabel cruzo la cerca americana que formaba el perímetro escolar y se encamino al interior del recinto, saludo a algunos conocidos con la mano, un amigo se le acerco corriendo y pasándole el brazo por el hombro y besándole el cachete le dijo:
- ¿Anna que bella esta, desayunamos? - Annabel poniendo los ojos en blanco, Javier quería una relación con ella, aun cuando ella fue clara con él, quitando el brazo de Javier de sus hombros le dijo:
-hola Javi, no ya desayune, voy a castellano nos vemos luego- Annabel sabía que tenía que por fin a esas intenciones aunque ya dijo en el pasado que no era su tipo el chico no se daba por vencido, además nunca podría tener un romance con él, no le agrado dejarle allí plantado, camino hasta su salón estupefacta quedo cuando vio esa melena rubia hasta un poco más abajo de la espalda, esos verdes ojos con los que venía soñando, la pequeña, rubia estaba sentada al lado izquierdo del que ella normalmente ocupaba, entro excusándose por el retraso, todos los chicos volteaban a verla, mientras las chicas torcían el gesto al ella cruzar, algunas de ellas también la vieron sorprendidas, la pequeña rubia la observo y volteo al otro lado, la rubia Paula esta turbada con la chica que recién había entrado, atrajo de manera inmediata su atención, le resultaba vagamente familiar. Annabel aun turbada llego a su asiento, no pudo concentrarse en lo que se decía en clase, y empezó a garabatear en su cuaderno:
Los ojos, esos ojos verdes
que me han transportado a mis sueños,
mis sentidos son anulados
mi piel siente las caricias que unas manos dulce
caen en mí ser, y mi corazón escapa de mi pecho
con solo sentir tu mirada en la distancia...
Sintió el roce de una suave mano en su brazo;
- chica, presta atención, la profe te llama- Annabel voltea a verla su voz es igual, por soñaba con esa chica.
- Gracias, pau...- comienza a decir, pero es interrumpida por la profesora:
- Annabel presta atención, al terminar la clase te quedas un momento-
Paula estaba impresionada no le había dijo su nombre como es que lo sabía, se preguntó la esperaría para preguntar.
La Sra. Calderón termino su clase, estaba un poco molesta Annabel era por mucho su mejor estudiante, pero hoy estaba distraída y ya desde hace varias semanas la observada distante pensativa y ansiosa, no quería permitir un bajón que ya previa de su mejor alumna.
- Chicos pueden retirarse, y Annabel, por favor ven necesito hablarte.- dijo esto cerrando sus libros guardando su clase en el portafolio, mientras pensaba que decirle a Annabel, siempre le gusto ese nombre, es el nombre del poema conque su esposo la enamoro ese hermoso y triste poema de uno de sus autores favoritos; el inmortal maestro Edgar A. Poe, por la vestimenta de Annabel estaba ya interesada en tener un novio intuía María Gabriela Calderón también sabía que era una gran experiencia pero también podría ser muy dolorosa, querer a una persona.
Annabel se acercó al escritorio de la profesora, no pudiendo evitar admirar la gran belleza de su maestra de castellano y literatura, recuerda y se sonroja cuando había fantaseado con besar esos rojos labios, la profesora Ma. Calderón tendría 35 años sus vestimentas siempre le realzaban sus atractivas curvas sin llegar a la vulgaridad, tenía una elegancia que a Annabel le encantaba. Seria cuando Annabel descubrió y acepto su sexualidad, después de fracasar cortejando a la hija de uno de los compañeros de su padre, aun sentía tristeza por ello, estuvo segura que Lisa correspondía a sus afectos, pero no, el día que le presento a su novio, Annabel sintió como su corazón fue atravesado por el dolor de amor. Claro esta vez no intento algo con su profesora, ya había aprendido con su amor platónico.
María levanta la vista para mirar a su alumna y le dice:
- Annabel, no quiero que veas esto como un regaño, pero estoy notando cierta distracción de tu parte, dime que te está pasando eres joven; no apresures los momentos, recuerda que te debes a un buen futuro......
Annabel no entendía el pequeño sermón de su profesora, y levantando la mano derecha interrumpía a su atractiva profesora:
- Espere profe, espere no se lo tome a mal pero que le sugiere que me pasa algo, si he estado distraída pero es solo que no duerme bien, siempre tengo sueños muy vividos y despierto abruptamente, a veces paso horas antes de quedarme dormida, profe nunca le bajare el promedio solo prometo, hoy es uno de esos días, anoche soñé que corrió por un bosque resbale y caí al momento de caer desperté o eso fue lo que creí, pues me encontré en una habitación que no había visto, abrazada a algún que no recuerdo, el cuarto donde estaba comenzó a caer y allí si desperté después no pude dormir más profe. Dijo algo nervioso, pues no había sido muy sincera con su maestra.
- Bien- dijo la maestra poco satisfecha, pero por ahora eso basta- está bien, ahora necesito que me ayudes con tu nueva compañera, podrías poner al corriente de lo que hemos visto, ya pronto son los finales y debe aprobar por favor. - Annabel se puso muy nervioso, su profesora lo noto, con perspicacia le dijo:
- A ver, dile a tu novio que solo es un par de semanas ya después vas con él. -
Annabel no se lo esperaba y le dijo sorprendiéndose de ella misma al decir:
- No profe lo entendiste mal, a mí no me gustan los tíos, a mí -dijo Annabel poniéndose colorada. - A mi gustan solo las chicas.
- Eso es interesante, aun así, haz el favor de poner al corriente a Paula- dijo Ma. Calderón algo incomoda- puedes retirarte Annabel.
Annabel cogió su mochila y salió, pensando donde se podría encontrar esa chica, sabía que se había enamorado, aunque le parecía algo imposible, como podía soñar con Paula estaba inmersa en sus pasamientos que no se dio cuenta y tropezó con Paula en la salido del salón.
- Lo siento- se disculpó se ruborizo allí estaba ella con su lindo cabello rubio y sus ojos verdes.
- Tranquila, te estaba esperando- comento Paula, la rubia se puso nerviosa, era imposible que esta chica la pusiera nerviosa.
- La profe me ha pedido que te ponga al corriente en las clases. - Annabel estaba fascinada Paula es idéntica a la chica de sus sueños, su vos le llegaba al alma- si quieres vamos después de clases a mi casa a estudiar.
El resto del día fue un suspiro, las clases de matemáticas las entendió, lo que era mucho pedir y filosofía y sociología fueron a pedir de boca, al mediodía salió de colegio con Paula la verdad la chica era interesante, Annabel sentía su corazón saltar en su pecho.
La madre de Annabel terminaba el almuerzo cuando Annabel llego a casa:
-Bendición madre- dijo entrada a la cocina- hoy tenemos una invitada, ella es Paula, vamos a estudiar juntas por lo menos un par de semanas. - Annabel las presento-Paula esta es mi madre Carmen.
- Buenas tardes Sra. Es un gusto conocerla- dijo Paula estrechándole la mano.
-Cielo el gusto es mío. - Carmen no supo que pensar a su pequeña le brillaron los ojos de manera inusual al preséntale su a amiga, Carmen como madre sabia ciertas cosas y estaba intrigada por su hija tenia edad para que trajera un chico a casa y cuando trae a alguien es una chica. Las muchachas comieron fueron al cuarto de Annabel a estudiar, la tarde se les paso volando, cuando se dieron cuenta eran ya las 5:30 de la tarde y Paula anuncio que se marchaba a su casa en el portal Annabel se despidió con un tierno beso en la mejilla que la subió al cielo, sintió una gran descarga en su cuerpo, Carmen estaba agazapada en la sala y vio todo aquello no supo que sentir, tenía que hablar con su hija, pero no hallaba la mejor manera de abordarla, decidió que esperaría a su marido para tratar con él el tema. Annabel subió a su dormitorio se lavaría y esperaría a su padre necesitaba hablar de esto con alguien, también sabía perfectamente que no podía excluir a su madre, pero le asustaba su reacción, le pediría ayuda a su padre.
Andrés había llegado cuando Annabel bajo a la planta baja enfundada en su mono de correr y un top negro, con un koala donde llevaba su móvil y su identificación fue a la cocina y allí estaban su padre se veía un poco molesto y su madre con una expresión incomprensible, Annabel fue a la nevera y saco una botellita de agua hablando a su padre:
- Listo padre- dijo sentándose a la mesa.
- Si me cambio y nos vamos- dijo el hombre saliendo de la cocina madre e hija se miraron. Carmen estaba agitada su marido había insinuado algo grave pero que se resistía a creerlo, que pasaría de ahora en adelante, Annabel al oír a su padre bajar se levantó de la mesa y dándole un beso a su madre salió.
Ya fuera de la casa Annabel está desesperada por hablar con su padre:
- Papá tengo miedo, he estado soñando con una chica y hoy la conocí, es la mujer más bella que he visto en el mundo, es linda inteligente, creo que me enamore de ella, pero tengo miedo que no le guste. - dijo todo rápido no podía con esto ya hacía semanas que sus sueños la hacían machacarse la cabeza y ahora tenía las respuestas a sus preguntas. Andrés que trotaba a su lado permanecía callado, su hija le contaba cosas increíbles y su mujer lo presionaba para que le dijera lo que le ocultaba y se lo dijo a su hija:
- Anna, es bonito lo que empiezas a sentir, recuerdo como me enamore de tu madre, y es de ella de quien te quiero hablar ya no puedo con el secreto, en la tarde me pregunto por una amiga que llevaste hoy, ¿que si la conocía?, ¿que si conoció a su padre?, y lo peor ¿qué cuando traerás a tu novio? - dijo el pobre hombre- creo que explotare, tendremos que hacer partícipe ya a tu madre.
- Si pa, cuando lleguemos le arrojo la bomba, es esa chica nueva papá, con la que sueño, unos sueños son subidos de tono y otros son trágicos, en unos despierto a su lado, en una hermosa cama de otra época y en otros sueño que estoy corriendo necesito salvarla pero no puedo; llego y agoniza veo como se desangra acuchillada, yo misma muero a su lado, no pudiendo vivir con ella me suicido papá, en el sueño somos pareja vivimos juntas tenemos planes, pero morimos nos encuentran y la matan papá.- Annabel está al borde de las lágrimas, Andrés la abraza y la lleva de vuelta a casa, la sienta en una silla del comedor y le da un vaso de agua y sale a buscar a su mujer, pesando que hoy se arma la gran en la casa.
-Carmen mi amor, ven a la cocina, necesitamos hablar. - Andrés ve a su mujer salir del cuarto de Annabel está llorando, Andrés hace lo primero que se le ocurre abraza a su mujer está le pregunta.
- ¿Desde cuándo lo sabes? Andrés descompuesto le dice:
- Hace dos años la encontré escribiéndole cartas a una amiga suya te acuerdas de la pequeña Liliana, a ella cortejaba, pero no prospero esa relación, estuvo muy mal por un tiempo desde entonces lo sé y me hizo prometerle que no te lo dijera, creo que fue la única vez que me enfade tanto con ella, pero ahora cree haberse enamorado, tienes que ayudarme hay puntos que yo no quiero conocer que son asuntos de mujeres, ella te va a necesitar, cielo.
Llegan a la cocina Annabel está nerviosa, su padre es una cosa, pero su madre es otra muy diferente.
- Mamá, necesito contarte algo, yo......- Carmen la calla con una señal:
- Hija, vamos a hablar eso que me dijo tu padre no lo creo, ni siquiera sé si quiero créelo- Dijo Carmen, ella no podía comprender- Annabel como puedes estar segura que gustan las chicas, Dios hizo a hombre y mujer....
- Madre no digas cosas así, si me ilusione con un chico, pero no pudo ser, después no he prestado atención y conocí a Liliana me identifique con ella, pero de eso ya hace tiempo tengo segura mis gustos, no quiero justificarme ante ti madre, pero he tratado de ser una buena persona y aunque mis gustos no sean de tu agrado soy así- Carmen mientras escuchaba no daba créditos a lo que oía y aunque ella tenía razón necesitaba tiempo para reflexionarla y aceptar a su hija. Su esposo Andrés permaneció callado.
- Bueno mi amor, tranquila, seguro es una etapa como la música horrenda esa que escuchas- Dijo Carmen trataba o deseaba que su hija fuese como ella más normal. Annabel no quería discutir con su madre, pero ya no soportaba las insinuaciones de su madre sumadas a las de Javier, tratando de serenidad le dijo a su madre lo que ya deseaba sacar de su corazón.
- Madre soy y seré lesbiana te guste o no, espero encontrar la mujer que me haga feliz, así como tu encontraste a papá, hablamos mañana, no tengo hambre estoy cansada- deseaba estar sola para pensar- feliz noche mamá, papá. - se despido dando un beso a cada uno saliendo de la cocina, escuchando el comienzo de la conversación de sus padres fue a su cuarto.
Llego a su cuarto y se empezó a desnudar, echando la ropa al cesto de la ropa usada, hoy por algún motivo se encontraba melancólica, su madre no estaba muy contenta; ya la alegraría. Puso en el reproductor de música del PC su álbum favorito de tristania widow’s weeds y solo al escuchar las primeras notas de preludium fue un bálsamo a su corazón. Ahora el otro cabo suelto era Javier, con él sabía que la cosa estaría más peliaguda, sabía que el chico sentía algo por ella, pero desgraciadamente para él no era correspondido y dejándose de sentir que era una de esas mujeres fatales algo que regularmente sentía al tratarse de Javier, caviló de la manera más delicada de explicarle que se buscara otra chica a quien querer.

II

Esa mañana Annabel estaba distraída, podría ser la discusión con su madre, ella debía entenderla, pero parece que no quería o no podía. Ser arreglo con entusiasmo otra vez se pondría ropa provocativa incluso se atrevió a ponerse ese conjunto de lencería que su madre le regalo aquella vez, estaba feliz, vería a Paula no podría decir porque esa chica le gustaba tanto, puesto que sus gustos musicales no eran nada parecidos aun así sentía que la quería.
Saliendo de la habitación entre esos pensamientos llego a la cocina saludando a su madre
-Bendición mamá- Carmen respondió con voz un poco fría- Dios la bendiga hija, gracias a Dios hoy esta vestida como una mujer, seguro es por Javier cuando lo invitas a comer. - Annabel no podía creer que su madre continuara con eso. Y respondiendo:
-No mamá no es por Javier, ya te lo dije él nunca me va a gustar, a mí me gustan las chicas, solo quiero que Paula me note hoy también. -dijo sentándose a la mesa comería su par de arepitas con aguacate siempre le gusto ese desayuno, y una taza de café. Mientras comía escuchaba la cantaleta de su madre.
-Vamos Ana como te pueden gustar las mujeres, con tantos chicos lindos por ahí, mírame con tu padre- decía Carmen que no sabía que pensar. Annabel solo asentía y engullía la comida lo que más le gustaba de su madre era como cocinaba, aunque ella cocinaba no lo hacía como su progenitora.
Andrés entro en la cocina y después de besar a su mujer se sentó a la mesa. Sonriendo también comenzó a comer, divertido por la ropa que esta vez llevaba su hija, púes se le hacía bastante extraño, y sonriendo de su propio atrevimiento dijo:
-De verdad hija esa chica te gusta- sonriendo vio a su esposa, esta tenía el rostro serio, Andrés no por contenerse- vamos mi amor mira como tu hija ahora se viste como tu tanto lo querías. -Carmen no pudo soportarlo.
-Pero lo hace por una chica, que van a decir cuando se enteren que es una lesbiana, la trataran como una anormal- dijo Carmen casi al borde de las lágrimas. Andrés se levanta abraza a su esposa con ternura pero con fuerza, él sabía que su mujer tenía problemas por los gustos de su hija, el llego también a cuestionarse sobre ello, pero era su hija le fue difícil pero pudo comprenderla y apoyarla.- mi amor con tal que tú y yo la apoyemos y la amemos a Annabel le bastara porque nos tendrá a nosotros.- Carmen sabía que su esposo está en lo cierto pero ella no podía permitir que eso, su hija debía buscarse un buen muchacho y formar familia.- está bien Andrés la apoyare en esta etapa que de seguro es pasajera- Annabel solo voltio el rostro para que su madre no viera el gesto de desagrado que hizo pensando otra vez la burra al trigo. Y sonriendo por tal pensamiento se acercó a sus padres para despedirse con beso a cada uno:
-bendición, nos vemos en la tarde- salió de la casa rumbo al colegio sabía que tenía que hablar con Javi si pretendía cortejar a Paula, sus amigas tampoco sabían de su sexualidad, también tenía un miedo con respecto a esto, ¿qué pensarían sus amigas de ello? ¿La abandonarían? También sabía que bebía decírselos eran sus amigas algunas las conocía desde la temprana infancia, se podría decir que eran mejores amigas. Entendía que pudiera haber algunas reacciones encontradas pero también entendería sus decisiones, desearía saber qué pensaría una de sus heroínas históricas la Srta. Anne Lister había leído de ella y visto la película basada en sus diarios, cabe resaltar que en su época una relación entre mujeres no era consentida por la sociedad y ella fue contra corriente incluso para la opinión de Annabel fue una de las primera feministas modernas llego a establecer una relación con una mujer hasta que murió en los Alpes suizos.
Llego al colegio, entrando por esa fachada que tanto odiaba, su mente tan romántica en ese sentido, cree que un lugar donde se imparte conocimiento debería reflejar en sus estructuras tales conocimientos. Como se lo esperaba Javier se encontraba esperándola, respiro profundamente buscando la paciencia necesaria para enfrentar esta nueva situación:
-hola Javier, ¿Cómo estás? - lo saluda, Javier llega hasta a ella abrazándola responde el saludo- ahora bien, que te veo Ana. - besando su mejilla- tu ¿cómo estás? Pregunta
Annabel ya había maquinado su tetra y con esta excelente respuesta de Javier no pudo sino estar feliz el destino le acababa de dar una oportunidad no ser tan cruel al rebanarle las aspiraciones a Javier:
-un poco triste, mi madre no acepta mis gustos nunca los ha aceptado, pero en este caso es más espinoso, ya que se trata de algo que según ella me va a ser infeliz, pero es que estaba ya intransigente, anoche le confesé que me atraen las chicas, y que me gusta una en particular. - Ana pude ver la como la cara de Javier se descomponía pues recordó cómo fue su cara de su primer fiasco amoroso.
-pero como, como que te gustan las mujeres ¿eres lesbiana? –pregunto ahora molesto él no podía digerir lo que le acababa de decir Annabel, hacía años que le echaba los perros, la invitaba al cine, aunque nunca le dio razones para ilusionar siempre pensó que podía conquistarla. Pero ahora ya sabía que era prácticamente imposible tal objetivo, pero no quería claudicar. -Annabel eres muy bonita para ser una cachapera- dijo ya visiblemente enfadado- no, no tal vez es una confusión si eso es, hablare con tu madre y se lo explicar, estamos en edad de experimentar. - dijo. Annabel no quería profundizar con la discusión ya que se encontraba una personalidad de Javier que desconocía y decidió dejarle bien en claro las cosas.
-mira Javier eres mi amigo desde siempre, no te lo había dicho por aun no estaba preparada para esto, pero te lo digo, nunca me has gustado, nunca me gustaras soy una cachapera como muy vulgarmente lo has dicho, si quieres seguir siendo mi amigo lo debes entender siempre te dije que debías buscar una chica que te quiera, no quiero que hables de mí con mamá. Ella tiene la impensable idea que tú y yo seremos novios, y eso no sucederá. - Decía eso caminando a su clase, Javier estaba totalmente estupefacto, siempre pensó que Ana era diferente pero no quería creer que fuese una lesbiana, ahora no sabía que pensar, y le dijo la primera estupidez que se le vino a la cabeza:
-mi amor, a mí no me importaría compartir a lo mejor hacemos un trío- Annabel, solo se dio vuelta y le dijo -respeta un poco, si de verdad me quieres- y dándole una bofetada le añadió- nunca seré tu novia y menos estar contigo.-Annabel se dio vuelta y continuo no quería saber nada de Javier por un tiempo, claro todo hombre quiere eso no; que las mujeres están solo para servirles, maldita sea, pensó, llego al salón intentando serenarse, al entrar esta ella allí sentado en la primera fila, Annabel, autómata se sentó a su lado saludándola, solo con verla toda su furia desapareció.
-Hola ¿Paula, ¿me puedo sentar? - dijo parada al lado- claro Annabel, te ves linda esta mañana, mira cómo te comen. -Anabel no podía creerlo le había dado un cumplido, se sonrojo-gracias, pero tú eres estas mucho más hermosa hoy- sonrojándose más sentándose…….

III

La clase transcurrió sin siquiera Annabel percatarse, esta fascinada con Paula, detallo su cabello era dorado hermoso, y desprendía un gran aroma a frutas, no se dio de cuenta que la clase término, solo cuando Paula la llamo:
-Annabel vamos, tengo hambre- dijo la rubia mientras se colgaba la mochila al hombro.
-Si vamos, estoy algo distraída- guardando sus libros y también colgándose el bolso del hombro- vamos te invito, el desayuno. Me gusta tu cabello- Annabel estaba decidida a con quistar o morir en el campo, estaba nerviosa pero valiente con mano temblorosa cogió la mano de Paula, Annabel se halla en una nube no podía créeselo ni ella misma iba tomada de la mano de la chica que le gustaba.
Paula era feliz sabía que esta chica sentía algo por ella, lo supo solo con el tacto sintió que desde ayer cuando ambas estudiaron había una fuerte atracción, Annabel era linda, era muy inteligente so único que no le gustaba de ella era esa música que escuchaba, pero eso a ella no le importaba estaba feliz podría tener una relación y quería que así fuera. Llegaron a la cafetería y Annabel le pregunto qué iba a comer, ella le dijo solo dos pastelillos y un toddy caliente.
Annabel pidió lo mismo y se sentaron en una de las mesitas que se hallaban alrededor del cafetín, escogieron la más cercana al pequeño bosquecillo que servía de parque, bosquecillo por solo contaba con diez pinos y en su perímetro algunos naranjos, en él se hallaban 5 banquillas esparcidas por entre los pinos, era precisamente ese espacio el que más le gustaba a Annabel.
-Paula cuéntame de ti- dijo Annabel ya que ayer no pudieron conocer mejor. Paula le cuenta a Annabel parte de su vida de cómo su familia se mudó a esta ciudad, que ella era muy apegada a su madre, su padre a quien adoraba estaba de viaje de negocios, le comento que sus padres la apoyaron cuando salió del closet hacía ya tres años con su primer amor.
Annabel también le conto todo des su vida:
-…. y mamá no quiere entender que soy diferente a ella, como dijo mi papa un dijo entonces te gusta pescado y no la carne- dijo riendo- sabes porque adivine tu nombre? - le pregunto, la rubia le dijo:
-No, pero cuenta, desde ayer tengo curiosidad. - Annabel tomando un sorbo del toddy continuó- bueno esto te parecerá extraño y hasta aterrador, pero he soñado contigo desde hace tiempo, he soñado de nosotras, pero en épocas pasadas, no es una manera romántica de cortejarte perdón. - Annabel se ruborizo acababa de meter la pata hasta el fondo.
Paula notando la incomodidad de Annabel le dijo apresuradamente: - no, no te sientas mal, tranquila a decir verdad me parece romántico, ¿crees en el destino? - Paula estaba emocionada, era increíble lo que le acababa de confesar Annabel. Ella era de las chicas que soñaban con una historia bella de amor, su corazón latió con más fuerza ya Annabel la estaba enamorando, sentía el suave vacío en su estómago. Annabel un poco más cómoda prosiguió:
-Lo increíble para mí era que me sentía que me estaba volviendo loca, aunque desde hace tiempo ya que acepto mi sexualidad tener sueños eróticos no me había pasado, además algunos de esos sueños no terminaban bien, en algunos moríamos. Me he sentido preocupada y te vi ayer fue como un deja va, por ello fue que te llamé Paula, la chica de mis sueños tiene tu nombre. - termino Annabel sintiendo como la mano de Paula acariciaba la suya para después tomarla se sentía tan bien ese pequeño contacto alzando la vista se encontró con esos ojos azules como el mar que ya la habían enamorado, se transportó a sus sueños con los aromas tan vivido……

IV

Esa mañana fue la mejor que había tenido desde que comenzó el año. Después de las clases a la salida decidieron estudiar en casa de Paula, caminaban a la salida cogidas de la mano, Annabel se sentía como en uno de esos cuentos rosas, irónico pues nunca le ha gustado esa literatura rosa aunque lo que le gustaba leer era al maestro de Boston el gran Poe y sí que tenía poemas románticas y cuentos pero en ellos siempre la doncella siempre muere, ese es como bien lo expresara el mismo Poe era el tema más romántico para escribir aunque para esta época ya haya caído en decadencia.
Sin darse cuenta se encuentran con Javier este no le dice nada solo la mira con frialdad notando como caminaban tomadas de las manos las chicas, el aun no lograba comprender que ya no tenía cabida en su vida, pero se resistía a fracasar debía ser suya.
A las chicas las esperaba el padre de Paula, este era un hombre de unos 45 años igual que su hija rubia, pero con ojos verde a Annabel le dio la impresión de un actor de la vieja era de oro de Hollywood todo un galán, vestía de un traje formal los pantalones y el frac de un color negro, la camisa era de un inmaculado blanco y la corbata de color verde claro; Annabel pudo percibir una rica fragancia a cítrico, pero sin dejar de ser viril. Este al ver a su hija solo extendió sus brazos para la pequeña rubia le se echará encima soltando Annabel, que solo observo el hermoso encuentro de padre e hija.
Paula después de besar a su padre y volviéndose a ver a Annabel dijo:
-Papá ella es Annabel, es una amiga-dijo sonrojándose. Annabel extendió la mano derecha estrechándosela, el hombre rubio con una voz gruesa, pero de una calidez asombrosa para Annabel dijo:
-Mucho gusto Annabel, mi nombre es Julio Cesar Como el emperador- Annabel hizo con fuerza el saludo- es Ud. Una señorita muy fuerte- dijo divertido, para abrir la puerta de la camioneta- Señoritas su carruaje aguarda.
Annabel pasando por su lado y haciendo una reverencia un tanto divertida le acoto: - gracias su majestad- entrando al auto le dio un codazo a Paula diciéndole: - tu papá es hermoso si fuera hetero me le insinuaría. - Paula devolviendo el codazo me reto- la tendrías pérdida ya conocerás a mamá. El viaje a casa de Paula fue corto Paula y Annabel lo único que hacían era verse intensamente, un dialogo que mudo donde las palabras sobraban. Julio solo las veía por el retrovisor, él, aunque no estuvo muy de acuerdo ya había aceptado a su hija, y por el brillo de sus ojos sabía que su pequeña había encontrado a alguien especial.
La casa de Paula era una gran construcción de dos plantas con una fachada de lujo como lo vio Annabel, era un cuadrado perfecto y en la mitad estaba es alzaba un portal al estilo clásico con cuatro columnas que soportaban el pórtico toda la construcción de un inmaculado lanco, para Annabel se asemejaba un chateau francés a pequeña escala aun así supo que estaba entrando a una residencia solo un poco más suntuosa que la suya. Al entrar pudo observar que el interior de paredes de color crema estaba decorado con una cantidad de pinturas y retratos y aunque no era conocedora de arte pudo ver que tenían unas pinturas de gran calidad.
Al frente de la puerta se encontraba una escalera hacia la planta alta, la cocina se encontraba al lado izquierdo, el derecho era dispuesto con lo que parecía un living. Annabel solo se dedicaba a observar mientras caminaba ya cogida de la mano de Paula, al ver esa magnificencia se había intimidado un poco, ya que, aunque su casa era hermosa esta por mucho estaba mejor, y preguntándose si el Sr. Cesar fue el constructor.
Paula la empujaba hacia la izquierda, entrando a la otra habitación igual de genial, era ocupada en parte por una gran mesa de cristal y unas sillas de gran decorado. Entrando de una puerta a la derecha del salón una mujer de una belleza extraordinaria con unos ojos azules como los de Paula debía ser su madre, esta mujer no era rubia sino pelirroja como Annabel. Annabel no pudo dejar de apreciar en esta mujer cierta similitud con su profesor, aun la madre de su amiga tendría la edad de su padre.
-Mi niña…-dijo la dama abriendo los brazos para estrechar a su pequeña que ya llegaba junto a ella. -…trajiste una amiga a almorzar. Sentencia la dama.
-Si mamá, ella es Annabel. - dijo Paula presentándolas. - Annabel esta es mi madre Ana María. -
-Mucho gusto. - dijo. - Annabel acercándose y estrechando la mano que extendía la Sra. – es Ud. Realmente encantadora. -Annabel dijo esto con un pequeño rubor. - gracias querida. - respondió María. -
-Si, como debemos estudiar juntas y ayer fuimos a mi casa y vinimos a la suya. - Termino Annabel.
Después del almuerzo, Annabel y Paula, subieron a la habitación de esta última, Annabel estaba impresiona por el hogar de Paula, después de subir por una escalera ce peldaños de parqué y un esquisto hierro forjado con multitud de adornos e incrustaciones, llegaron a la segunda planta en esta se encortaban las habitaciones, giraron a la izquierda abrieron una puerta de madera con pequeño aviso de latón con florecitas que ponía PAULA en caracteres mayúsculos y letras cursiva,
Paula está nerviosa, sabía que sus sentimientos por Annabel eran muy fuertes desde ayer solo pensaba en ella, ya sabía que el afecto era mutuo, pero como avanzar, su ansiedad era palpable. Al entrar a la alcoba Annabel no pudo sino sorprenderse era la habitación más rosa en la que había entrado en su vida, aunque era mucho para ella le pareció tierna ya que para ella Paula era como la princesa de un cuento de hadas, tenía algo de similitud con la Paula de sus sueños.
Paula al entrar puso una música de piano, para Annabel le sorprendió que fuese claro de luna una de sus sinfonías favoritas de Beethoven, en ese instante quedo sosegada. Paula solo viendo cara de serenidad de Annabel supo que esta tarde sería inolvidable.
No perdieron tiempo, aunque los deberes no eran muchos decidieron terminarlos rápido
Dos horas y media después los deberes ya estaban listos, Paula se encontraba expectante, Annabel ya conocía el pequeño sentimiento que nacía en su pecho y aunque era la segunda vez que lo proponía y que la primera fue un total fracaso, quiso arriesgarse, y tomando las manos de Paula entre las suyas, tomando valor dijo:
-Paula, aunque llevamos poco conociéndonos, aunque son dos días yo… - su voz era entrecortada y le empezaron a sudar las manos. -…tú me gustas, y me gustas mucho espero que no te enfades. - Paula que se sentía en la gloria solo puso sus dedos en los labios de Annabel pensando que labios tan suaves. - tranquila, Annabel, y no, no me enfado tú también me gustas y si podemos ser novias. - acercándose a Annabel poso sus labios sobre los de ella.
Annabel no podía creer hasta el tacto eran igual esto era como un sueño, pudo apreciar el olor afrutado de Paula y el sabor de sus labios de un dulce casi como chocolate, ya había probado esos labios en sueños, pero en este momento supo que no soñaba que era real.
Paula era la segunda chica que besaba y sabia mejor que la primera, sentía mejor, estaba en su propio cuento de hadas dos almas destinadas por designio del destino. Sentía las agradables mariposas que hablaban las novelas románticas que leía y le hacían suspirar. El momento del beso fue interrumpido por el timbre del celular de Annabel. Esta maldiciendo al trasto digital lo tomo y contesto:
-Halo- dijo de mal talente-detrás de la línea la voz de Carmen sonó molesta- así contestas a ti madre señorita.
- ¡Oh! Lo siento madre, dime bendición. -dijo un poco avergonzada. - ¿Dónde estás? ¿No llamas siquiera para avisar? -dijo la Carmen enfada.
-Lo siento madre estoy en casa de Paula hoy, fue de improviso, pero voy a casa. - dijo Annabel- tranquila estoy bien almorcé con los padres de Paula llego a casa en una hora, bendición adiós.
-Está bien hija, te esperamos, Javier está aquí. -Annabel al oír esto se puso colorada de la rabia, ¿porque él tenía que ser tan fastidioso? ¿Por qué no podían ser solo amigos?, colgó el teléfono y viendo triste a Paula le dijo: - me tengo que ir mi madre llamo, es por una estupidez. - dijo esto recogiendo sus cuadernos, los guardo en la mochila, estaba triste, pensaba pasar una tarde con Paula y ahora tendría que lidiar con su madre y con Javier, en verdad quería a Javier con un hermano, pero estaba llegando a un límite.
-De verdad lo siento muchísimo Paula, pero debo arreglar este asunto. - tomando la Paula por la cintura y dándole un beso pausado lento pudo sentir como la lengua de Paula jugaba en si boca, esto sería lo mejor de ese día que ahora empezaba a añorar. Las jóvenes bajan al portal. Annabel vuelve a admirar el decorado, las pinturas todo en esa casa le fascinaba, se sentía en un palacio.
Ya en la puerta volvió a abrazar y besar a Paula impregnándose de su aroma particular era tan bella, dándole una caricia en su mejilla se despidió:
-Te llamo mi amor- A Paula le brillaron los ojos sin poder anticiparlo lo dijo y se sintió como idiota pero feliz: -te amo Anna.
Annabel aturdida por lo escuchado solo atino a responder: -yo también. Y emprendió el camino a casa.

V

Llego a su casa rápido en 10 minuto pudo transitar el trayecto de la casa de Paula a la suya, estaba convencida que su madre no cesaría en su intento de cambiarla siempre fue así, por sus ropas, por su afición a la aventura, sus gustos musicales incluso por usar muy poco maquillaje o como se maquillaba.
Entrando en casa estaba Javier sentado que al ver a Annabel fue hacía ella e intentando abrazarla le dijo:
-Al fin llegaste mi amor, le comentaba a tu madre que iremos al cine el viernes. -Annabel a cada palabra que escuchaba, se enfadada más y esquivando el abrazo de Javier no controlo su voz:
- A ver, creo que no entendiste nuestra pequeña charla de la mañana, no soy tu amor, no vamos a salir ni el viernes ni el sábado ni ningún día a ninguna cita, te aprecio como a un amigo, un buen amigo, hemos hechos divertidas juntos, pero no voy a ser tu novia ya te lo dije me gustan las mujeres, así siempre será además ya tengo novia es la chica más linda que he conocido y la amo, entiéndelo Javier, además hay muchas chicas que babean por ti.
Mamá ya lo sabes tengo novia así que deja ya, soy lesbiana y me gusta serlo. - Javier simplemente se veía estupefacto, Annabel podía imaginarse las neuronas de Javier haciendo corto circuito por no poder entender que siempre solo sería solo su amigo.
-Está bien Annabel, si eso es lo que quieres, está bien-dijo su madre. Carmen era una mujer que siempre consigue lo que desea y esta vez no será diferente- Javier bueno después hablamos ven mañana a almorzar. – El aludido aun un estaba estupefacto, solo hasta ahora reaccionaba solo se despido de Carmen con un beso en la mejilla y a Annabel solo le dijo: - Nos vemos mañana en el liceo. Salió de la casa de Annabel con una firme decisión ella seria del de nadie más, continuaría cortejándola y pensaría algo para alejar a la lesbiana que le quería quitar a su Annabel…

VI

La luz iluminaba la sala de estar Annabel sentó junto a su madre, aunque eran muy diferentes la quería, abrazándola le dijo: - Mamá mañana vendrá Paula a estudiar y también quisiera presentártela como mi novia, tengo tan alegría, es una buena chica y de buena familia.
-Hija, aceptare esto, pero no me pidas mucho, cuando te preguntaba cuando ibas a traer a tu novio era eso un novio no una mujer, pero bueno que puedo hacer. - dijo esto está furiosa con su hija, pero, también que podía hacer, su hija, aunque era obediente también era muy independiente sabía que continuaría con esta faceta de su vida. Tendría que hablar con su esposo para que le diera esa voluntad que él tuvo con todo este asunto, ay cuando se entren los vecinos y demás familiares pensó.
Annabel subió a su cuarto se cambió y bajo lista para esperar a su padre para correr, estaba feliz pero también sentía gran ansiedad su madre y Javier no se iban a quedar de brazos cruzados estaba segura que la seguirían fastidiando, está en la sala cuando llego Andrés solo con verlo se le echo encima besando:
-papá me dijo que si, ya somos novias- Annabel no contenía su alegría diciendo esto casi tumba a su padre al suelo, Andrés estaba algo ido:
-A ver hija, que ya tienes novia es lo que entiendo y tu madre, ya le contaste. - dijo Andrés levantando a su pequeña y llevándola al sillón sentándola y sentándose a su lado.
- sí, no quería que se enterara así pero cuando llegue estaba hablando con Javier, con es más complicado por él quería algo conmigo, presumiendo que como todo el tiempo hemos sido muy buenos amigo podríamos tener un romance, pero se los dije a los dos, no creo que fue lo mejor pero que podía hacer. Mañana traeré a Paula a almorzar para que la conozcas papi. - dijo Annabel que no cabía en su felicidad. - ¿vamos a correr hoy? Pregunto a su padre. Andrés sobándose la cabeza y después mirándola le sonrió y le dijo: -hoy no mi amor mañana, supongo que tu madre no está muy de acuerdo y debo hablar con ella, ve tú y no llegues muy tarde.
Annabel besándolo se despido: - no papá estaré para la cena. - llegando a la puerta.
Andrés no sabía qué hacer por un lado Carmen estaba muy reticente con esto asunto, y él no iba a estropearle la felicidad a su hija, además su hija merecía todo el apoyo y ahora su mujer también Andrés no entendía a su mujer, siempre fue de las chicas más liberales cuando era joven, siempre opinó a favor de estos asuntos y ahora no quería entender que su hija era diferente, bueno siempre lo fue Annabel era diferente a todas su amigas, recuerda cuando la pequeña pelirroja lo encontró escuchando a lep zeppelín y se quedó embobada con la música , allí supo que su hija sería diferente al promedio, la chica empezó a escuchar con el su música y a preguntarle de bandas y el movimiento musical de su época ah tiempo aquellos donde solo era una niñita de pelo rojizo y pequeñita. Andrés enfilo escaleras arriba a la alcoba con un aire nostálgico…

VII

Annabel corría por la acera, estaba cerca de la casa de Paula, la sorprendería, esprintó hasta llegar a la cuadra de Paula corrió viendo como el edificio se alzaba mientras ella llegaba cruzo la verja y enfilo a la entrado donde le aguardaba el pórtico que tan fabuloso le había parecido, pudo detallar las columnas y el techo todo de blanco inmaculado. Tocando el timbre tomo un poco de aire, estaba un poco cansada hoy había llegado un poco más lejos. Se sobresaltó cuando la Sra. María salió a recibirla: - Hola Annabel, ¿cierto? Dijo la María abriendo la puerta.
-Hola señora María, ¿Paula esta? - pregunto Annabel irguiéndose un poco. María dándole espacio para que entrara le dijo: - pasa quieres algo de beber. -
-Sí, gracias- respondió la chica pelirroja entrando a la casa si se puede llamar casa, Annabel se dijo que más bien parecía un pequeño palacio, siguiendo a la mujer llegaron al pequeño living. María le ofreció una silla de madera para que sentara mientras ella fue por el refresco y por Paula. Annabel aún no creía su suerte de ser novia de Paula y de estar en esta magnífica casa, repaso con la vista las pinturas de las paredes y aunque ella era ignorante en cuanto a la pintura pudo ver algunas reproducciones de Armando Reverón, y algunos otros. Estaba tan concentraba que no se dio cuenta que llegaba Paula llevando unas botellas de refresco de cola.
-Hola linda que sorpresa. - dijo Paula dirigiendo su mirada a las pinturas – no son originales son copias, pero muy buenas. Termino diciendo y sobresaltando a Annabel.
-Disculpa, me dejé llevar son muy bonitas y no te vi llegar. - dijo algo apenada Annabel- ¿tu mamá?
-En la cocina, dijo que no quería molestarnos. -dijo Paula entregándole una botella a Annabel y tomando de la otra. Annabel no sabía que decir ¿acaso ya les había dijo a sus padres? ¿Cómo se lo tomaron? Pensó la pelirroja y nerviosa se lo pregunto a Paula.
La rubia con una sonrisa le respondió:
-Claro mi amor, cuando te fuiste hable con mamá y tú le caes bien, pero eso es para después, ¿viniste a verme?
-Sí linda estaba cerca y quería darte unos besitos, además te diré que mañana almorzaras en mi casa mi papá quiere conocerte, él está ansioso y mi madre, buena ella te aceptara le gusto o no, además estará el pesado de Javier haber si viéndote se hace a la idea, no lo quiere entender, él pensó que íbamos a tener un noviazgo y todo, solo porque siempre hemos sido mejores amigos. Podemos ir a otro lugar, quiero besarte. - dijo Annabel impaciente por besarla, pero se sorprendió al sentir los labios de Paula en los suyo. La pequeña rubia la abrazaba y besaba con pasión esta con un hambre de la pelirroja que no era para más. Annabel solo se deja hacer, estaba ida los labios de Paula eran tan adictivos, sintió su lengua en su boca y como le mordía el labio inferior, todo era perfecto, sus besos su olor a frutas, su rubio cabello. Separándose un poco vio esos azules ojos, preguntándose por estaba hechizada por ello. Acariciándola le dijo:
-Nos vemos mañana en el cole. - Paula la acompaño hasta la entrada le dijo volviéndola a besar. - está bien mi amor, te quiero.
-Y yo a ti, mi cielo. - Annabel emprendió el retorno a casa con un suave trotar fue consciente de que la pequeña rubia se había metido en su pecho que su alma consiguió eso que había anhelado. Disfrutando del hermoso atardecer llego a casa.

VIII

Carmen estaba frustrada su pequeña estaba tomando un camino que ella no estaba dispuesta a seguir, se cuestionaba sus propios pensamientos, siempre fue de mente abierta pero nunca pensó que a ella le sucediera algo parecido, claro siempre fue educada muy conservadoramente y ella trato de inculcarle eso a su hija pero ella, su hija siempre fue diferente algo que Carmen siempre le fascinó pero ahora todo se le estaba saliendo de las manos, su pequeña quería ese tipo de vida, y su esposo no quería apoyarla, ¿tendría entonces que asimilar el asunto?, no resuelta se dijo haría lo imposible para que su hija buscara un hombre decente con quien compartir, ese podría ser Javier, estaba segura que era buen muchacho, mañana vendría a almorzar, pero debía afrontar que su hija traería a su novia solo con pensar eso se incomodaba.
Carmen en sus pensamientos no se di cuenta que su esposo, la rodeo con sus brazos, posando sus manos en su vientre, el hombre besándola en el cuello le dijo:
- ¿Amor que piensas? - Carmen solo pudo aspirar el siempre delicioso aroma del para responderle con aprensión:
- En Annabel, no puedo ver en qué fue lo que fallamos, siempre la hemos educado bien, como nos sale con que le enamoro de una mujer, ella debe comportarse correctamente y tu apoyándola, ¿Por qué? Pregunta. -
Andrés sentándose junto a ella le responde. - pero que es lo malo mi vida, tal vez como tu dijiste solo es una experiencia que quiere tener; pero sé que no a ella le gustan las chicas, si me preguntas ¿por qué? te diré que es por lo que me gustas tú a mí, no podemos presionarla para que haga lo que no quiere, siempre ha sido buena hija, excelente estudiante, me extraña tu actitud con esto siempre has liberal en ese sentido…-
Carmen la tapa la boca con los dedos diciéndole. - sí y eso mismo me lo cuestiono, me incomoda de solo pensar que besa a otra mujer, se me hace tan anti natura que no sé. -Dijo la mujer.
Andrés ya estaba ¿decepcionado? De su mujer. Fue contundente cuando le declaro- Carmen, debe respetar a tu hija como ella lo hace contigo, no es conveniente que interfieras déjala vivir y si siempre le gustaran las chicas deja que viva, recuerda que no nos dijo lo del profesor que le gustaba. Ella es diferente. Ahora tú tienes que afrontar tu error de traer a ese chico mañana, no inventes culebrones con él, me consta que siempre ha apreciado a nuestra pequeña, pero debe aprender que ella es diferente.
-Está bien cielo, pero necesito de ti hoy dijo Carmen. - la mujer estaba estresada necesitaba una vía de escape, echando se sobre su esposo y desnudándose le hizo el amor, Carmen siempre lo deseaba con locura y esta vez lo exprimiría, su hombre siempre la había complacido, esta vez estuvo mejor. Andrés es un buen amante, aunque aún con su hija en el pensamiento su marido la llevo a los gozos carnales increíblemente…

IX

Ya en la cena comían los tres animadamente, Annabel después de la cena fue a su habitación, repaso un poco e hizo sus deberes y prendió su PC y busca algo para leer leyó un de sus autores favoritos Dan Brown estaba leyendo INFERNO era uno de sus pasatiempos, se trasladó a Italia, leyó y escucho música. Su móvil sonó y era un mensaje de su catira linda deseándole feliz noche ella le respondió con el mismo afecto, sinceramente estaba enamorada, continuo con su lectura hasta que le llegaron los suaves gemidos de su madre.
Esto la distrajo apago el equipo y la luz estaba excitada, ella había llegado a casa cuando sus padres estaban en plena faena y solo con oírlos se había humedecido, siempre sucedía cuando sus padres hacían el amor ella desde que se despertara su libido, tenía que tocarse para tener algo de alivio.
Siempre converso con sus amigas de ello, aunque evitando que ella pensaba era en chicas que veía o en mujeres que veía en la TV o le cine, y cuando empezó a soñar con Paula no necesito de ello porque en los sueños podía apreciar todo, aunque fuera en su subconsciente.
Se recostó en su cama desnuda, hacía calor ella estaba ardiendo, el escuchar a su madre en el lecho de los placeres carnales le ponía, más cuando recordaba a Paula esta tarde tan cerca de ella, sus pechos junto a los sus toda ella rebosaba de deseo, lujuria, inmersa en sus pensamientos en sus deseos, que comenzó a tocar pausadamente su cuerpo. Sus vellos se erizaban con cada caricia era un ritual que tenía algún tiempo sin practicar pero que esa vez le fue imposible no aplicarse, y lo hizo con toda la tranquilidad, sus manos se desplazaban por cada centímetro de su pecho. Sus senos agradecidos de tal caricia como sus pezones estos últimos eran piedras que se agasajaban erguidos al cielo, que está clara noche era pintada de un plateado pincelado con infinidad de estrella y el astro reina de la noche. Su cuerpo vibraba y su intimidad era bendecida con aguas placenteras que sus manos transmitían, sus gemidos callaron el murmullo de los grillos. Annabel pensando en las delicias que la lujuria le transmitían.
Llevando sus dedos a su boca pude saborearse y humedecerse aún más las manos, para con suavidad ir invadiendo su cavidad más íntima, esta húmeda y caliente tan caliente como el mismo infierno, el intenso estimulo arqueaba su espalda, su boca con pequeños gemidos susurra el nombre de quien esa noche era la musa de sus auto caricias, de esa pequeña rubia que la hechizaba tanto, en su estado placentero solo se entregó al gozo que llego como un huracán llevándose consigo todo su aliento y el poco de cordura que en ese momento tenía, grito y se desfalleció en su cama y solo con una ligera sabana durmió plácidamente. Sus sueños se plagaron de imágenes eróticas de ella y Paula en lechos o en catres de paja solo que con sus caricias llegaron al inmenso placer que, de un orgasmo, en sus sueños la rubia y la pelirroja besaban su cuerpo, sus formas y una armonía surco su rostro con una sonrisa perfecto.

X

Yacía un lecho, sentía en una ráfaga de viento frío que se colaba por algún lugar no sabía por dónde pero el frío le motivo a encogerse, entonces fue cuando sintió otro cuerpo a su lado, era frágil y delicado aun así se encogió más y echándose más mantas volvió a dormir, estaba agotada y sin más cayó en la inconsciencia del sueño.
Al tiempo oyó como las aves comenzaron el concierto matutino, hoy debería ir al mercadillo del pueblo por algunos víveres, aborrecía ir al pueblo del que yace años huyó esa parte de su vida que de vez en cuando le hacía llorar, sin mucho ánimo se levanta de la cama y tras envolver su cuerpo en una manta vio a la pequeña rubia que aun dormía en el lecho; sus rubios cabellos le caían sobre el rostro era una visión maravillosa, y recordó porque huyo al bosque, por esa rubia que ahora dormía.
Recordó la noche anterior y sus caricias sus besos y como la había hecho suya, porque era suya, y la rubia le pertenecía. Luego fue fuera de la cabaña al pequeño pozo tomo un cubo de agua, lo calentaría y se lavaría en un pequeño cuarto de baño al lado de la pieza que funcionaba como dormitorio, todo era tranquilidad ya Paula se encargaría de los pollos. Estaba terminándose de lavar se miró en el espejo de la pared, sus ojos verdes se reflejaron en él, en ellos un brillo cristalino de felicidad otra mañana despertaba al lado de la mujer que amaba.
Las dos habían sacrificado las comodidades de sus familias por esa relación sabía que en este 1503 año domine su relación era considerada una aberración, pero ellas huyeron de eso. Sus últimos años de vida las dos solas en el bosque fueron de paz. Aunque nadie las extrañase ya.
Atrás quedaron los días de persecución habían sobrepasado las expectativas de vida, pero aun así sabía que para el largo brazo de la iglesia no estaban a salvo, ella había renunciado a todo incluso a dios, Paula un insistía en encontrar el refugio en el ese dios que las condenaba, en cambio para Annabel ya no existía, ella volvió a las antiguas creencias y sabía que la hoguera las podía aguardar.
Iría pueblo solo con su hermano tenía algún contacto, compraría sal, carne y los enceres de baño, con ese pensamiento salió preparo el caballo y emprendió el camino, en la plaza del pueblo vio en el cepo a unos desgraciados, rápidamente llego con su hermano e hizo la compra añoro el ruido que es empezaba a formar en la plaza y el mercado, y con nostalgia a unos niños corretear gallinas.
Su hermano le dio la buena nueva de la llegada de su segunda sobrina, está el regocijo, el que era menor que ella e igual de ojos verdes pero rubios, de brazos anchos y alto, le insistió que se quedara, pero Annabel tenía deberes en su bosque, después de felicitarle se despido de él sin saber que sería la última vez.
Su visita al pueblo fue rápida, y antes del medio día ya se apeaba del caballo, le quita la montura y lo lleva a corral donde el animal corrió a sus anchas, se volvió a la cabaña de madera que de su chimenea salía el humo, al entrar por un costado encontró a su amada en el fogón, el exquisito aroma de un pollo y verduras asada que inundaba el ambiente le invitaba a una comida gloriosa.
El almuerzo fue suculento, ya en la tarde fue al pequeño cultivo de detrás de la cabaña, cosecho una paca verdura salo la carne esa noche la ahumaría tendría el abasto por un mes antes de volver ir al pueblo, su pequeña rubia está viéndola se le acerca y la toma por la cintura, Annabel le dijo que volvían a ser tías, la rubia salto de alegría, era una buena noticia, la rubia siempre añoro se madre pero, nunca pudo se enamoró de una mujer y por ella dejo todo, sus privilegios un pretendiente y la descendencia todo por la locura cometida ya años en el pasado.
Aunque estaba feliz de su vida, solo el temor a dios, que sabía sería condenada al infierno, pero el aroma de Annabel le disipo esos malos pensamientos, Annabel olía a hierbas y aun poco de sudor, y ese aroma natural que a Paula la embrujo y la enamoró, lo aspiró con fuerza y enterrando rostro en los rojos cabellos beso ese cuello pálido, ya el sol se ocultaba por el oeste.
Volviendo a la pelirroja le plantó un beso en esos labios rojos, fue pausado tierno, armónico, Annabel se afano por desprender la rubia de sus ropas y al llegar a la pieza la tenía toda desnuda, sus rubios cabellos cubrían sus menudos pechos, Annabel acaricio su rostro mientras la besaba con pasión, dando caricias y lamidas en el cuello de cisne de la rubia, lentamente fue bajando sus caricias y besos mientras los gemidos de la pequeña Paula rompían con el silenciosos anochecer.
Annabel fue besando poco a poco el pecho pálido de la rubia, tomando, los cabellos los llevo a la espalda de su amante, contemplo los senos medianos la rubia mientras se desnudaba, sus generosos pechos dieron un pequeño bote al desprenderse de la faja que los contenía, por últimos se desprendo del faldón y las enaguas sus vellos rojizos destellaron a la luz de la lámpara.
Su lengua comenzó un juego con los pechos de su amante, Annabel mordía y lamia cada pezón cada pecho, para bajar su lengua en caricias por el abdomen de la rubia que suspiraba y con cada contacto temblaba, aun que llevaban años como amante y que se dieron mutuamente sus virginidades, Annabel sentía el mismo deseo por la pequeña rubia a la que ahora le hacía el amor. Su lengua fue pasando por la piel del torso bajo e invadiendo la espesa selva dorada, oliendo el fuerte y dulzón aroma de ese sexo que la calentaba hasta fin de mundo y abriendo con su dedos los pliegues íntimos de su amada rozando con su lengua comprobó la humedad y las contracciones que las caricias provocadas, la rubia sutilmente sus caderas movía acoplándose a los movimientos cuando la pelirroja llevando sus dedos a su boca los lubrico con saliva, para posteriormente hundirlos en las profundidades de la carnosa y húmeda intimidad de la pequeña mujer que arqueando la espalda explota en un clímax húmedo.
La pelirroja vuelva a transitar el recorrió con solo besos tiernos mientras la rubia que recuperándose del fuerte placer respira entrecortadamente, pudiendo sentir con cada beso los vestigios de su placer. Annabel llega a la boca roja entreabierta de su dulce amante besando suavemente limpia el rostro de sudor la pálida cara de su niña con los dedos. Sentía amor deseo como la primera vez hace años cuando aún eran unas adolescentes.
La rubia después de reponerse del placer obtenido, se sentó sobre el vientre de la mujer que le mostro el amor y el gozo de la lujuria, sabía que ya estaba condenada a eterno averno, pero como no iba a amarla, viéndola, delicada y frágil, tan frágil como ella; siempre supo que la amó y la amaría, pero también entendía que ellas vivían tiempo prestado, en este mundo de injusticias.
Paula la besó suavemente para ponerla boca abajo, entendía a la perfección como tocar a su pelirroja como llevarla al éxtasis prohibido por dios ya no le importaba el sufrimiento de su alma solo el gozo que ahora le proporcionaría a su amada; beso su hombros su espalda mientas masajeaba sutilmente los generosos pechos de la pelirroja, con besos, caricias y un pequeño rastro de caliente saliva fue descendiendo por la espalda que tanto gozaba adorar, llegando a la parte lumbar, con caricias en la espada oía los suaves gemidos de la pelirrojas. Paula besando los magníficos glúteos que formaban un trasero envidiable hundido su rostro en entre esos dos colosos para encontrarse con la última cavidad de su pelirroja amante. Y con suaves lamidas provoco que suspiros en Annabel que disfrutaba siempre de esa caricia. La rubia volviendo beso al completo los muslos de excitada pelirroja, suavemente fue recorriéndolos mientras los acariciaba con sus manos.
Llegando a eso mullido colchón de vellos rojizos que custodiaban femineidad de Annabel, con besos y magreando con fuerza los glúteos de su amante y oyéndola gemir, con su lengua se deleitó con ese sabor fuerte que tanto le gustaba, pasando la lengua por ese sexo exploró cada rincón del que se desprendían jugos apetitosos, siguiendo con su camino pudo saborear de nuevo el ese rincón tan preciado por ella, los lengüetazos era acompañados por sus dedos deslizándose entre el sexo de Annabel, quien podía percibir su inminente te gozo, sacudiendo todo sus cuerpo llegando a placer. La rubia subía ya terminando con su arte amatorio con besos en todo el cuerpo, en la tripita en los pechos generoso que subían y bajaban al ritmo de una respiración agitada que poco a poco se hacía sosegado, para que las dos amantes doncellas terminaran con un suave beso en un abrazo armonioso en la pieza tenuemente iluminada por la lámpara, en la cabaña que era salpicada por una lluvia torrencial con el cielo gris…….
Annabel despertó sobresaltada no había tenido un sueño tan húmedo y tan realista como este se sintió tan real estaba tan cansada, respiraba agitadamente su sabana estaba húmeda fue un orgasmo en toda regla no lo podía creer, pero estaba satisfecha incluso más que después de su sesión onanista de hace unas horas antes de dormir y con una sonrisa se sumergió de nuevo en los placeres oníricos.

XI

El olor a desayuno invadió el olfato de Annabel, el olor a café era un increíble estimulante, la pelirroja salía de la ducha suspiro y tomando el celular no resistió enviarle un buen día a su catira hechicera:
Los rayos dorados despuntan
Abrazando mu corazón que palpita por ti
Sin verte a tus ojos azules como el cielo
Que ante nuestras cabezas se curva cada día que desde el este despuntan
Y rompen con la oscuridad nocturna amada mía
Estas palabras son por ti
Feliz día.
Annabel después de enviar el mensaje se termina de vestir ya hoy volvería a sus ropas más sobrias,
Además, Paula no la había visto con sus atuendos comunes, ella tras vestirse salió rumbo a la cocina en ella su madre terminaba de poner el desayuno el desayuno en la mesa:
-Bendición mami, buen día- dijo Annabel sentándose a la mesa. Carmen cuando la vio le dijo. - buenos día mi niña dios me la bendiga ¿otra vez con tus ropas de funeral, Anna? ¿Porque siempre tienes que andar de negro, eso también es por la música rara que escuchas no? No quiero ni imaginar que es lo que dicen seguro llamando al satanismo. - Annabel solo pudo sonreír su madre pensaba que los roqueros son satánicos aun cuando Annabel le había traducido algunas canciones, pero bueno supuso que así eran las mamás, ¿Cómo sería ella de mamá? Interesante pensó antes de responderle a su madre:
- ¡Oh mamá por dios! Ya te dije que no son satánicos, más destructivos son esos otros géneros que tratan a las mujeres como simples pedazos de carne…-
-Y a nosotros los hombres como predadores. - termino Andrés que entraba a la cocina besaba a su hija y a su mujer- te ves hermosa mi amor, tu chica se sorprenderá. - dijo a su hija y viendo a su mujer acotó- pero mi mujercita es la más sexy de esta cocina, lo siento Anna, pero ella me da algo que bueno…- besando a su mujer termino.
-Sí, claro pa te entiendo anoche te lo comiste no, yo tuve que alegrarme solo. -dijo con un poco de rubor en sus mejillas. Annabel vio como su padre abrazaba a du madre y añoraba cuando pudiera hacer eso con Paula.
Annabel después de comer se despidió de sus padres y salió a la escuela.

Llego temprano sus amigas la estaban esperando; ellas siempre se contaban todo y estaban molestas con ella. Camila se le acerca, Annabel la vio acercarse era un chica alta y delgada de un cabello castaño oscuro y pequeños ojos café claro, la conocía desde que empezaron el bachillerato. Annabel la abraza diciéndole:
-buenos días Cami ¿cómo estás? Necesito contarles algo importante- Camila la toma de la mano y llevándola a hasta donde están la morena de cara de corazón Fabiola y la pequeña y rubia Alexandra, esta bajita y con una cara redonda siempre andaba de rosa, tenía un aspecto más de niña, aunque era muy inteligente, Annabel la admiraba pues era como un ratón de biblioteca, se veía linda con sus gafas y su libro en una mochila que se colgaba al hombro en diagonal. Fabiola era una mujerona tenía a todos los chicos babeando por ella, pero ella siempre ha estado enamorada de Javier, incluso se había peleado con Annabel por él según supo después pensaba que ella Annabel estaba enamorada de él.
-Chicas, Anna se acaba de acordar que tenía amigas. - Dijo Camila- y quiere decirnos algo, que ya sabemos ayer lo supimos cuando te fuiste con la nueva, así que dinos todo, siéntate aquí. -señalando una silla.
Annabel se sentó y Fabiola la enfrento. - dinos qué te pasa, ¿entonces si te gustan las chicas? Y yo pensando que querías al papacito de Javier para ti.
Annabel solo sonrió. - Si Paula me gusta, ayer nos hicimos novias, mi mamá está muy pesada y mi papá es un pan, ay chicas es tan linda y besa como los dioses, tiene sabor a frutas.
-Ya va -dijo Alexandra- ¿Primero como que te gustan las mujeres? ¿y porque nunca nos lo dijiste o porque nunca quisiste algo con alguna de nosotras?
-Bueno, nunca se los dije, porque no sabía cómo reaccionarían y lo de porque no intente algo con alguna de ustedes, pues no porque todas ustedes babeando por Javier, deberían alguna de ustedes intentarlo con Javier me tiene loco, y ahora más hoy mi madre lo invito a almorzar, no sé porque, además hoy llevare a Paula a casa como mi novia y no quiere perturbarlo más de lo que esta, le hice daño y no sé cómo. Annabel dijo algo triste levantando la mirada, de inmediato su rostro cambia, Paula caminaba hacia ella.
Paula se acerca a Annabel la veía más bella si se podía hoy, y estaba con otras chicas las conocía de vista eran muy lindas pero sus ojos solo eran para Annabel hoy se veía muy diferente con unos pantalones holgados y un franela negra con una inscripción que rezaba epica, supuso que sería una banda, Paula al verla levantada pudo apreciar todo su atuendo no era tan lindo como el de ayer pero aun así le parecía ta sexy la franela se le ajustaba al cuerpo de manera maravillosa, cuando la tuvo al alcance la abrazo y dudando le dio un pequeño beso en una mejilla.
Annabel sintió el contacto de esos labios tan bien y volviéndose les presento a Paula a sus amigas.
Paula estrecho abrazos y besos en las mejillas de Camila Fabiola y Alexandra las tres le cayeron bien empezaron con el cotilleo, las chicas preguntaron cómo se habían hecho novias, ella les contó como Annabel la abordo, la tarde de ayer cómo sin proponérselo terminaron como novia.
Las amigas de Annabel estaban asombradas no porque ella fuera lesbianas sino como tan rápido se había apegado de una persona, siempre había sido muy introvertida y casi nunca se relacionaba con alguien que no fuera Javier o ellas.
El liceo siguió con la misma monotonía gris de siempre, clases aburridas el recreo intermedio que fue un escape, Annabel y Paula merendaron con sus amigas, era increíble como Paula había encajado con Alexandra, Fabiola y Camila, aunque era de esperarse, Paula era un amor. De una vez comenzó a compartir con las jóvenes sus gustos musicales, moda, cine, Annabel sabía muy bien que sus gustos no eran comunes, ella era más de la onda underground, pero el apoyo en ella siempre lo conseguía, y ahora estaba feliz de ser su amiga.
La mañana con un suave sol transcurrió apacible, ya a la hora de salida Annabel y Paula tomadas de la mano salieron rumbo a casa en la entrada del liceo se encontraron con Javier, el intento abrazar a Annabel, está por toda respuesta abrazo por la cintura a Paula y le dijo:
-Hola Javier, esta es mi novia Paula. -dándole un pequeño beso a Paula en la mejilla comento- mi amor él es Javier un amigo.
-mucho gusto. - dijo Paula tomando la mano que Javier le ofrecía. - el gusto es mío- dijo Javier, él pensó bueno mal gusto no tiene. Y recorrió a Paula con la mirada. Javier después se ofreció a llevarlas, pero Paula dijo que su padre las llevaría. En ese momento la flamante 4x4 de Cesar se estacionaba frente a ellos, sin más Paula abrió la puerta y entro. Annabel solo se despidió de Javier:
-Nos vemos en casa, mi madre estará esperándote supongo ya lo sabes, Fabiola te manda saludos se pregunta cuando la invitas a salir. - dijo esta se manto en la camioneta. Cesar emprendió el camino a casa de Annabel no quedaba lejos del pequeño palacio de Paula. Al llegar Paula estaba emocionada, conocería a los padres de Annabel ¿si nos les caía bien?, Annabel le comento que su padre era muy lindo pero que su madre aun no aceptaba su relación, Paula ahora empezaba a tener dudas y ¿por qué vendría ese chico? No lo entendía, solo cuando sintió la mano cálida de Annabel sintió tranquilidad. Se apearon de la camioneta.
La casa de Annabel era una gran quinta, Paula ya la había visitado dos días atrás era consciente que era una casa hermosa espaciosa, con sus paredes claras y su gran balcón, la habitación de Annabel queda hacía atrás así que no era visible, Annabel y Paula tomada de las manos se despidieron de Cesar después entraron a casa.
Annabel abrió la puerta manteniendo libre el paso para que entrara primero Paula, después ella la siguió, con un grito:
-Bendición, mamá ya llegamos. - acompaño a Paula a la sala la rubia siempre de su mano, se despejaron de las mochilas dejándolas en el mueble de la sala, la pelirroja precedió a la rubia al comedor que esta junto a la cocina.
Carmen como buena ama de casa yacía en el trajinar del almuerzo, se voltio al escuchar como entraba su hija con la chica que había traído hacía dos días, Carmen pudo ver como Annabel sostenía entre su mano la pequeña mano de Paula, esta última nerviosa tenia pequeños temblores. Annabel pregunta:
- ¿Papá ya llego? - Carmen solo le responde. - No, aun no, y ¿Javier no venía contigo?
-No mami yo vine con Paula, además su papá fue quien nos trajo, era eso o venir a pie. Respondió Annabel. La pelirroja salió del comedor con un:
-Cuando llegue papá me llamas, por favor mamá. -
Las chicas recogieron las mochilas y continuaron el camino a la pieza de Annabel, la pelirroja adoraba su habitación esta era semicircular, el lecho a un lado el closet de frente y unto al ventanal el pequeño escritorio al lado el computador en un amplio mueble, el baño se encontraba casi al lado del closet, las paredes pintadas en un verde oscura con posters y afiches de grupos musicales, Paula pudo ver el posters de la banda que tenía la pelirroja en su camiseta pudo apreciar la belleza que observaba en la vocalista, con un cabello rojo como el de Annabel y unos ojo azules, aunque ya había entrado a esa habitación hoy fue que pudo percatarse de todo, vio el ventanal y se acerco había un pequeño bosquecillo, algunas plantas y de fondo unos árboles de naranjos un mango, mandarino cómo debía verse el sol al amanecer se preguntó, volviéndose abrazo a Annabel aspiró su aroma, le beso el cuello, las mejilla y por último la boca , esos labios rojos que sabían tan bien, sintió como Annabel invadía su boca con su lengua, gimió , ella solo se dejó lleva, Annabel la llevo la cama la sentó y tomándola de mejilla la volvió a besar, Annabel percibía el nerviosismo de Paula, acariciándola le dijo:
-Tranquila mi amor estoy contigo, mi madre aun no lo acepta, pero lo hará. - y volvió a besarla. Escucharon como tocaron la puerta y como esta se abría. Carmen que abrió sintió como si le echaron un balde de agua fría, su hija besaba pausadamente esa chica rubia, aunque sabía su nombre, no quería pronunciarlo. Podía oír el sonido de los besos y los suaves gemidos de la rubia, recordó como su propia madre la había interrumpida tal cual como ella hoy a si hija, de eso ya hace muchos años. Carmen sintió un poco de ternura, y se seguía cuestionando actitud, pero es que le era tan… no podía definirlo, solo hizo lo que mejor se le ocurrió carraspeo para advertir de su presencia. Annabel se despegó suave de los labios de Paula, y vio a su madre.
-Madre primero se llama. - dijo, Carmen le respondió con voz fría:
-Llame, Anna ya llegaron tu padre y Javier, la pregunta por ti. Annabel lo dijo: - ya bajamos. - y tomando a Paula de la mano esperaron a que Carmen saliera, Paula esta roja como un tomate, las habían sorprendido, en cambio Annabel esta como en su elemento, ya le daba igual lo que pensara su madre, su padre la apoyaba, solo deseaba que su madre la comprendiera, si ella supiera lo que sentía fuera más receptiva. Annabel abrazo por la cintura y bajaron en la sala estaban Carmen que le decía al oído a Andrés que se ilumino al ver a su pequeña, y Javier que hizo un gesto de repulsión al ver a las chicas.
Él la estaba perdiendo, o no, bueno nunca fue suya siempre lo supo, pero su corazón le decía que ella le iba dar el sí algún día de eso sí estaba seguro, su mente cavilaba y si eso nunca sucedía que haría Annabel le invito a que saliera con Fabiola, pero él a quien quería era a Annabel ella tenía que ser de él solo de él, de nadie más menos de una aberrante lesbiana por su mente pasaron ideas locas aunque grandes, si en lo más recóndito de su mente esa voz que siempre le aconsejaba solo le hablo con una palabra liquídala, era eso o vivir sin el corazón de Annabel. De pronto en su cara se formó una torva sonrisa casi socarrona, sus ojos no participaban en la sonrisa, era como la sonrisa de la muerte que asechaba a su persa con deleite. Disfruto cuando Paula le apretó más la mano a Annabel.
Annabel era feliz su amaba estaba con ella sabía que sería feliz, estaba consciente que Javier insistiría, el siempre insistía es era la cualidad de que más le gustaba de él, aunque también sabía que por esa terquedad hacía cosa que no eran correctas, Annabel sacudió ese pensamiento que le avisaba que el peligro podía cernirse sobre ella, no, no. Sintió la mano de Paula apretar más la suya, rozo sus labios tranquilizándola.
Ya en la sala y sentados, su madre y su padre en el sofá y Javier en el sillón, tomo la palabra:
-Aun que Javier ya lo sabe, papá, mamá ella es mi novia Paula. - un brillo apareció en sus ojos, Paula temblaba como gelatina, Annabel la pego más a su cuerpo, para que pudiera sentir su calor su compañía y su apoyo, dándole un pequeño piquito.
-En buena hora hija. -Andrés se levantó de del sofá para abrazarlas, Paula pudo palpar el cariño que este hombre le daba era como el que recibía de su padre, se sintió aliviada, con respecto a la señora Carmen ella los veía con una frialdad terrible, el chico Javier aún tenía esa sonrisa socarrona.
Carmen tuvo que hacer lo diplomático he ir a abrazar a su hija y su chica, y tratando de demostrar alegría les dijo:
-Qué bien Hija, Paula bienvenida a la familia. - saliendo a la cocina agregó- vamos el almuerzo se enfría.
Javier salió disparado con Carmen diciéndole despacio:
- ¿Qué hago aquí? Pensé que era para que oficializara mi relación con Anna y esta mañana ella continúa con su aventura con la niña rica esa, en el liceo ya son la comidilla de todos, siempre agarradas de las manos con besos en los pasillos, es repugnante.
-tranquilo, chico deja que se ilusione, ella se casara contigo solo déjame pensar- dijo Carmen que ya empezaba a ver que con su hija no podía jugar, nunca pudo a formarla como ella había querido.
Andrés y las chicas llegaron a la cocina, Annabel y Paula se sentaron lado a lado, el almuerzo fue bastante incomodo, Andrés no pronuncio palabra, no comprendía a su mujer, el traer a este chico, con su hija siempre había generoso y paternal, aun se sentía culpable por como la trato años atrás, ese día estaba furioso, como no estarlo. Eso fue tan solo por unas cartas, la pequeña había llorado, temió que nunca le confiara más cosas, pero para felicidad de él no fue así su hija siguió confiando más en él y eso lo hacía regocijarse, pero ahora veía como madre e hija se distanciaban rápidamente sin el poder hacer algo, se sentía tan inútil, Carmen no cesaba en implantarle a su niña lo que es políticamente lo correcto, hasta se preguntó si había hecho lo correcto, si está seguro de ello no por su pasividad no, el confía pero su mujer no que podría hacer estaba seguro que eso solo lo podían resolver ellas.
¿Acaso él le inculco malos ejemplos? ¿Acaso el no debió compartir con Anna los gustos literarios y musicales? ¿Fue eso lo que hizo mal para que ahora sus chicas no se hablaran? No lo sabía tendría que tener la paciencia infinita. Cavilaba el hombre mientras comía, su mujer solo lo fulminaba con la mirada, como a Annabel y a Paula y estas entre bocado y bocado se lanzaban miradas cómplices y se sonreían.
Carmen, aunque estaba en una batalla entre lo socialmente lo correcto y el deseo que su hija se feliz no lograba tomar una decisión in que esta llevara a situaciones complicas.
Annabel comenzó a levantar la mesa, haría el trabajo manual rápidamente, quería estar a solas otra vez con la catira que le robo el corazón, su sentimientos eran un mar intenso y reconfortan, como intentar acercarse a su madre si ella fue determinante y absoluta con su progenitora, estar obrando incorrectamente no lo sabía intentaba discernir como acercase a ella nunca habían encajado pero ahora se embarcaba en una experiencia nueva experiencia y esta estaría plagada de incertidumbre nunca había estado de novia no sabía cómo hacerlo bien y su madre le podría ayudar entre pensamientos inciertos termino la labor de limpieza. Paula charlaba animadamente con Cesar, Carmen solo los observaba, Annabel al terminar acaricio a Paula tenía las manos frías y sintió el pequeño temblor de la rubia.
-Listo amor vamos- dijo Annabel, se sentía tan bien ser tan mimosa con la rubia. - nos vemos en la tarde mamá, papá.
- ¿Para dónde vas? – Pregunta Carmen. -a casa de Paula mamá hasta la tarde. - contesto Saliendo detrás de Paula. La rubia le había dicho que estarían a solas en su casa esta tarde estaba deseosa de ella….

XII

El color rosa de la habitación de Paula era como una invitación Annabel solo al entrar y cerrar la puerta abrazo a Paula, no sabía cómo empezar, pero lo deseaba, pregunto nerviosa a la rubia por sus padres no llegarían de sorpresa y esta negó dándole un beso.
Annabel la beso en los labios Paula cerró los ojos tenía un sonrojo extendiéndose por bello rostro, Annabel sentía el pequeño temblor que estremecía Paula, es la primera vez para la pequeña rubia, Annabel tratando con suavidad tan delicada chiquilla le acaricio la espalda deseaba ser una con ella. Para ella también era su primera vez con una chica, estaba en otro mundo como en uno de sus sueños, le fue desabotonando la blusa mientras cada botón era sacado era un beso en los labios, de vez en cuando le acariciaba el rostro, Paula solo suspiraba, preguntándose cómo era posible tanto gozo, Annabel le despoja de la estorbosa camisa contemplando el torso semidesnudo de su amante solo el sujetador que contenía los medianos y firmes senos de su pequeña y delicada compañera, besando su cuello mientras acariciaba el torso de Paula, sentía los estremecimientos de la rubia en donde la besaba. Annabel se apartó para despojarse de su top quedando con su sujetador deportivo, hacía tiempo que lo deseaba, había fantaseado con este momento, pero no imagino que fuese tan bello y erótico, ver a su dama amada semidesnuda de pie frente a ella son con un shortcito y en sujetador, trataba de aventurar lo que vería a continuación, volvía a acercarse a Paula, tomo de una mano y la lleva a la cama, abrazándola la volví a besar, diciéndole:
- Te amo- depositando un suave beso en su frente, volvió a acariciar su espalda, y desabrocho su sostén, cayendo este al suelo, permitiendo ver semejante espectáculo, esa piel pálida que tanto le gustaba, esos senos medianos con unas aureolas rozadas, unos pezones pequeños que ya estaban picuditos de excitación, fue acariciando los brazos de su amante mientras bajaba besando poco apoco por ese cuello de cisne, el comienzo del pecho, acariciando ahora los pechos medios que casi cabían en su mano mientras besaba las clavículas de Paula, mientras esta suspiraba, Annabel estaba muy excitada sin poder saber la razón, fue recostándola a la joven rubia en la cama mientras cubría de besos y caricias bucales los senos de Paula, esta se agitaba con cada caricia con cada beso su respiración era entre cortada no sabía a ciencia cierta como una mujer podía llevarla al éxtasis con solo besos y caricias, Annabel continua bajando con su procesión de caricias por el abdomen bello que para ella se extendía delante, llegando al borde del pequeño short, debajo de este las pequeñas braguitas de Paula, sintiendo el aroma excitante que de esta se expelían ya había percibido el aroma de su propia excitación pero este era cien veces mejor, estaba segura que se debía a que la amaba, se había enamorado de ella en el momento que la vio, con mucha suavidad fue descubriendo el pubis y la intimida de la jovencita que recostada en su cama, quien no podía, conseguir controlar las reacciones de su cuerpo con cada beso, lo que experimentaba, sensaciones nuevas que junto con los sentimientos experimentados hacían de este momento el mejor de su corta existencia.
Annabel se volvió a separar de Paula quien la miro suplicante, pero diciéndole:
- Tranquila amor voy a ponerme en igualdad.- se despojó del sujetador revelando unos senos generosos, con su piel un poco menos pálida de su joven amante, desechando también su corto pantalón y bragas, Paula la observo deleitándose, con lo que veía, nunca se había fijado así en nadie; esta mujer que delante de ella se desnudó lo hizo de una manera pausada lenta que sus movimientos superaron ya elevada excitación, Annabel sentía que si no terminaba iba a explotar de tanta tensión sexual, fue a la cama recostándose de medio lado junto a Paula, acercándose pude sentir la respiración de la rubia como está la de ella, acercándose Paula al rostro de Annabel la beso abriendo la boca para que las dos lenguas hicieran su primer reconocimiento, tomando valor también preguntándose porque lo hacía acaricio los senos de Annabel palpando toda su anatomía.
Y como Annabel lo hizo, fue reconociendo la anatomía de la otra mujer, sintiendo que todo ello era una locura, pero experimentando los pequeños temblores que en la pelirroja producía sus caricias besándola en sus senos, besándola la besaba con afán tan era este que Annabel tuvo que alentarla a que fuera despacio, Paula aminoro su ansiedad, sintiendo cada centímetro vertical de ese abdomen plano fibroso que ante sí tenía con besos pequeños y suave descendía bordo de la tripa y el pubis de la pelirroja, volviendo a su boca a tener cierta duda de lo que hacer, Annabel lo comprendió, y las dos besándose tiernamente se dijeron cuanto se amaban.
Annabel está en un cielo de lujuria, bajando del lecho, y abriendo poco a poco las bellas piernas de Paula y besándolas por la parte interior de los muslos la rubia pegaba unos pequeños saltillos en la cama y ahora tan cerca del precioso tesoro encerrado de Paula lo beso con ternura, sintiendo esa humedad y el calor que emanaban de esa intimidad tan deseada viendo y detallando esa anatomía exacta y bella.
Una intimidad rozada, y pequeña, a la primera caricia con su lengua, fue como un latigazo en Paula, y un sinfín de sabores para una pelirroja. sus besos lamidas allí en lo más íntimo de la pequeña rubia que se agitaba en la cama, Annabel quería besarla al momento del clímax, volvió a su amada y besándola en la boca Paula pudo por primera vez saborear su propio sabor, Annabel mientras la besaba llevo las manos de la rubia a su intimidad y esta se sorprendió de la cuantioso humedad de su compañera, siguiendo los movimientos de esta fue haciendo los mismos masajes conque la atractiva pelirroja le regalaba sensaciones jamás antes sentidas, sus movimientos suaves primeros y a medidas lo que para ella entendía que lo hacía estaba logrando el cometido este acto tan bello para ellas.
Sus cuerpos se movían de manera a compasada mientras sus bocas eran escenario de una danza tierna de lenguas, sus reacciones son fuertes sus géminos llenaban la habitación de las voces de la lujuria que daban rienda suelta las jóvenes rubia y pelirroja, los gemidos y jadeos indicaban el próximo, esperado clímax cuando las jóvenes amantes inhalaban desesperadas bocanadas de aire, el goce pleno les llego al momento se dejaron desplomar cuando les alcanzo la recompensa que sus lujuriosos instintos les dieron exhaustas reposaron en la cama sus cuerpo experimentaron el goce pleno de su sexualidad para la rubia Paula fue el claro rumbo de su identidad sexual, aunque esto fuera o pudiera ser para su vida sabía que sus padres siempre la apoyaron, ya no había marcha atrás comprendía que ama a la pelirroja con locura casi demencial, y nuestra paladina Annabel, sabía que en sus sueños vivió esto, y que de existir otras vidas se enamorado un ángel igual a la dulce boca que yacía abrazada a ella en el lecho, su nidillo de pasión para siempre.
La pelirroja y la rubia yacían en el lecho increíblemente habían hecho el amor, el placer romántico dio paso al placer onírico, pues agotadas se durmieron abrazadas.

XIII

Annabel caminaba de vuelta a su casa estaba feliz, había hecho el amor por primera vez en su vida y se sentía llena con una felicidad que no podía explicarse ella misma, una se había preguntado cómo se sentiría después de entregarse, y ni por asoma en sus antiguas reflexiones se imaginó esta dicha, aunque claro en aquella época pensaba era en su profesor, pero eso es pasado y sabía que eso nunca pudo ser.
Entrando a su madre, en la sala la miro con un brillo de los ojos que a Carmen le despejaron las dudas que tenía, Annabel fue hasta ella abrazando le dijo con unas lágrimas traviesas en los ojos:
-Mami, creo que en verdad me enamore, puedo decirte que me siento la mujer más feliz del mundo- Carmen separándose un poco le pregunto: - ¿Hija que hiciste? Con voz entrecortada, la pelirroja le contesto con sinceridad-Mami me entregué a Paula y ella a mí y fue lo más hermoso que yo pude haber hecho, sé que esto no te gusta, ah para mí fue tan especial, Paula me ama mami. -
Carmen, aunque sintió como una criatura salvaje se liberaba en su interior, exigiendo un escarmiento para su hija, la bestia que do reducida al ver la cara de felicidad de su hija, la ternura pudo que su orgullo, de todas maneras, era su pequeña. Al fin pudo comprender a Andrés, de donde encontró el sosiego, su pequeña ya era toda una mujer, recordó la primera vez con Andrés y como su marido fue tan dulce a la hora de desflorarla, sintió alegría no tuvo las palabras para decirle, aunque no hicieron falta solo la abrazo, ya sin miedo pudo aceptar a su pequeña.
Para Annabel la vida era hermosa como nunca el año escolar transcurría con gran velocidad, estudiaría comunicación después del liceo, su relación con Carmen mejoro mucho con su padre no podía ser mejor, ahora trotaba con Paula y con su padre, de vez en cuando solo lo hacían las jóvenes, sus amigas no dejaban de darle lata al par de enamoradas de cómo era ser novias, Fabiola empezó a salir con Javier se le veía muy feliz aunque para Annabel y Paula casi siempre era embarazoso por que Javier aun las miraba con desprecio las jóvenes amantes no se daban por eludidas, si en la soledad de su habitación Annabel se torturaba con pensamientos horribles acaso acabaría de manera violenta su vida, ella no comprendía como llegaban a ella semejantes pensamientos tan macabros.

XIV

Annabel no solo había encontrado una novia sino una excelente compañera de estudios, que junto con Alexandra hacían todo juntan, la pequeña Alexandra era también una excelente estudiante, últimamente parecía estar muy triste, Annabel, aunque sospechaba los motivos no quería comentarlo, hacía ya semanas que Alexandra dejo de prestar atención en clase ni se reunía con ella en la biblioteca.
Alexandra se encontraba en un predicamento, aunque ya lo había hablado con su madre, la mujer había comprendido la situación en que su hija se encontraba fue la suya hacía veinte años atrás, aunque nunca se le paso por la mente que a su hija le gustaran las mujeres.
Alexandra no había aun comentado quien le gustaba, la pequeña chica se había enamorado de la profesora Calderón le fascinaba esa mujer de treinta que con gran elegancia era su perdición. Alexandra tenía su complejo por ser con más aspecto de niña que sus amigas, la primera fantasía que tuvo fue con Annabel, ya varios años atrás viéndole el generoso escote, ella por más solo tenía dos pequeños limoncitos, de Camila y Fabiola lo que más le gustaba era las piernas; eran esbeltas ya que sus amigas eran por mucho más altas que ella, que con su escaso 1.57 cm su cuerpo un poco rollizo muy poca sexy se sentía, lo único le agradaba de su ser eran sus ojos ambarinos, que eran muy expresivos.
Siempre sintió un poco de celos de Annabel por como la Sra. Calderón la trataba, deseaba que a ella la tratase igual, pero como Alexandra era muy retraída, en su mundo ficticio nunca pudo ser como Camila o Fabiola que eran extrovertiditas, ella se parecía un poco a Annabel pues la pelirroja también era retraía, y por eso se hizo amiga de Annabel.
Sabía que su enamoramiento de la Sra. Calderón era pasajero, pero no había una chica de sus edades que le hiciera sentir las famosas mariposas en el estómago, a lo mucho el pequeño ardor en su entrepierna que ya había sabido controlar. Y por ser soñadora solo leía e intentaba escribir sonetos de romance soñando con alguna vez tener el valor de dárselos a su profesora aun sabiendo que era casada, moría un poco cada día. Para ella la profesora Calderón le recordaba a la inalcanzable Helena, o la lánguida Berenice de Edgar A. Poe.
¿Cómo no buscar en la literatura a alguien que nunca podrá amar? ¿Cómo no buscar en alguien la musa que la inspiraba? Pensaba Alexandra mientras escribía unas rimas que su corazón esparcía:

¿Estás conmigo mi ángel?
Siento el frio de mi soledad, guíame por los cipreses
Sedienta en la noche eterna,
A un océano de distancia, solo brilla la estrella del norte
Yendo hacia ti me pierdo en esta existencia.
En el campo yermo, siento mi autodestrucción
Con el miedo cargo mi cruz
Ven acompáñame ángel mío desde donde estés
Solo ilumina mi oscuridad
Ciega me estremezco con cada paso que doy.
Buscando el refugio que no me concedieron
Los dioses de cielos y los demonios de los infiernos
Con la tortura del olvido
Y la oscura nada que envuelve mu corazón.
Deseando ya el abismo
Paz de la muerte aun cuando el olvido me persiga hasta allí.

Mientras miraba a su musa la que en las noches inundaban sus sueños, que solo al despertar se convertían en pesadilla.
La pequeña peli castaña comprendía que sus sentimientos por la profesora era acaso pasión, por cómo le inculcaba ese amor que ella tenía por las letras. Pero tenía que comentarle a Annabel, y no sabía cómo contarle. La clase transcurrió normal: los mismos chistes bobos, el perfume afrutado de su profesora que le hacía soñar, las miradas con las que la devoraba, buscando y pequeños resquicios donde penetrar en su alma. Afuera el sol deslumbraba, pero ella sentía que no podía ser más frio el día.
El timbre sonó aun cuando Alexandra vagaba en sus pensamientos, solo sintió los pasos de los muchachos saliendo y también se levantó y buscando con la mirada a Annabel que ya de la mano iba con Paula y una pequeña punzada de celos sintió de ellas, su relación. Apurando el paso las alcanzó.
-Chicas necesito hablar con ustedes, no sé cómo decirles esto o aun siquiera si quiero decirlo, ya he hablado con mi mamá ella me apoya, aunque no sabe todo. - dijo Alexandra ruborizándose. Annabel la vio con ternura, era su amiga y no solo su compañera de estudio, le responde:
-Tranquila cielo, vamos a tomar algo y lo cuentas. - Annabel sospechaba la tribulación de su pequeña amiga y sintió un poca de remordimientos por con la pequeña ojos Ámbar tiene la valentía de comentar algo muy personal y que ella Annabel no lo hizo antes.
Las tres estudiantes fueron a la cafetería e hicieron su pedido habitual de pastelillos y café o jugos, para cargadas de comida y libros llegaron la mesa más próxima al bosquecillo. Alexandra, aunque tenía ansiedad ya había meditado su decisión y estaba segura que Annabel y su novia no la juzgarían, lo único que la entristeció fue que Camila y Fabiola no estaban con ellas, pues las dos con sus tremendos galanes ya casi no pasaban tiempo con ella. Naturalmente Alexandra también les daba espacio no quería ser mal trío, por ello ya no pasaba mucho tiempo con ellas.
La pequeña solo de imaginar a las dos tortolitas no lo soportaba, ella felices y Alexandra triste y sin nadie. Alexandra después de darle unos bocados a su pastel se explicó:
-Chicas, debo decirles que sé que soy como ustedes, nunca te lo dijo Anna porque aún no lo había aceptado yo misma, pero hablando con mamá comprendí que se los debía contar, el problema es quien me gusta, me gusta la profesora Calderón y sé que está mal. -
Alexandra demostraba una entereza increíble pensó Annabel, ella misma no había sido capaz de contárselo a ellas como lo ha mencionado Alexandra.
-Woao Alexandra, bueno si me esperaba que te gustara un profesor pero nunca pensé que te gustara la profesora María, bueno ella es muy hermosa, no tanto como tu mi amor.- Acota la pelirroja besando a la catira viendo como esta pone cara de enfado.- Alexandra lo único que te digo que eso no es bueno yo tuve un enamoramiento platónico te acuerdas del Profe de historia bueno en un examen escribí algo y casi me mata con la mirada, sé que es difícil encontrar a una chica que te guste…- Alexandra la interrumpe.
-Supongo que lo que siento por ella es solo por la costumbre de verla y el estímulo que me ha dado para esmerarme en la materia, pero, el soñar con ella o con tan solo estar cerca de ella me hace sentir un particular y un extraño calor en mi sin mencionar el vacío en el estómago, en las noches es peor solo en imaginarla en ropa íntima se me hace agua la boca y otras partes, Anna siento que estoy enloqueciendo.
Puedo sentir sus labios en mí, pero recuerdo que está casada y en mi interior despierta una bestia deseando que ese hombre no existiera solo para poder ver una mísera señal de esperanza lucho contra eso y lo único que logro son lágrimas de amargura. - Alexandra como su amiga está en un predicamento, por un lado, solo le gusta esa hermosa profesora que la hace suspirar, pero por el otro quiere encontrar a una chica que le quite esos pensamientos que sabe que a la larga le afectaran en su vida.

XV

El viento trae el suave y floral aroma de del jardín que se cuela por la ventana abierta, era una noche clara y despejada; los rayos de la luna de mitad de verano que también se colaban iluminaban la habitación, esta también iluminaba por una pequeña lámpara en la mesita de noche proyectaban sus suaves rayos sobre parte de la cama, Annabel yacía en ella solo con su ropa interior esta noche usado ese conjunto sexy que su madre la había comprado sabía que ahora ya tenía por quien ponerse lencería, su vida estaba cambiando de una manera ¿acaso rápida? No lo sabía, pero ella estaba conforme paso la mirada por su habitación siempre al acostarse repasaba su refugio donde siempre se sentía cómoda.
Pasando su mirada por el entorno vio sus afijes de sus bandas favoritas, pensando cómo podía haberse enamorado de Paula, a ella no le gustaba el rock pero sonrío por la canción que le dedico una tarde de trabajo, era una canción melancólica pero que a ella- Annabel- le parecía tan romántica y al parecer a Paula también, ahora yacía a en cama sería la primera noche que ella dormiría en su habitación y con su novia, aunque no se creía con tanta suerte si era real sus padres salieron de viaje y Annabel había suplicado por este lujo su madre aún no se acostumbraba a ver a su hijita con novia, muchas veces ha intentado que se haga novia de Javier pero ella Annabel siempre le decía que no porque ya tenía novia, ahora se sentía feliz de poder decir eso sin temer nada…….
Perdida en sus pensamientos no se dio cuenta cuando Paula entraba y se recostaba al otro lado de la cama, solo se sobresaltó cuando noto el peso de su amante al apoyarse a su lado, la sintió un poco fría, Paula se acababa de lavarse, y desprendía un dulce olor que unido a el aroma del jardín entrando por la ventana la hacía sentir tan bien volteo su cabeza y alcanzo a besar el antebrazo de su pequeña rubia, Paula la besa en el hombro, ocasionando esos suaves temblores en Annabel, ella sintiendo como su cuerpo desprendía ya un fuego abrasador, tenía que reconocerlo, Paula la excitaba sobremanera. Paula recostándose más sobre Annabel quedo en forma de cucharita, besando el cuello de la pelirroja acariciaba el plano abdomen de su amante. Paula montándose a horcajadas sobre el vientre de Annabel, se desprende de su sujetador proveyendo a la pelirroja la vista perfecta de sus senos, Annabel no pierde tiempo y lleva sus manos a ellos sintiendo en sus manos el calor de aquellas maravillas tan pálidas como la luna misma que ya iluminaba la mitad de la cama, Annabel incorporándose y abrazando a la rubia solo atina a enterrar su rostro en medio de esos dos colosos que ante ella se erguían, besando la piel pálida de su amante, deleitándose con cada pequeño gemido de esa boca tan roja desprendía.
Siguió besando y lamiendo suavemente esta llegar hasta esa boca, subiendo por el cuello y la quijada allí deleitándose con ella, en la boca de la rubia, adentrándose en ella gozando de la danza erótica que las lenguas protagonizaban y fue su gemido el que rompió el silencio de la noche de medio verano:
- Paula, hazme el amor- La aludida solo beso con pasión deseaba tanto repetir del gozo de la pelirroja a su lado. La besó con suavidad recorriendo ese rostro que tanto le gustaba, y con sus manos traviesas recorrió la espalda, lamiendo los hombros con toda ternura, sin percatase de ese mundo allá afuera solo existía esa cama y ellas dos. Paula con manos presurosas se deshizo del sujetador, contemplado la generosidad del busto de la pelirroja que tanto la voy loca llevo su boca a los pechos desnudos, los beso, el deseo innato floreció ya solo como autómata fue lamiendo y acariciando los pechos y la espalda de la pelirroja, esta atinaba a suspirar y gemir sintiendo como todo el placer en su cuerpo hacía estrago en ella; la catirita había aprendido también como tocarla y besar que ella se maravillaba de lo bien que la estaba pasando. La rubia siguió su instinto de beso y caricia y fue recostando a su novia en la cama para facilitar la labor de apreciar el cuerpo que ante ella yacía. Con suaves besos la acariciaba, bajando por el abdomen de la pelirroja, esa parte del cuerpo de su amante que le encantaba tanto, jugando con su lengua en el ombligo de Annabel, Paula pudo oír el suspiro y el gemido excitados, después la súplica de Annabel de llevar al cielo.
Paula lo hacía, pero con tanta ternura, deseaba que Annabel sintiese como ella la primera vez. Sus caricias y besos llegaron al pubis de Annabel este solo era protegido por una fina línea de vellos rojizos encontrándose con la gruta de toda mujer ya abastecida de las aguas placenteras que asmodeo les proveía. Su lengua iba y venía del pubis al ardiente sexo rosado, sus caricias producían gemidos en la pelirroja, suaves y contenidos gemidos. Paula que ya era un manar en su intimidad y levantado un poco a Annabel se acoplo a la pelirroja sus sexos encajaron y Paula con un suave vaivén comenzó a cabalgar, mientras atrayendo a si el rostro de Annabel la beso con lujuria diciéndole a su pelirroja:
-Esto lo vi en una peli- los movimientos de las jóvenes amantes eran compasado, empezaron hacer más rápido mientras las dos se acariciaban los pechos.
Sus gemidos habían silenciado la sinfonía nocturna en el aposento de Annabel, lo las dulces notas de la lujuria eran las protagonistas de un acto de deseo mutuo. Las jóvenes amantes entregadas al placer que de un momento a otro las ejecutaría al cielo. Paula que ya sentía su clímax próximo estimulo con más ansiedad el pequeño botoncillo de Annabel quería que las dos alcanzaran la gloria al unisonó Annabel ya tampoco soportaría tales caricias beso a su amante desplomándose sobre la cama y Paula también cayendo. Se besaron con suavidad, recostadas se dejaron llevar al mundo onírico de los sueños, sabían que se amaban.
Annabel fue la primera en despertar algunas horas después, sintió frío y triando sobre las dos una cobija, pensó que bueno sería dormir todas las noches así desde que se hizo novia de Paula sus sueños fueron mejorando, ya no eran las horribles escenas de una muerte en la hoguera, no eran las persecuciones con finales mortales las que poblaban sus sueños, solo serán recuerdos pasados en otra vida donde dormía con la pequeña rubia a su lado.




Texto agregado el 03-02-2021, y leído por 63 visitantes. (1 voto)


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